Amada y odiada Paris Hilton

Tan pronto como se supo la noticia de su visita a Bogotá, Paris Hilton despertó un sin número de críticas negativas y chistes, dada su fama de chica “Barbie”. Sin embargo, una vez finalizó su evento de promoción de bolsos y accesorios, los números y detalles de su negocio, demostraron que la heredera Hilton es cada vez más fuerte.

No faltaron las críticas, en especial de las mujeres. Que viene esa “niña” plástica, que no aporta nada, que es muy tonta, muy rubia, muy “light”, pero mientras lo decían se les escapaba ese tonito irónico que develaba la envidia por no tener las oportunidades de una de las principales representantes de la cultura pop, Paris Hilton.

En nuestro sistema mass media, Paris fue una pionera. Desde sus inicios en el modelaje a los 15 años empezó su carrera, que tiene de todo. Y quizás ese es el privilegio: Paris más allá de su belleza (que puede que a muchos no les guste), ha sido modelo, fotógrafa, DJ, cantante, empresaria de televisión, de ropa y accesorios, habla cuatro idiomas, se mueve con facilidad entre las culturas occidental y oriental, y en secreto hasta se reirá de aquellos que desdeñan de su éxito, que en términos objetivos es más que merecido.

Las mujeres que la critican son las mismas que inundan Instagram con sus labios tipo pato en los baños de cualquier lugar y hasta aprendieron a usar PhotoShop para arreglarse lo que en la vida real jamás podrán arreglar. Las que dicen que la Hilton es muy banal, son las mismas que deliran con whisky o ginebra, cuando en realidad crecieron con aguardiente, y que al final, se creen las divas de la rumba nocturna. Las mismas que la critican son las que usan el splash de Victoria´s Secret y las que dudan de su inteligencia son aquellas que no se caracterizan precisamente por su preocupación por cultivarse a sí mismas.

Entre amores y odios, Paris Hilton es una marca más como lo son las Kardashan, Lindsay Lohan, Miles Cyrus, Justien Bieber y tantos más. Eso es lo que el sistema económico ofrece como publicidad y eso es lo que compramos aunque no nos parezca.

Ahora, ¿es Paris Hilton la marca, lo mismo que Paris Hilton como ser humano? La respuesta jamás la sabremos, porque a ella, como a todos nosotros, nos importa la intimidad, y como lo ha manifestado en cientos de entrevistas, ella tiene claro que “los negocios son negocios”.

La multimillonaria Hilton, cerró la boca de todos sus críticos en Bogotá. Abrió su tienda número 44, desfiló un carriel antioqueño, vendió sus accesorios y de paso se reunió con empresarios clave en la industria nacional y de Latinoamérica y se fue satisfecha con su estrategia de trabajo, que la mantiene como una de las mujeres más influyentes en la industria mundial de la moda. ¿Odiarla por eso?