Consagrada como una de las representantes más notables de una nueva generación de jóvenes y osados narradores franceses, Virginie Despentes estuvo en uno de los eventos destacados del HAY FESTIVAL en conversación con la escritora mexicana Guadalupe Nettel. El evento tuvo lugar el 31 de enero en el Salón Santa Clara del Hotel Sofitel.
La diva “distroy punk” de las letras y directora de cine francés, Despentes es la autora de la controvertida novela Fóllame (1998), su primer libro que llevó luego al cine y fue censurada en varios países por su contenido pornográfico y violento. Ha escrito novelas como “Perras Sabias” (1998), “Lo bueno de verdad” ganadora del premio de Flore (2001) y Teoría King Kong (2006) que alcanzó la venta de más de 50.000 ejemplares en Francia.
Confidencial Colombia habló con la transgresora de las letras y del pensamiento Virginie Despentes, quien logra darles carácter a las protagonistas de sus historias otorgándoles una posición tradicionalmente reservada para los hombres: sangre, sexo y rock and roll.
Confidencial Colombia: ¿Por qué hablar desde la sociedad marginal al escribir la teoría de King Kong?
Virginie Despentes: No es una decisión de mi parte, hablo desde el único punto que puedo hablar. No tengo otra opción. Escribo y hablo de la única manera que tengo. Evidentemente se convierte en algo muy político y se convierte en algo muy marginal sin que lo quiera realmente.
No tengo elección y no es una pena para mí. Tengo que escribir de manera marginal. No conozco el mundo académico o el mundo literario clásico, no vengo de esta parte pero sí lo hago con sinceridad
C.C.: ¿Podemos hablar de un feminismo Borderline?
V.D.: Sí, es un feminismo Borderline pero que comparto con mucha gente. Es un feminismo Borderline que no invento, que viene de América pero que ha sido también muy importante en España, en los países de Este y en países de América del Sur como Argentina y Perú. Ha sido un feminismo que ha interesado a mucha gente. El caso de la Borderline es el lugar de mucha gente, es un feminismo radical en términos de porno, prostitución, violación.
Lo que me sorprendía cuando hice el libro es que muchísima gente entendía lo que intentaba decir. Mucha gente sí se interesa en estos temas, no está de acuerdo pero sí les interesa hablar de otros modos de sexo, de prostitución y de identidad femenina.
Del feminismo clásico y limpio que nos proponían hasta ahora, como lo conocemos en Europa, quizás estamos un poco cansados. Eso no significa que es una ruptura definitiva con el feminismo clásico pero creo que muchos debemos tomar el feminismo desde el Borderline, que no es marginal.
C.C.: ¿Por qué usted dice que el contrato heterosexual es ya en si un contrato de sumisión y prostitución?
V.D.: Es lo que pienso. Quizás en un poco provocador pero lo veo de esta manera. A menudo veo bodas que son contratos prácticos entre mujeres y hombres siendo una manera de compartir dinero, cosa que se nota especialmente en los casos de divorcios. Yo lo veo como un trabajo de mujer, no pagado de la manera clásica en la que se paga el trabajo pero en todo caso un trabajo.
Veo las bodas como un contrato muy material. Evidentemente hay casos de bodas románticas pero en muchísimas ocasiones, y sin decir exactamente su realidad profunda, se trata de pactos económicos, especialmente en las personas que tienen dinero.
Cuando la gente tiene dinero se convierte en un contrato muy próximo al de la prostitución, mucho más largo con el tiempo y mucho más importante. El contrato de la prostitución es de una hora, el contrato de la boda es una vida.
Veo muchas bodas que se convierten en sumisión de la mujer, siguiendo como el siglo pasado.
C.C: En Colombia se está dando un gran debate para legalizar el matrimonio a parejas del mismo sexo. ¿Usted cree que aprobar dicha ley volvería este tipo de uniones también contratos de sumisión?
V.D.: Exactamente de la misma manera no porque la relación entre mujeres y entre hombres no tiene el mismo modelo político en el que hay sumisión de la mujer. Esto no se ve de la misma manera en parejas homosexuales.Se pueden convertir en pactos materiales también pero no hay la misma relación de quién tiene el poder, de quién trabaja, quién maneja el dinero y de quién maneja la casa, los niños, etc. La repartición de las actividades no es la misma.
Creo que la boda gay cambia muchas cosas y es exactamente porque es una revolución a la que muchísima gente teme y se opone. Seguramente tienen razón porque es una revolución. En Francia ha sido un debate atroz y muy importante de un asunto político muy duro. Creo que los católicos que se oponen tienen razón, es la revolución de género.Me parece una revolución estar con una mujer.
