Acuerdo nuclear con Irán: ¿Y ahora qué?

El acuerdo es percibido como la culminación del acercamiento entre EEUU y el régimen iraní, cuyos intereses convergen en asuntos como la lucha contra el ISIS. Y tiene importantes consecuencias.

Tras tres maratonianas semanas de negociaciones, el llamado grupo P5+1 (EEUU, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China, más Alemania) ha llegado a un acuerdo definitivo con Irán sobre el programa nuclear de este último país.

El plazo era visto como un “ahora o nunca” por casi todos los actores implicados, y la delegación iraní era consciente de que sus opciones de alcanzar un consenso eran mucho mayores con una Administración Obama comprometida con el deshielo de la política exterior estadounidense que con un posible futuro gobierno republicano.

“Acabo de firmar la hoja de ruta entre la República Islámica de Irán y la Agencia Internacional de la Energía Atómica para la clarificación de pasados y presentes asuntos sobresalientes relacionados con el programa nuclear de Irán”, ha declarado esta mañana el director general de esta institución internacional, Yukiya Amano.

“Establece una clara secuencia de actividades para los próximos meses, incluyendo la provisión por parte de Irán de explicaciones sobre asuntos sobresalientes. Asegura encuentros de expertos técnicos, medidas técnicas y discusiones, así como un acuerdo por separado sobre el asunto de [la instalación nuclear con posibles fines militares de] Parchin”, ha afirmado el japonés en un comunicado.

Por su parte, el Ministerio de Exteriores de Rusia ha publicado lo que parece ser el documento original del acuerdo, que, sin duda, no satisfará a los halcones de ninguno de los bandos, puesto que implica la renuncia a importantes reivindicaciones por ambas partes.

“Estamos alcanzando un acuerdo que no es perfecto para nadie, pero estamos abriendo un nuevo capítulo de esperanza”, ha declarado esta mañana el ministro de Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, que lo ha calificado de “situación donde todos ganan”.

¿Qué pasa con las sanciones?

Además de algunas cuestiones técnicas, el núcleo de las negociaciones, pero también el punto más peliagudo, era el levantamiento de las sanciones económicas a cambio del desmantelamiento del programa nuclear, tal y como exigía Teherán. Pero dado que dichas sanciones eran la herramienta más eficaz de presión, y que los expertos alegaban que, en caso de ser eliminadas, volver a implementarlas supondría una pesadilla política y burocrática, la resistencia a levantarlas era considerable.

Las sanciones han tenido un impacto devastador sobre la economía iraní, que en los últimos años se ha contraído en torno a un 20%

Las sanciones han tenido un impacto devastador sobre la economía iraní, que depende en hasta un 80% de la venta de petróleo, por lo que en los últimos años se ha contraído en torno a un 20%, aún antes de la caída del precio del crudo.

“A finales de Junio, el Banco Central de Irán informó de una inflación del 22,2%, aunque los economistas afirman que esta cifra está ampliamente por debajo de la real. En tan solo una semana, el precio del pollo aumentó un treinta por ciento, y el precio de los vegetables casi un cien por cien”, explica a este diario Sabrina Peterson, editora de la Revista de Asuntos Internacionales de la Universidad George Washington.

“El valor del rial iraní, que había caído a la mitad contra las divisas extranjeras desde el año pasado, se ha depreciado aún más rápido desde principios de julio. La situación es exacerbada por la presencia de un creciente mercado especulativo. Cada vez más, los iraníes exigen dólares estadounidenses, porque las sanciones han obstruido la transferencia de dinero a bancos extranjeros”, indica.

Por este motivo, además, el país ha sido incapaz de cobrar los 120.000 millones de dólares obtenidos por la venta de crudo iraní, que ahora regresarán a las arcas de Teherán.

Lo que se ha aprobado en Viena es una eliminación progresiva de las sanciones convencionales, pero implementando un sistema que permita restablecerlas de forma automática en un plazo de 65 días en caso de violación del acuerdo por parte iraní. Ali Vaez, analista del International Crisis Group, que lleva siguiendo estas negociaciones desde hace más de doche años, afirma que “ochocientos individuos y entidades iraníes serán eliminados de la lista de sanciones internacionales y multilaterales”.

