La humana confesión de Angelina Jolie, desató polémica por el doloroso dilema que enfrentan muchas mujeres, al amputar partes normales del cuerpo para prevenir el cáncer. Aunque muchos felicitan tan valerosa decisión, a otros especialistas les preocupa su impacto sobre mujeres que pueden seguir el ejemplo de la actriz, sin consultar a los expertos.
En 1974, la primera dama de EE.UU, Betty Ford tomó la vocería de las mujeres afectadas por una enfermedad, que durante mucho tiempo permaneció en la inconsciencia de la sociedad norteamericana. Fue ella quien al contar su experiencia con la mastectomía, abrió los testimonios de miles de mujeres afectadas por años, sin que se considerara la dimensión de una enfermedad de este tipo.
La vocera que hoy en día se enfrenta a destapar las preocupaciones de las mujeres con riesgo de padecer una enfermedad tan cruel como el cáncer de seno es Angelina Jolie, el símbolo de la belleza y la exuberancia, de la seducción, de las curvas, de la fuerza, de la inteligencia también, y a través de sus actos filantrópicos, un símbolo de generosidad.
En un artículo publicado en el New York Times titulado “My Medical Choise”, la Sra. Jolie revela que, dado su antecedente materno y la evidencia de tener una mutación en sus genes que la ponía en un riesgo mayor del 87% de desarrollar cáncer, ha decidido practicarse una mastectomía preventiva de sus dos senos.
Expertos y activistas contra el cáncer han reconocido el gesto de la famosa actriz como un acto valiente y generoso, pero sobre todo como un ejemplo de cómo las medidas preventivas y terapéuticas son decisiones informadas que, entre el médico y paciente, deben basarse en evidencias e información precisa.
Sin embargo, otras personas más agudas manifestaron su preocupación al considerar que el testimonio de Angelina es sólo el reflejo de su condición particular pero, por su fama e influencia, este tratamiento preventivo puede ser malinterpretado por otras mujeres, aumentando la tendencia de mastectomías “preventivas”, que no son médicamente necesarios en todos los casos. Incluso, cuando el crecimiento canceroso es unilateral –un solo seno-, las pacientes deciden realizar mastectomía del seno saludable.
Según el Especialista en Cuidados Paliativos Oncológicos, Santiago Rojas, hay que evaluar el tipo de riesgo de cáncer, ya que no necesariamente el riesgo es sinónimo de mastectomías preventivas.
Para el experto, no más del 6% de las pacientes con cáncer de mama tiene bases genéticas, ya que la mayoría se relaciona con estilos y condiciones de vida.
La evaluación de la mutación genética se centra sobre dos tipos de genes: el BRCA tipo 1 y el BRCA tipo 2 –que proviene del término en inglés breast cáncer-, y son genes que regulan el ciclo de las células. Evitan el crecimiento desordenado de un grupo celular que da origen al cáncer. Al detectarse dicha mutación, como sucedió con la Sra. Jolie, hay un riesgo de más del 85% de contraer cáncer de seno y aproximadamente un 50% de probabilidades de desarrollar cáncer de ovario, explicó el Dr. Rojas.
Según los informes sobre lucha contra el cáncer, alrededor de 30% de las mujeres con elevados riesgos de cáncer de seno se someten a mastectomías preventivas, y el porcentaje de riesgo posterior a esta intervención quirúrgica se reduce considerablemente, aunque nunca llega a ser cero.
El lado positivo
Según señala el Dr. Santiago Rojas, “el mensaje que transmite la actriz no es para todo tipo de pacientes, porque cada uno es un ser particular. Lo que debe rescatarse de esta situación, es que cualquier decisión para un tratamiento médico debe ser informado”.
El Dr. Rojas que también es experto en Medicina Alternativa, afirmó que además de la resección quirúrgica del tejido mamario, otro tipo de tratamientos preventivos incluyen la terapia hormonal, el cambio de dieta (como el uso de azúcar refinado y reducción de grasas saturadas), y también la realización de un trabajo sobre actitud mental, que incluye la expresión de las emociones y la elaboración de perdidas.