C.C.: Usted dice que la prostitución es un trabajo legítimo, que lo difícil es asumirlo para no victimizarse. ¿Actualmente es difícil asumir la prostitución como un trabajo?
V.D.: Si, es muy difícil asumir la prostitución como un trabajo primero porque no es legal, por lo menos en Francia. Eso significa que no puedes dedicarte a lo que haces, tienes que pagar impuestos pero no puedes tener como otros trabajadores seguridad social y ayudas.
Me parece que esta condición ilegal es muy artificial, es un trabajo como otros, muchos trabajos son muy duros y se hacen con el cuerpo, muchos trabajos tienen un precio con tu cuerpo. No es siempre bien pagada pero por lo menos puede llegar a serlo.
Hay mujeres que se sienten bien con la prostitución, hay mujeres que realmente se sienten bien con el trabajo sexual. Es una pena que no sea un trabajo como otros, en mi opinión. No veo por qué el trabajo de la mujer no tiene que ser pagado y debe ser gratuito: limpiar la casa debe ser gratuito, estar en la cocina debe ser gratuito, cuidar los niños debe ser gratuito.
C.C: ¿Es decir que todavía, a pesar de las revoluciones que se han dado, este control sobre la mujer sigue siendo la base en la que se construye la propiedad y el capital?
V.D.: La familia por lo menos sigue siendo donde se construye el capital. La familia heterosexual tradicional es realmente el punto de partida del capitalismo como lo decía Hegel y creo que esto no ha cambiado. La familia sigue siendo el modo de trasmisión de las riquezas, el modo de control de los niños, el modo de control de las mujeres.
La familia sigue siendo igual que hace dos siglos cuando el marxismo se estabilizo y decidió que la familia es la primera organización del capital.
C.C.: ¿Es posible hablar de un feminismo heterosexual?
V.D.: Si pero me parece mucho más complicado. Culturalmente es más difícil olvidarse de complacer al opresor, al propietario. Si existe el feminismo heterosexual y es muy importante. Lo que me pasó a mí cuando escribí la teoría de King Kong, viajando a Estados Unidos, fue que descubrí que todas las feministas que me gustaban eran lesbianas. Esto antes no lo había pensado y ha sido una sorpresa que me ha cambiado la vida.
Darme cuenta que tantas mujeres que leía, que me hacían pensar y que eran tan importantes para mí eran lesbianas, fue un golpe fuerte. Después me di cuenta que habían escritoras, directoras de cine, muchas mujeres que me parecían importantes que eran lesbianas. Evidentemente es un feminismo muy importante, el feminismo de las lesbianas es radical por razones evidentes: porque una vez no vives tu amor y tu sexualidad con un hombre las cosas cambian totalmente, tu perspectiva cambia totalmente.
C.C.: ¿Por dónde empezar la revolución que tenemos que dar las mujeres?
V.D: Ya la hemos empezado hace 50 años, que es muy poco tiempo para una revolución pero estamos dentro. No hay que cansarse. Estamos totalmente dentro de la revolución feminista. No sé cómo se lleva en China o Asia pero de los países que yo conozco la revolución está totalmente dentro y es una revolución fundamental, mucho más importante de los que nos damos cuenta.
No sabes esta revolución hacia donde exactamente nos puede llevar pero me parece muy excitante y es una revolución sin sangre que quizás son de las revoluciones más importantes, de las más profundas. Creo que no hay que empezar, hay que seguir con ganas y confianza.
C.C.: Hablando de “Fóllame”, del libro y de la película, una de las cosas que más criticaban en su momento era ver a las mujeres violentas. Se tiene esta idea que la violencia es un territorio masculino ¿Cree que todavía socialmente seguimos criando a nuestras mujeres para que no le hagan daño a los hombres, para que sigan sumisas?
V.D.: No creo que haya cambiado mucho pero cambiará. Era un tabú muy fuerte. Era una película con mujeres violentas exactamente como hombres. Para mí el hecho que veamos tantos hombres tan violentos en las películas, me parece una propaganda continua y al final pensamos que hombres y violencia tienen relación estrecha pero no es el caso. No creo que sea el caso de los modelos culturales.
Me parece muy importante cambiar las normas de las propagandas en el cine porque vemos muchísimas imágenes de películas, las hacemos y las tenemos interiorizadas al final. Creo que producir, crear otras formas de películas es muy importante, tenemos que ver una contra propaganda. El problema es que tragamos esta propaganda desde niños como si fuera natural.
“Fóllame” era como una contra propaganda pura, enseñando cosas diferentes de lo que vemos todo el tiempo, que te cambia realmente el cerebro.
No sé qué tipo de relación tengo con la violencia, no sé si es una herramienta tan útil pero si tenemos que salir, dejar de ser víctimas y eso me parece fundamental. Hay que poner a los hombres como víctimas en las películas, me parece crucial.
