¡Alta traición en Cuba!

Su alteza mística Alejandro Ordóñez, varón de Indias, cojonudo toche ¡Haga algo! No deje que nos penetren a todos per angosta vía con vaselina (como usted diría) con el bordón de la tal paz que de manera aleve preparan los conjurados en La Habana. No queremos esa horto grafía, esa introducción, esa inserción del objeto pecaminoso de la concordia en nuestra geografía.

Es sobre usted que recae la postrera y cimera responsabilidad de detener la afrenta que nos acaban de hacer con la aprobación del segundo punto de la agenda de paz con la FARRRR en Cuba. ¡Participación política de la FARRRR! Como si no fuera suficiente tener que mamarnos al Petro ese, que se nos escapó de ser debidamente escaldado en el Cantón Norte y lo dejamos crecer como mala hierba hasta habernos convertido a Bogotá en una maleza subversiva, en un monte. A ese ya lo tenemos de un cacho (vivan los corridas de toros) y en estas lo destituimos y lo enmazmorramos.

Pío Procurador, debe usted de inmediato investigar, juzgar y condenar -como el aceite tres en uno- a todos y cada uno de los conspiradores que participaron del engendro. El más fácil de inquirir y llevar a La Picota, es el propio invasor de la casa de Nariño, el felón y Judas Juan Manuel Santos, que por ser empleado público elegido con nuestros nueve millones de sufragios (me encantan los sufragios, sobre todo cuando se los mandamos a quienes haremos luego víctimas de nuestra para justicia, como a la indiamente que quiere que le restituyan tierras, como si la propiedad fuera para el vulgo malhechor) si puede ser encausado por su augusta señoría.

Además de todo tipo de cosas conexas, el delito fundamental es claro: traición a la patria, a sabiendas que la patria somos nosotros, quienes la refundamos para que no se nos refundiera justamente en manos de quienes hoy son cómplices del guerrillero mayor, el Santos Judas, jefe de Timochenko. Ábrale proceso por traición, y si está protegido por su impunidad en el Congreso, pues cree alguna trapisonda para que usted me lo destituya ip so facto, antes que se nos reelija con los votos de los atarbanes de la Marcha Patriótica.

En cuanto a los otros, los empleaduchos del crimen de la paz, encabezados por el comandante de bloque Humberto de la Calle alias “el nadaista”, si bien no son empleados públicos, debe usted buscarle la comba al palo, o sea el cheque o la consignación de nuestra plata, con la cual le pagan sus vesánicos servicios de renegados. Creemos ya el delito de lesa patria de la deslealtad. Todos al bote, salvo mis generales Mora y Naranjo, de quienes estoy seguros están en La Habana secuestrados por la Coordinadora guerrillera Far-U-liberalismo, o bien se encuentran padeciendo el Síndrome de Estocolmo (en este asqueroso caso, de Oslo) embrujados por la perversa lascivia de la tal Tania, la holandesa sediciosa, Dalila de nuestros tiempos, la Charlote Cordeille contemporánea.

Y haga sujeto de su iluminada persecución a los quizás millones de empleados del Estado, todos cómplices de Santos, mantenidos o nombrados por él. Hay que destituir de ministros en adelante hasta la última señora de los tintos. Todos hacen parte de una organización delictiva, todos son coautores de la satrapía, colaboradores y secuaces del anarco-santismo y en consecuencia secuaces de su aliado, la FARRR.

¡El enemigo lo tenemos adentro, incrustado en la casa, en pantaloneta, en el inodoro. Ya ni siquiera es el enemigo interno, sino el enemigo doméstico. ¡A desconfiar de todos y de todo! De cualquier malla sale un ratón, como decía el truhán del Cheo Feliciano. Exigimos el sagrado derecho a la paranoia como garantía de nuestro orden mental, de nuestra sanidad espiritual.

Ya no hay diferencia entre quienes se levantaron en armas con quienes ahora se levantan en paz. Santos y guerrilla, la misma vaina, el mimos lenguaje, las mismas ambiciones sucias de tratar de cambiar lo que hemos conservado en sal muera durante más de dos siglos.

¿Cómo es posible que se vayan a hacer para darle contentillo a las derrotadas FARRR (como bien lo expresa el lindo y cuco Mindefensa Mariscal Pinzón) reformas y entregas tan oportunistas como un estatuto de la oposición? Pero si es que a la oposición hay que darle ¡bala señores! Nada más. O qué tal esa vaina de garantizarles la seguridad a los guerrilleros una vez desmovilizados. Y entonces, ¿qué ponemos a hacer a nuestras impolutas Bacrim? Y esa locura anti democrática de abrir circunscripciones electorales especiales en las zonas rojas, disque para que la FARR participe en política? ¡A esa gente solo se le debe dejar participar en sepelios! ¡Qué quieren? Que se nos instale la Minga en el Capitolio? No ven lo que pasó por no haber exterminado al M-19? Hasta alcalde tienen, para no hablar del cernícalo de la prótesis, el maleante del Navarro Wolf, que seguro termina aliado con toda la escoria de centro izquierda, para tratar de dañarle el caminado a un ángel de la resurrección como es nuestro serafín Oscar Iván Zuluaga.

Antes de que la FARRRR nos reelija al pérfido autor de la infamia, a quien hiciera apostasía de la única religión sana, la fe uribista, al Santos ese, al perjuro, al vil, debemos desatar nuestra maquiavélica imaginación para conjurar el peligro de cuatro años más de paz. Gente sabida y con huevas no nos falta. Ni para que mencionar a las legiones de personas del AUCD, Álvaro Uribe Centro Democrático, dispuestos a inmolarse.

De manera solemne y henchido el pecho y hasta los calzones de vigor y coraje, propongo varias acciones que debemos adelantar de inmediato para parar la paz y el San Benito de esos diálogos. Recursos hay, mijitos. Matemos a alguno de los nuestros que ya esté más bien cercano a la condición de desechable, y le echamos la culpa a la FARR o a Juan Fernando Cristo. Llamemos a Luis Carlos Restrepo para que haga su glorioso regreso a la patria, y en vista que de manera brillantísima se inventó un frente de la FARRRR para desmovilizarlo, pues que esta vez haga lo contrario, que a él le queda facilito. Esto es, con el apoyo de nuestros manguianchos y bien billetudos financistas, que cree unos 100 frentes chimbos de la FARRRR que ataquen a la topa tolondra, de tal modo que se vea la necesidad inaplazable de volver a la Seguridad Democrática con Oscar Iván.

O tan bien y por qué no, atentar contra Maduro, Evo, Correa y Ortega al unísono y echarle la culpa a Santos, de tal modo que desatemos preciosas guerras internacionales, que hagan olvidar por completo la tal paz. ¡Bombas, muchas bombas, cual piñata liberadora! ¡Que corra la sangre, que truenen las motosierras. Todo lo justifica nuestra tarea insigne de festinar y petardear la paz y de garantizar el bello curso de la guerra, motor del crecimiento. ¡Cual post conflicto! Como diría un amigo mío mexicano de Sinaloa, “pos conflicto es lo que necesitamos”. ¡A las trincheras, a las baterías, a los Tucano! Que se levanten en masa las Fuerzas Amadas, que el país conservado en champaña destroce esos diálogos de comunistas con comunistas.

Fundamos en un solo plomo toda nuestra fuerza. Y lograremos detener la nauseabunda paz, la puerca tolerancia, la viciosa concordia. Y que se sepa que no lo haremos para nosotros, sino Para Colombia.