Una investigación realizada por la Universidad Nacional en convenio con la Universidad de Cartagena, halló muestras de atún enlatado con niveles de concentración de mercurio que superan los permitidos por las entidades sanitarias. Según la misma investigación, la contaminación de los ecosistemas donde habitan los peces, es una de las principales causas.
Ya que el pescado es un alimento rico en proteínas, ácidos grasos y vitamina D, éste se ha convertido en la base de la alimentación de miles de personas alrededor del mundo.
Sin embargo, debido a la contaminación de las aguas por actividades como la minería, ciertas especies marinas contienen grandes concentraciones de mercurio orgánico, suficiente como para ser nocivo para la salud, si son consumidas en grandes cantidades.
En este ítem, es importante tener en cuenta que las concentraciones metilmercurio (mercurio orgánico) en los animales varía según la especie, el tamaño, la posición en la cadena alimenticia y por supuesto su localización respecto a las fuentes de contaminación.
Por ejemplo, uno de los peces más comercializados es el atún, ya que su disponibilidad, conservación, sabor y beneficios para la salud son muy amplios. No obstante, las transformaciones que ha realizado en hombre en su hábitat, hace que sea necesario consumirlo con mucho más cuidado.
En “Evaluación de la concentración de mercurio en diversas marcas de atún enlatado comercializadas en la ciudad de Cartagena de Indias”, una investigación de la Universidad Nacional de Colombia en convenio con la Universidad de Cartagena, en la que se analizaron más de 40 muestras de cuatro marcas comerciales de atún, con el fin de determinar cuáles eran sus niveles de mercurio.
Según Juan Manuel Sánchez Londoño, magíster en Toxicología de la Facultad de Medicina de la UN en Bogotá, los resultados que arrojó la investigación indicaron que el 34% de las muestras excedió el límite máximo establecido por la legislación colombiana: 1,0 partes por millón (ppm); y que el 59% sobrepasó los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud: 0,5 ppm.
“Los resultados sugieren que su consumo en Cartagena representa un riesgo moderado para la población en términos de exposición a este metal” afirmó.
¿Cuáles son los riesgos para el consumidor?
Según, Según cifras de Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en el país se venden cerca de 93,6 millones de latas de atún, de las cuales el 77% es abastecido por la industria nacional, lo cual es sumamente preocupante, ya que si bien el estudio no revela las marcas inspeccionadas, sí deja en evidencia que, de las cuatro, solo la importada cumple con los estándares sugeridos por las normas; mientras que las tres nacionales exceden hasta en un 50% el nivel máximo permitido.
El, coordinador académico de la Maestría en Toxicología de la UN, el profesor Jairo Téllez Mosquera, explica que, cuando se produce una contaminación de aguas dulces o saladas por mercurio elemental (metálico o inorgánico), este, por ser un metal más pesado que el agua, se sedimenta en el lecho acuático. Allí, ciertas bacterias especializadas lo transforman en mercurio orgánico (metilmercurio), que se incorpora a la cadena trófica a través del fitoplancton y de las diferentes especies de peces que se alimentan de él.
Y agrega que “los más propensos a la exposición son, en general, los grupos de pescadores y sus familias y las personas residentes en riberas de ríos, lagos o lagunas o en zonas costeras de mares, que tienen el pescado como base de su alimentación”.
“Poblaciones con un estatus económico y educacional alto están en riesgo moderado, pues no limitan sus gastos ni son detenidos por el elevado precio de determinados productos considerados gourmet. Además, tienden a ingerir grandes porciones de proteína que, por lo general, provienen del pescado, con preferencia hacia aquellas especies que pertenecen al grupo de grandes predadores (pez espada, lubina, caballa), dentro del cual se encuentra el atún”, afirma el investigador Sánchez.
¿Cuáles son los efectos en la salud?
Según Jorge Quiñones, jefe de toxicología de la secretaría de salud de Cali, el mercurio altera el sistema nervioso central de forma dramática, además de ocasionar problemas en las funciones renales. Sin embargo, hace hincapié en que “el atún históricamente ha sido considerado el alimento con más mercurio del mundo” y que éste problema de contaminación no sólo afecta este tipo de pescado, sino con otras especies marinas que también consume el ser humano.
Asimismo añade que aunque la mayoría del atún que se consume en nuestro país proviene de países vecinos como Ecuador, “Cartagena ha tenido toda la vida un problema de mercurio”.
Problema de Salud pública.
Según Quiñones, primero hay que determinar que tan tóxico es el atún según los estándares internacionales para posteriormente tomar las medidas correctivas pertinentes. De la misma manera añade que este es un problema presente en la gran mayoría de las aguas colombianas, “por ejemplo, aquí amanecieron diciendo que en Cali hay un problema en el rio Cali, pero no dan medidas, no están dando muestreo, no están dando cifras, igualmente nos estamos quedando con un problema, es como señalar un punto de un iceberg pero nadie sabe si el iceberg es grande o es chiquito” agrega.
“En Colombia hay un problema con mercurio eso no lo puede negar nadie, en mi casa hay un problema con mercurio, en mi ciudad hay un problema con mercurio. ¿Por qué razón? porque en Colombia no tenemos la más mínima educación ecológica, hay un déficit en la educación en ciencias naturales, los colombianos somos ‘semianalfabetas’ en ciencias naturales, […] ese problema hace que la gente no sepa que está llenando todos los basureros de mercurio y que todo eso sale a los ríos”.
“El asunto es muy difícil porque los colombianos somos maleducados y eso afecta desastrosamente a la ecología de nuestro país y aquí no aplican correctivos, es la educación mala hasta en las autoridades, porque las personas que hacen las leyes tienen que entender que significa la destrucción masiva de nuestros lagos, de nuestros mares…En Colombia es hora que no la cantemos así, clarito, a la cara, tiene que haber investigación, pero también hay que poner los loros en las estacas y darle las dimensiones reales a las cosas” concluye Quiñones.