C.C.: ¿Podríamos decir que estos estereotipos en el cine como el de Angelina Jolie han llevado a que las mujeres queramos alcanzar ese “ideal” de feminidad?
V.D.: Tenemos tantos ideales de feminidad y no los necesitamos. Angelina Jolie me parece estupenda pero no como imagen de feminismo. No tenemos que buscar por modelos a Angelina Jolie porque no es un modelo para nadie, es demasiado guapa, demasiado rica, demasiado conocida, demasiado todo.
Si ese es nuestro tipo de modelo estamos en la mierda total porque nunca alcanzaremos ha este modelo. ¿Qué podemos hacer con este modelo? Nada
C.C.: Precisamente esos modelos son los que propagan el cine…
V.D.: Si, el cine es la primer herramienta de la propaganda del género, en mi opinión. La cosa más importante del cine es construir los géneros. Desde casi siempre el cine le ha dicho a las mujeres las cosas que deben dejar de ser y a los hombres el tipo de actitud que deben tener
Cuando se ve el cine con este análisis del género, te das cuenta que casi la totalidad de las películas tienen un mensaje muy claro de género. Por ejemplo: ¿Por qué tenemos tantas actrices jóvenes?, ¿Por qué la mujer tiene que ser joven?, ¿Por qué tantas mujeres guapas en la pantalla?
Los videojuegos por consecuencias están en el mismo rollo. Los videojuegos están llenos de estereotipos de género y les meten en la cabeza a los jóvenes lo que es una mujer.
Cuando intentas hacer películas con ideas de género un poco diferentes, te das cuenta de una resistencia muy fuerte porque el cine es el lugar de los géneros clásicos y hay muy pocas películas que sales de este modelo.
C.C.: ¿Sigue siendo la violación una estrategia de guerra, una estrategia para decir qué nos pasa si nos salimos de esos cánones?
V.D.: Para mí sí. Es una estrategia y más que siempre para no salir de casa, para no sentirte bien en la calle, para no sentirte segura en ningún lugar. La violación y además, esta manera de matar a mujeres es una estrategia porque son mujeres de matanza no solamente de violación.
Te sientes en peligro de muerte si estás sola en las calles. Esto me parece muy fuerte para todas y para las jóvenes. Es como un mensaje continuo: Afuera de tu cocina no es tu lugar.
C.C.: ¿Qué podemos hacer las mujeres para contrarrestar esta herramienta de guerra?
V.D.: Supongo que en este caso la violencia es una herramienta muy importante. Quizás hay que reconocer que es un asunto político que no tiene nada que ver con la libido del hombre ni con la testosterona. No puede ser de otra manera.
Hay que reconocer que la violación como la matanza de la mujer es un asunto político total. El hecho que mujeres pueden ser matadas sin que nos demos cuenta que es político, no quiere decir que no exista. Hay que reconocer que es una herramienta política no un asunto natural de los hombres.
Internet ha enviado muchísimas cosas. Con testimonios de mujeres violadas nos damos cuenta que pasa la violación pasa a menudo. Antes era algo extraordinario. Ahora con nuestras mujeres hablando por internet más y más y hablando de sus propias experiencias, nos damos cuenta hasta qué punto es algo que pasa todo el tiempo.
Es un primer paso muy importante y tenemos que utilizar esta herramienta de internet para hablar más y más y darnos cuenta que es únicamente político. No es una guerra de hombres contra mujeres, es una guerra de territorio: a dónde podemos ir, en dónde podemos caminar, en dónde tenemos que tener miedo. El miedo es totalmente una política.
Una vez más creo que estamos en esta revolución total y que las cosas cambian muy rápidamente, por lo menos en nuestro pensamiento que es muy importante.
C.C.: En Colombia hay una ley que despenaliza el aborto en tres casos, entre los que se incluye violación. Sin embargo se está dando una lucha para que sea despenalizado en cualquier circunstancia. ¿Estaría usted de acuerdo con ello?
V.D.: Me parece muy importante que el aborto sea considerado como un tipo de contracepción. En mi opinión el aborto debe ser exactamente como una contracepción donde cada mujer tiene el derecho de abortar si quiere.
Es algo más o menos natural el aborto. Vemos muchísimas mujeres embarazadas que pierden el niño en las primeras semanas y es algo que pasa con el embarazo. Entonces el aborto para mi debería ser totalmente normal, es algo que pasa cuando uno espera un niño, a veces lo pierdes y punto.
Esto es un tema que hablamos muchísimo en Francia. El caso es ¿A quién pertenece tu útero, al estado o a tu cuerpo? Creo que las mujeres debemos tener el derecho de controlar nuestro útero