La muerte de Amaranta es un nuevo caso de posible negligencia médica que cometió la clínica Cafam Calle 51. Falla de protocolos y desidia a la hora de formular exámenes es lo que denuncia el padre de la niña, una indígena Nasa de ocho años de edad.
El nueve de agosto de 2012 falleció en la clínica Cafam Calle 51 Amaranta Curtidor Piñacue, una niña que pertenece a la comunidad indígena Nasa y que murió en lamentables circunstancias.
Su padre denuncia que Amaranta no pudo sobrevivir “a consecuencia de negación de servicios y la criminal negligencia con que fue desantendida”.
El caso de esta menor se suma al de Ana María Forero Villamil, la niña de 11 meses de edad que falleció el pasado 24 de octubre en la misma clínica. Esta es la historia.
El relato de la muerte
El jueves dos de agosto de este año David Curtidor, padre de Amaranta, recibió una llamada que aunque pareciera normal anticipaba una gran catástrofe para la familia Curtidor Piñacue.
Tras el sonar del teléfono se escuchó la voz del profesor de amaranta. ¿Puedo recetarle acetaminofén a la niña?. Una pregunta normal pensó David ante un leve dolor de cabeza que sufría su hija. Lo autorizó.
Por directriz de la Secretaría de Salud, los profesores no pueden recetar a los menores de edad sin permiso de los padres, ya que sólo lo puede hacer los profesionales competentes.
En horas de la tarde del mismo día la pequeña Amaranta, llegó a su hogar con lo que al parecer era un cuadro gripal, lo que le pareció normal a David, ya que en ese momento su esposa sufría gripa, y pensaron, había contagiado a la niña.
Ese día el dolor persistió y su padre le suministró gotas de acetaminofén, lo que resultó por un momento, ya que cedió el dolor y la fiebre. En horas de la madrugada del sábado cuatro de agosto, “Amaranta se levantó con un fuerte dolor de cabeza e insistió con otra pastilla, a las 7 a.m; luego de eso “voy a consulta médica a la clínica pediátrica de Cafam de la calle 51 con 16”, relata David.
El sábado en la mañana Amaranta ingresa por primera vez a la Clínica Cafam Calle 51 con un “dolor fuerte, persistente y en aumento, además nauseas y vómito”, entonces David Curtidor le indica al doctor que a Amaranta le han suministrado Acetaminofén. No importa.
Le realizan un triage y posteriormente el doctor Armando Prieto Quecan ordena suministrarle una ampolla de dipirona y la devuelven a la casa con la instrucción de suministrarle naproxeno en suspensión, narra David.
Al regreso a la casa la Amaranta no parece mejorar y en horas de la noche del mismo sábado ella y su padre regresan al centro médico “con la esperanza de encontrar alivio para el dolor de la niña y que hallen la razón del mismo y le administren el tratamiento que corresponda.”
Su padre asegura que al reingreso de Amaranta la clínica le vuelven a realizar un triage, y la canalizan suministrándole analgésicos destinados a calmar su insoportable dolor de cabeza, luego la llevan a la sala de observación donde “pasamos una terrible noche”. Amaranta no puede dormir por su persistente dolor y se queja mucho.
El domingo cinco de agosto un doctor de la clínica le dice a David que la niña parece tener sinusitis. “Me quedo tranquilo, pues al menos ya se sabe cuál es la causa de su terrible dolor. Sin embargo pienso que es muy raro, pues no hay antecedentes como fiebre o rinorrea, o un estado gripal que pueda ser claro antecedente para ese diagnóstico, sigo sin embargo confiado que son personas especialistas que conocen de su oficio y por lo tanto no tengo por qué desconfiar de su criterio profesional”, asegura.
Ese domingo en la mañana se inicia el manejo de la enfermedad con antibióticos y el Doctor González confirma el diagnostico con unas placas radiográficas. El doctor le dice a David que hay la posibilidad del manejo con los antibióticos en casa, pues una vez detectada la causa del dolor, resta esperar que los antibióticos produzcan la desinflamación y cese el dolor.
Sin embargo, antes de salir de la clínica en una “dramática” situación el dolor no cede y la niña “grita, se bota al piso y se revuelca de desespero y no soporta nada”. El propio Doctor Gonzalez la recoge del piso y le habla para que se calme. Cuanta DAvid, aunqu asegura que eso sucede en el momento en el que salió a almorzar.
Cuando David llega, el doctor le dice ”que cree necesario acudir a Idime -lugar donde toman los TAC-”. Pero ese TAC nunca se realizó, asegura David.
En las horas de la tarde de ese domingo a Amaranta la hospitalizan y le dan una cama compartida. “En ese lugar la luz es muy intensa, el ruido del televisor prendido en alto volumen y en general unas condiciones insoportables para la niña”, que contradice lo que se debe hacer cuando se considera que hay un cuadro migrañoso.”
En las horas de la noche David se acuesta junto a su hija y cerca de la una de la mañana del lunes seis de octubre entran las enfermeras de Cafam Calle 51 y descubren que la niña se orinó.
Pero “se preocupan más por las condiciones de limpieza y demás que por tamaño síntoma de alarma ante lo que después me dijeron, es una hipertensión intracraneal. A esa hora salgo a buscar un pañal, la cambian y traen ropa de cama limpia”, afirma el indígena Nasa.
Con profunda tristeza David recuerda que ante lo que parecía una actitud “grosera” de Amaranta le pidió que se disculpara con las enfermeras. Y con la “nobleza que siempre la caracterizó, Amaranta pidió perdón”, pero con un “dejo de resignación y abandono.”
