50 años después de que Camilo Torres muriera en su primer combate en las filas del ELN una peregrinación de varios sectores del espectro político intentó llegar hasta el sitio en el que el cura guerrillero encontró la muerte en 1966.
Sacerdote, líder social, sociólogo, intelectual y guerrillero. Esas palabras definen a Camilo Torres Restrepo. Su influencia sobre los movimientos sociales y guerrilleros de América Latina está fuera de toda discusión.
El 15 de enero de 1966, después de irse al monte con el ELN a pesar de la oposición de su círculo más cercano, en medio de su primer combate cayó muerto por fuego de las fuerzas armadas de Colombia. Al ser su primera acción armada con el Ejército de Liberación Nacional le correspondía recuperar un fusil de algún enemigo caído. En la búsqueda de esa arma es que pierde la vida. Todo esto ocurrió en Patio Cemento, corregimiento de San Vicente de Chucurí, departamento de Santander.
Hasta allí se encaminó una caravana de 17 buses que el pasado viernes 12 de enero partieron, muchos de ellos desde Bogotá, rumbo a Barrancabermeja.
En esa primera etapa del viaje se llevó a cabo un acto académico en el Club Infantas de ese puerto petrolero. A las 11 de la mañana, hora en que el calor proverbial de esa ciudad sobre el Magdalena comienza a apretar, se cortó el fluido eléctrico en el auditorio en donde se llevaba a cabo una serie de charlas sobre la figura de Camilo Torres.
Debido a esa situación, que curiosamente solo se presentó en el club, el evento debió trasladarse a un sitio abierto. Fue así como la primera jornada de trabajo se pudo despachar y los participantes, que fueron cerca de mil personas, disfrutaron en la noche de un concierto en el que estuvieron varios artistas, entre ellos Pablus Gallinazuz.
La segunda jornada era más ambiciosa. Buscaba llegar hasta Patio Cemento para celebrar un acto litúrgico con el que se conmemorarían las cinco décadas de la muerte del sacerdote. Sin embargo, desde el mismo 12 de enero se empezaron a dejar oír varias voces que rechazaban la peregrinación. Algunos líderes políticos de San Vicente del Chucurí, así como algunos ciudadanos señalaron que el acto era una suerte provocación hacia los habitantes de la región que han sentido la guerra en carne propia.
A pesar de que no hubo bloqueos por parte de la población algunos árboles fueron derribados para impedir el paso de la caravana. A pesar de estos impases los peregrinos lograron llegar hasta un lugar distante dos kilómetros del corregimiento y fue en ese punto en el que se llevó a cabo la liturgia.
Si bien existía una amenaza de paro armado por parte del ELN, no existieron mayores contratiempos en el desplazamiento hasta Santander y en el regreso a los lugares de origen.
Los actos de homenaje continuarán este lunes 15 de enero en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, de donde fue capellán Camilo Torres y en donde fundara la primera facultad de sociología del país de la mano de Orlando Fals Borda.