La innovadora aplicación, que mueve por lo menos a 60 millones de huéspedes en el mundo, en más de 34 mil destinos y con presencia en 191 países, de manera práctica les permite a los usuarios ofrecer y acceder a hospedaje a precios irrisorios comparados con el mercado tradicional del turismo, sometiendo los paradigmas empresariales y dominando con ventaja el mercado del alojamiento. La economía colaborativa, una tendencia en la que se encuadra Airbnb, pasa por una encrucijada entre la innovación y la ilegalidad.
Hoy en día, la app representa el 1% del mercado global de pernoctaciones y se tiene un pronóstico de crecimiento de hasta el 10% de cuota de mercado en los próximos 10 años. Sin embargo, ante el éxito multimillonario, la competencia tradicional y las autoridades han asumido nuevos retos; unos por haber cedido terreno en el mercado y los otros por los limbos jurídicos que han causado estas nuevas relaciones comerciales que se han desarrollado de la mano con las nuevas tecnologías, pero que las leyes aún no le siguen el paso.
Como lo hicieron las redes sociales y el fenómeno puntocom en su momento, estas nuevas aplicaciones de ‘economía colaborativa’ (Uber, Waze, Airbnb) prometen cambiar radicalmente las economías del planeta.
Pero ¿estamos preparados en Colombia para este nuevo escenario en la era de las tecnologías de información y comunicación? Pareciese que no.
Recientemente, Colombia atravesó por un episodio desagradable causado por el vacío legal en el que se encuentra Uber. Las presiones del poderoso gremio taxista, por un lado, y de los ciudadanos que defienden la libertad de internet y el acceso sin restricciones a los modelos de negocio de la economía digital, han generado un tenso y peligroso escenario de confrontación.
La revolucionaria app de hospedaje también presenta vacíos legales que han causado molestias en los sectores con los que compite. No obstante, en España Airbnb anunció que estaría considerando entrar a competir como una agencia de viajes. ¡La agencia de viajes! Lo que levantó ampolla en el gremio turístico de ese país, pues argumentan que entraría al ruedo en condiciones diametralmente diferentes que los pone en desventaja. Con este anuncio, de acuerdo con el diario portal Confidencial España, el gigante del hospedaje en el mundo se quiere transformar radicalmente. No quiere ser solo una plataforma que ofrezca alojamiento entre particulares. Quiere ir más allá. Quiere ofrecer ‘experiencias’ y que sus usuarios tengan acceso a guías que les descubran esos lugares recónditos de las ciudades que visitan. En definitiva, quiere ser la mayor plataforma ‘online’ de turismo en el planeta.
En Colombia la situación es similar. Gustavo Adolfo Toro, presidente de Cotelco, aseguró en el diario La República que “el efecto de la economía colaborativa en un sector como el turismo es total, más cuando las condiciones de competencia resultan desiguales en términos de cargas impositivas, requisitos de operación y control de las autoridades. Desde luego no estamos en contra de modelos de este estilo, pero sí consideramos que las reglas de juego deben ser iguales para todos para evitar la competencia desleal”.
Lo cierto es que aunque se regulen las actividades de las economías de modelo colaborativo, son difíciles de igualar las condiciones entre éstas y las empresas tradicionales, porque compañías como Uber o Airbnb, por ejemplo, ingresarían (de regularse) con condiciones diametralmente ventajosas. Las características de esta industria les permiten ser eficientes pues con niveles modestos de capital han generado un rápido ascenso con facturaciones multimillonarias por el uso de soportes tecnológicos y la ruptura total de fronteras geográficas y administrativas.
El gremio hotelero ya ha impulsado una iniciativa en el Congreso con la que buscan que todas las plataformas de hospedaje y alojamiento, que es ofrecido por personas y no por establecimientos oficiales, cumplan con las normas legales.
Queda bastante claro que no sólo con regulación se puede mejorar la competitividad del sector, se evidencia que los hábitos del cliente (ahora usuario) tienden hacia lo digital, hacia la practicidad, la economía y el bienestar. Las leyes, las políticas públicas, en general, deben virar hacia la tendencia actual. Pero también la coyuntura exhorta a los gremios a ser más competitivos e innovadores, para conquistar de nuevo el terreno cedido por la relativa comodidad de la que gozaban.
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