La forma en la que Amaranta pasaba el “fuerte” dolor, era durmiendo. David asegura que hasta ese momento ella se encontraba consciente y podía mantenerse de pie, aunque con “cierta dificultad”. Hasta ahí, Amaranta se encontraba en condiciones estables y las enfermeras de la clínica estaban pendientes, tomando la presión arterial. Amaranta seguía canalizada y monitoreada.
Siendo las 3:45 de la madrugada del lunes 6 de agosto Amaranta tiene una convulsión. Según David la niña “tuerce sus manitos hacia adentro, mantiene rígida una pierna, la que a pesar de que intento doblar para acomodarla bien, no lo logro y sus párpados adquieren una extraña posición oblicua, uno en un sentido y otro en el opuesto. Al mismo tiempo hace espuma con las babas que hay en su boca. Las enfermeras no se alarman y no toman en cuenta la convulsión, asegura David.
Más tarde nuevamente Amaranta se orina y su padre va a conseguir pañales. En el lapso de tiempo que su padre no se encontraba Amaranta es inducida en un coma y días después se sabe que los sintomas de orina y la rigidez de sus extensiones son por decorticación (sintomas de un grave daño en el cerebro). El procedimiento de traslado se debió haber dado en el momento de la primera convulsión, sin embargo los profesionales del servicios no lo hicieron.
“Cuando vuelvo con los pañales, cerca de las 7am, encuentro que la niña ha sido llevada al primer piso y la están entubando, el doctor que me atiende, me explica que la situación es bastante difícil y que es necesario llevar la niña para tomarle, ahora si, el TAC.” Pero a David le avisan que no hay una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) disponible para tal procedimiento.
Ese lunes en la mañana los doctores se dirigen a David y esta vez le dicen que la “niña puede tener un tumor”, pero que “es muy seguro que tenga meningitis”. A las nueve de la mañana Amaranta aún no ha sido trasladada a la UCI, y la “ambulancia tiene problemas con sus equipos”, además, “me informan que no consiguen un lugar que tenga UCI disponible”, asegura Curtidor.
Su padre asevera que “después de las 11:30 de la mañana se consigue la UCI y partimos para la clínica Colsubsidio de la calle 67, donde aproximadamente a la 1 p.m., le toman el TAC y me piden autorización para intervenirla, no sin antes advertirme que la situación de la niña es muy grave y solamente la puede salvar un milagro”.
El día miércoles ocho de agosto los padres reciben una lamentable noticia. ”Hay muy poco que hacer porque el deterioro de los signos vitales, está resultando irreversible”, le dice el doctor de la clínica Colsubsidio.
Así pasa el día y llegando la media noche del miércoles empieza a decaer la presión arterial de Amaranta, baja la saturación de oxigeno y sus signos vitales empiezan a fallar.
El jueves 9 de agosto a las 12:20 minutos de la madrugada, el doctor decide dar la orden, “en nuestra presencia de apagar el ventilador mecánico del que dependía Amaranta” recuerda David. La niña falleció.
Amaranta pereció por un “masivo derrame cerebral ” que se evidencia en un TAC que le hicieron el ocho de agosto. Tratamiento que dijo el doctor González debía ser tomado desde el domingo 5 de agosto pero que “nunca se realizó” lamenta David.
La desconfianza
Los padres de Amaranta no habían denunciado la situación por la desconfianza que le generan los “organismos de investigación” que “deben encontrar las causas de tanta negligencia y desidia y sancionar a los responsables.”
Sin embargo, a raíz de la muerte de Ana María Forero Villamil, la bebé de once meses que falleció según su madre por “negligencia”, los padres de Amaranta se decidieron a denunciar.
Para David Curtidor, lo que pasó con Ana María es una muestra del por qué de su “desconfianza”. “Sin mayor estudio y desconociendo los resultados de una visita de inspección del propio Secretario de Salud de Bogotá, el Ministro de Salud y Protección Social, no dudó en salir en defensa de la IPS y aún de las cajas de compensación y su papel como administradoras del sistema.”
Según las tradiciones del pueblo Nasa un hecho de esta magnitud debe ser pagado con la “sangre de los perpetradores”, pero sus padres y toda la comunidad indígena está rechazando esta práctica cultural y exigen “ justicia”, además le piden al Estado colombiano que “no nos niegue ese derecho, como lo está haciendo el Ministro de Protección Social, cuando sale a defender a esa IPS Cafam de la Calle 51, sin conocer las pruebas existentes, en el caso de la niña Ana Maria Forero Villamil.”
Plantón por las muertes en Cafam
Debido a las dos muertes que se han conocido por presunta negligencia en los últimos tres meses en la clínica Cafam calle 51, los padres de Amaranta Curtidor Piñacue realizarán un plantón en memoria de la niña indígena Nasa, En desarrollo del MANDATO del VIII Congreso de la Organización Nacional Índigena de Colombia.
El martes 13 de noviembre a las 10:30 de la mañana empieza la silenciosa manifestación “como una forma de mostrar nuestra inconformidad con el Sistema General de Seguridad Social en Salud, por las continuas y graves violaciones al derecho a la vida que está causando.”
En el plantón también se quiere “recordar la memoria de otras personas, incluidos niñas y niños, como Ana María Forrero Villamil, de 11 meses de nacida, que han sufrido desatenciones similares teniendo como consecuencia el desenlace fatal, en esa misma IPS Cafam.