Al final, lo que predomina es la vida
Más allá del debate de la actriz y el mundo que la destacó por su valentía, vale la pena recordar una pregunta a la que se enfrentan las mujeres que padecen de esta enfermedad, ¿qué es ser mujer?, ¿dos senos y dos ovarios me convierten en mujer?
Ximena Peña, es profesora asistente de la Facultad de Economía en la Universidad de los Andes, padeció de la enfermedad y del difícil proceso terapéutico siendo madre, esposa y profesional. Su historia, como la de cientos de mujeres que pasan por lo mismo sin el eco de los medios, resume el testimonio de la realidad emocional de una luchadora contra el cáncer de seno.
“Cuando me diagnosticaron cáncer de seno, lo primero que se vino a mi cabeza fue mi hija, que para ese entonces tenía dos años y medio. Y me pregunté, ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? Y me llené de tanta frustración y dolor que al principio creí que me iba a derrumbar.
El apoyo de mi esposo, de mi familia y amigos me hicieron visualizar un horizonte y luchar para ganarle al cáncer. Cuando me mencionaron la mastectomía, y ante el riesgo de muerte, yo pensé: “vale huevo” y en definitiva, con mi experiencia he podido comprobar que es bastante secundario. Un seno no te quita ni te pone. Logré entender que yo era más que cualquier partecita de mi cuerpo y seguiré siendo espléndida, bella, atractiva y, sobre todo, mi familia me seguirá queriendo.
A diferencia de Angelina, yo me hice la mastectomía no por prevención, sino porque en mi caso ya presentaba el cáncer de seno. Las condiciones fueron totalmente diferentes, no hizo metástasis y se detectó a tiempo para que con cierto protocolo terapéutico mi calidad de vida fuera buena.
Inicialmente me tuve que someter a quimioterapia durante seis meses, luego la mastectomía con los ganglios linfáticos del brazo cercano y después radioterapia.
Cuando reflexiono sobre qué fue lo más duro de afrontar durante mi tratamiento, me viene a la cabeza los dolores y el miedo que me producía la quimioterapia. Eso fue lo más drástico, lo más fuerte.
Otras pacientes que conozco a las cuales se les recomendó la mastectomía, no sintieron temor de realizarse la cirugía. En mi caso yo encontré la formula: la magia de la medicina moderna, mas una buena actitud, igual a salir con un bikini sintiéndome totalmente sana, bella y que al final, nadie se da cuenta de que tengo un implante.
En cuanto al apoyo sicológico, me sugirieron una psicooncóloga, pero dada mi personalidad no me funcionó. Sin embargo entendí que necesitaba un fortalecimiento espiritual, algo que me ayudara a encontrar paz y fuerza dentro de mí misma y busqué a un maestro de reiki, que me aporto muchísimo. Y claro, mi familia, en especial mi esposo. Sin él… sin él, -suspira Ximena-, mejor dicho, yo supe con quien estaba. Mi esposo la sacó del estadio, fue solidario, amoroso, dedicado a mí en un momento retador de su vida profesional. Él me ayudo a entender que el reto que el cáncer plantea no es personal, requiere del apoyo de todos los que están alrededor de uno.
Los miedos a los que me enfrenté me hicieron crecer. Cada mujer es tan diferente… Pensemos por ejemplo en los miedos de aquellas niñas a las cuales se les diagnostica la enfermedad con tan sólo 20 o 21 años. Las inseguridades que retan a cada mujer con su cuerpo ante una mastectomía también son distintas, pero al final, lo que predomina es la vida.
Después de todo, estoy viviendo mi vida con plenitud, feliz, dedicada a mi familia, a mi trabajo, a mí misma como mujer… y hoy cumplo dos años libres de cáncer”.
“Cáncer, cáncer, cáncer, repitió como una imprecación. Los médicos de los tiempos pasados atribuían todas las enfermedades a las conjunciones de los astros. Sólo el cáncer ha conservado, en todas las lenguas, su nombre astrológico. El pavor está intacto”
Samarcanda – Amin Maalouf