Después de un repunte en las encuestas por parte de Óscar Iván Zuluaga y de empezar a seguir muy de cerca al presidente-candidato Juan Manuel Santos, la campaña del Centro Democrático empezó a dejar de mostrar el carácter presidencial de la misma y la atención se volvió a centrar en las constantes controversias y acusaciones del expresidente Álvaro Uribe.
Tras un arranque de año no muy favorable para el candidato presidencial Óscar Iván Zuluaga la segunda mitad de abril y la primera de mayo estuvieron marcadas por un repunte constante y paulatino del candidato del Centro Democrático.
El escándalo de los 12 millones de dólares que un grupo de narcos le habrían pagado al asesor de la campaña reeleccionista del presidente Santos, J.J. Rendón, que desembocó en la renuncia de este último, sirvió para que el uribismo tuviera un respiro frente al porcentaje alto (frente a los otros candidatos) de intención de voto del presidente-candidato.
Sin embargo, el escándalo, desatado dos días después del primero, en el que Zuluaga fue relacionado con un hacker que supuestamente habría obtenido información, de manera ilegal, de los diálogos de paz con las Farc hicieron que la imagen favorable de este decayera. A pesar de ello, el candidato presidencial del uribismo llegó a protagonizar las noticias de su colectividad política y logró tner un reconocimiento que había sido opacado por la imagen del expresidente Uribe durante la campaña electoral al Congreso.
Fue con la acusación hecha por Uribe sobre posible infiltración de dineros ilegales en la campaña de Santos del 2010 lo que hizo que el foco se centrara de nuevo en su imagen y Zuluaga volviera a un segundo plano.
Además, la reiteradas citaciones de la Fiscalía General a Uribe para que sustente sus acusaciones y las negativas de este para hacerlo se han llevado los titulares relacionados con la campaña presidencial del movimiento político del expresidente.
A pesar de que no son nuevas (vale recordar la acusación de fraude electoral de las pasadas elecciones parlamentarias), las controversias generadas por Uribe han ido en aumento a medida que la campaña toca a su fin. Faltando menos de diez días para la jornada electoral, el exmandatario ha decidido enfrascarse en un pelea por twitter con la fórmula vicepresidencial de Santos, Germán Vargas Lleras. Con esto los micrófonos, titulares de prensa y noticias se centrarán en las controversias y la llamada guerra sucia y no en las propuestas o en los esquivos hechos de una campaña que no logra cautivar.
Contrario a lo que se podría pensar, estos escándalos a pesar de opacar la imagen de Zuluaga no lo perjudican en las encuestas y, el día de hoy, menos de una semana después de las denuncias de Uribe, el candidato presidencial uribista logra un empate técnico con el presidente Santos en intención de voto, en las encuestas.
Pareciera que la estrategia del uribismo es que la falta de carisma de Óscar Iván Zuluaga y la falta de contundencia en su campaña se ve contrarrestada y conjurada con la exposición mediática de Uribe por cuenta de los escándalos y acusaciones contra el candidato-presidente. Una estrategia que si bien ha ido aumentando los índices de intención de voto por Zuluaga va en detrimento de la democracia y el deber ser de una campaña electoral.