Además, se mantendrá durante otros cinco años el embargo de armas, y durante 8 años el relacionado con cuestiones de tecnología de misiles. “Una solución muy creativa ha sido hallada para lidiar con el embargo de armas: las restricciones sobre armamento defensivo serán levantadas antes que las de armamento ofensivo”, comenta Vaez.

Un técnico iraní del OIEA mientras inspecciona las instalaciones de conversión de uranio de Isfahan, en el centro de Irán


¿Gana Irán?

Irán podrá mantener operativa gran parte de su actual infraestructura nuclear, lo que, a ojos de los detractores del acuerdo, significa que Teherán es el gran vencedor de la negociación. Pero no todo son ganancias: Irán se compromete a permitir que los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés) visiten a voluntad las instalaciones militares iraníes, para asegurarse de que el régimen no está buscando la fabricación de un arma nuclear.

Además, no podrá enriquecer uranio por encima de un 3,67% -suficiente para ser usado como combustible, pero no como arma- por un plazo de 15 años, período tras el cual tendrá libertad total de enriquecimiento.

“Las reservas de uranio enriquecido de Irán serán en parte vendidas en el mercado internacional, en parte diluidas, y en parte convertidas en combustible nuclear”, explica Vaez. “Se levantará la prohibición de la ONU para que estudiantes iraníes puedan estudiar física nuclear”, indica el analista, que considera esta medida como “muy constructiva”.

Un sistema permite restablecer las sanciones de forma automática en un plazo de 65 días en caso de violación del acuerdo

Los primeros en protestar han sido los líderes israelíes, preocupados por la relajación de la presión contra el régimen iraní, al que perciben como una amenaza existencial. “Cuando estás dispuesto a conseguir un acuerdo a toda cosa, este es el resultado”, ha declarado el Primer Ministro israelí, Benyamín Netanyahu, que ha calificado el acuerdo de “error de proporciones históricas”.

“Concesiones de gran alcance se han hecho en todos los ámbitos que se suponían destinados a impedir que Irán obtuviese capacidades armamentísticas en materia nuclear. Además de ello, Irán recibirá cientos de miles de millones de dólares, con los que puede engrasar su maquinaria de terror y su expansión y agresión a través de Oriente Medio y a lo largo y ancho del globo”, ha asegurado Netanyahu.

Entre los que le han respondido se encuentra el ex primer ministro sueco, Carl Bildt, que ha tuiteado: “Si Israel realmente creía que Irán estaba a punto de conseguir armas nucleares, debería ser el principal partidario del acuerdo de hoy”.

Las potencias junto al ministro de Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, tras la firma del acuerdo en Viena


Una decisión con importantes consecuencias

A la desconfianza israelí contribuye el casi unánime regocijo que han mostrado importantes personalidades iraníes, como el exalcalde de Teherán, Gholamhossein Karbaschi, o el exembajador iraní ante la ONU, Sadeq Kharrazi, según han declarado al diario británico The Guardian.


El acuerdo es percibido como la culminación del acercamiento entre el actual gobierno estadounidense y el régimen iraní, cuyos intereses convergen en asuntos como la lucha contra el Estado Islámico en Irak, donde la aviación estadounidense ha proporcionado cobertura aérea a las milicias chiíes proiraníes.

La situación, sin duda, contribuirá a agriar aún más las relaciones entre el actual Gobierno israelí y la Administración Obama, a la que Netanyahu no ha dudado en dejar en evidencia en más de una ocasión.

Pero si el Ejecutivo israelí insiste en atacar el acuerdo, que ha sido saludado con alivio y alegría por gran parte del mundo, no ayudará a aliviar el creciente aislamiento y las críticas a las que se viene enfrentando Israel durante los últimos dos años, motivados por la retórica cada vez más agresiva de sus mandatarios y su promoción de los asentamientos en Cisjordania, contrarios a la legislación internacional.

Pero la iniciativa todavía puede fracasar: el Congreso estadounidense tiene ahora 60 días para decidir si acepta el plan o lo descarta. Y aunque la mayoría de los analistas consideran que el presidente Barack Obama tiene muchas posibilidades de lograr el apoyo de gran parte de los congresistas, la posibilidad de que sea rechazado es real. Dado el peso de la opinión israelí en la política estadounidense, los próximos dos meses prometen ser agitados.