Prematuro y especulativo todo lo que se diga del futuro de Venezuela y sus efectos en el escenario geopolítico y geoestratégico latinoamericano y en el escenario petrolero global. Por eso, con ponderación se debe abordar el fallecimiento del carismático venezolano, aquella que han mostrado todos los mandatarios de la región y también Capriles el líder de la oposición venezolana.
Más allá de las diferencias con su talante e ideología, lo cierto es que era un personaje con carisma y profunda convicción por la integración, su capacidad de interlocución en asuntos claves de la región, como la paz en Colombia, pero también en impulsar una América Latina interdependiente con el resto del mundo. Le molestaba profundamente toda idea de imperialismo para nuestras naciones, por los tristes y escasos resultados en el progreso de sus pueblos, y por su condición de patio trasero.
Por su posición con la integración y con la interdependencia de estos países, asumió riesgos políticos enormes, como los derivados de los ingentes recursos de ayuda a pequeños países e insuficientes en su matriz energética. Éstos son los que sentirán el impacto de su muerte así como los gobiernos de izquierda de naciones pequeñas como Bolivia, en caso de que el proyecto bolivariano no gane las elecciones.
Si Maduro es el triunfador, poco de lo que hacía Chávez en la región va a cambiar. Por supuesto, que al no existir la figura del caudillo, es posible que haya mesura y pragmatismo en las relaciones internacionales y en sus compromisos de cooperación, porque deberá volcarse a atender los problemas internos y a sembrar el petróleo para hacer lo que Chávez ni la vieja dirigencia lograron: desarrollar la matriz productiva y científico tecnológica para desarrollar la economía, el conocimiento y la sociedad como un todo.
Sin Chávez pero con Maduro, el Alba y la Cela continuarán, la Unasur también porque ésta se debe a Brasil y al conjunto de países, profundizará sus relaciones con el Mercosur, es posible que Venezuela mire nuevamente a la CAN, y por supuesto que el compromiso con la paz de Colombia continuará pues no va a perder el espacio geopolítico alcanzado, y porque las FARC no van a dudar en seguir con el puente político de Venezuela en las negociaciones con el gobierno de Colombia.
Si la oposición gana las elecciones, por supuesto que habrá un paulatino desescalamiento de muchas ayudas internacionales a terceros, preservará y condicionará otros compromisos, Venezuela se irá del ALBA, seguirá jugando en los demás escenarios de integración, su papel en la geopolítica petrolera se aplomará, revisará algunos acuerdos de cooperación con países considerados enemigos o distantes de la esfera occidental, retornarán los embajadores a Caracas y a Washington, abrirá las importaciones de consumo, pero todo estará determinado por la manera como maneje los asuntos internos.
Capriles no podrá desmontar los subsidios a los pobres, ni podrá desmontar reformas sociales y el acceso a la salud y a la educación logrado en estos años, pero hará una revisión gradual y sostenida del modelo económico y de su complicado desempeño macroeconómico. Sin embargo, si intenta un esquema de aceleración neoliberal generará una enorme y desestabilizadora tensión interna, porque inmediatamente resurgirá el fantasma de una dirigencia que saqueó al país y que desató el fenómeno Chávez.
Ahora bien, el presidente venezolano no era el que hacía todo en la región. Muchas cosas han cambiado por factores internos de cada país, por cambios globales, y no por influencia del comandante bolivariano. Esta es una de las torpezas de mentes alucinadas con el proceso Chávez. La mayoría de países tienen ahora una idea de naciones con relaciones más basadas en la interdependencia global. El modelo de Correa es distinto y sus efectos en la transformación de su nación no son comparables al modelo chavista, y así se puede recorrer América Latina país por país. No se puede olvidar que no logró desarrollar proyectos energéticos de alcance sur continental como en un principio los imaginó, pero si estimuló su integración.