Al menos once personas murieron y otras 29 resultaron heridas hoy por la explosión de dos coches bomba en zonas al sur y al noroeste de Bagdad, informaron a Efe fuentes policiales.
En el primer ataque, un vehículo conducido por un suicida estalló cerca de un puesto de control del Ejército en el área de Al Mahmudiya, 250 kilómetros al sur de la capital, y causó la muerte de seis personas, entre ellas dos soldados, y heridas a catorce.
Las fuerzas de seguridad se desplazaron al lugar del suceso y cerraron todas las calles que conducen a la zona.
En la zona de Al Shoala, al norte de Bagdad, al menos cinco personas perdieron la vida y quince resultaron heridas por la explosión de un coche bomba aparcado en un concurrido mercado.
Ayer, Estado Islámico de Irak, un conglomerado de grupos terroristas vinculado a Al Qaeda, asumió la autoría de los ataques que ocurrieron la semana pasada en el país.
La organización explicó que los atentados, que causaron decenas de muertos y centenares de heridos, fueron en venganza por la detención de islamistas radicales en cárceles iraquíes.
Estos ataques coinciden con una crisis política en el país, escenario de protestas en las provincias de mayoría suní que exigen la liberación de detenidos y la derogación de la ley antiterrorista, que los suníes creen que es empleada contra ellos.
Esta mañana, el principal bloque opositor, Al Iraqiya, de tendencia laica e integrado por líderes suníes y chiíes, anunció su boicot a las sesiones del Gobierno de unidad nacional, encabezado por el primer ministro, el chií Nuri al Maliki.
Al Iraqiya, que cuenta con ocho ministros en el Ejecutivo, además de ocupar una de las vicepresidencias del Gobierno, justificó su decisión “por la política de marginación y la ausencia de respuesta a las peticiones de los manifestantes”.