La muerte del rey Abdullah bin Abdul-Aziz al Saud ha supuesto un elemento, extra, de incertidumbre en la ya convulsa región de Oriente Medio. A pesar de su avanzada edad y de llevar enfermo algún tiempo, la sucesión de Abdullah conlleva una serie de dudas razonablesen temas tan sensibles como la lucha contra el Estado Islámico, el precio del petróleo o la rivalidad con Irán por la hegemonía regional. Aunque todo parece apuntar a que su sucesor, el Príncipe Salmán, mantendrá la línea de su antecesor, necesitaremos algunos meses para ver si Arabia Saudí sigue mantiendo su role en la región o si por el contrario cambia.
¿Quién fue el Rey Abdullah?
Abdullah fue el primer hijo de la quinta mujer del fundador de Arabia Saudí, el Rey Abdul Aziz. A pesar de que no llegó al trono hasta 2005, desde 1995 ocupaba la regencia por la enfermedad de su hermano el Rey Fahd. Si bien es cierto que, en Occidente tenemos la percepción exterior que en este periodo no se han logrado grandes avances en derecho humanos, el legado de Abdullah puede ser calificado como “reformista”.
Se han producido algunos avances para la situación de las mujeres, aunque sigan siendo insuficientes. Por ejemplo, se les ha concecido el voto en las elecciones municipales, la posesión de un documento de identidad o la posibilidad de hacer negocios sin la supervisión de un hombre. Quizás la medida que más polémica suscitó fue la inclusión de 30 mujeres en el Majlis-Shura, una especie de órgano que salvando las distancias hace las veces de parlamento. Todas estas medidas fueron vistas como revolucionarias en Arabia Saudí y como insuficientes en Occidente.
A nivel internacional quizás su acción más destacada haya sido el Plan de Paz de 2002 que buscaba acabar con el conflicto árabe-israelí aunque debe ser destacado el mantenimento de la alianza con los EEUU o la cada vez más tensa relación con Irán. En todo caso, su reinado puede ser calificado como estable hacia el exterior y reformista en el interior, algo que se espera de su sucesor.
¿Quién es Salman bin Abdul -Aziz?
El futuro Rey Salmán (79 años) posee una importante experiencia política, primero vinculado al gobierno regional de Ryad y posteriormente al frente del Ministerio de Defensa. En principio, se espera que el futuro Rey mantenga una línea de continuismo respecto de su predecesor. A su vez, el nombramiento de Salman como monarca implica la designación de Murqrin como Príncipe Heredero y, lo que es más importante, el último de los hijos del fundador Arabia Saudí. En otras palabras, la corononación de Salmán como rey y de Murqrin como heredero supone el agotamiento de un modelo de patrimonial que, en una década, conllevará inexorablemetne una restructuración relaciones regionales del Golfo Pérsico.
El nuevo monarca saudí tendrá que afrontar retos y desafíos, algunos de los cuales ya estaban siendo abordados por el rey Abdullah, aunque está por ver si el Rey Salmán mantedrá una línea continuista o revisionista. Estos son los retos a afrontar:
a) Economía y Petróleo. En el último año hemos asistido al hundimiento del precio del petróleo. Para lograrlo, se ha contado con la complicidad de Arabia Saudí, que ha sido fundamental para alterar la producción entre los miembros de la OPEP. Si bien es cierto que se puede pensar que a Riad le interesa un precio del petróleo más elevado, no es menos cierto Arabia Saudí está adoptando un visión este asunto más a largo plazo.
Ante la llegada de nuevos productores (EEUU, los kurdos o el Estado Islámico) que no pertecenen a la OPEP, Arabia Saudí ha apostado por incrementar la producción aun cuando esto supunga una bajada momentanea del precio del crudo. Arabia Saudí (junto con Kuwait y Emiratos Árabes Unidos) están echando un pulso a otros productores como Qatar, Omán o Irán, con el fin de consolidarse como líderes económicos y políticos de la región.
La estrategia Saudí es compensar el menor rendimiento de la venta del petróleo con las reservas de divisas que posee hundiendo así a otras economías menos sostenibles. Más allá de la lucha económica, esta medida debe ser entendida como un instrumento para afianzar su posición regional frente a otros estados, especialmente Qatar o Irán con quienes pugna por la hegemonía regional.
El mantenimiento de esta política por parte de Salman estará inexorablemente vinculada al futuro del Ministro de Energía, Alí Al Naimi, quien desde 1992 ha controlado el negocio del petroleo en el país.
b) Primaveras Árabes y sus implicaciones internas. El reto más grande al que Abdullah tuvo que enfrentarse fue las revueltas en Bahrein, Libia y Egipto. La línea marcada por Abdullah, que previsiblemente será mantenida por Salman, fue por un lado evitar grandes cambios para evitar el efecto contagio en Arabia Saudí y por el otro frenar la influencia de Qatar en estos Estados.
En relación con un posible efecto contagio de las Primaveras Árabes, el Rey Abdullah ha tratado de mejorar las condiciones de vidas de los saudíes incrementando las prestaciones y los salarios para frenar el descontento. Si bien es cierto que esta política ha tenido un efecto positivo, no es menos cierto es que el gasto producido ha provocado que por primera vez en muchos años Arabia Saudí tenga déficit público.
Por ello, el Rey Salmán tendrá que decidir si continúa con esta política de subvención para evitar revueltas o si por el contrario decide reducir el gasto a riesgo de ser el próximo escenario de una Primavera Árabe. Pudiera ocurrir que la disyuntiva no se llegue a dar, ya que teniendo en cuenta la caída imparable del precio del petróleo los ingresos de Arabia Saudi, se pueden ver reducidos considerablemente sin dejar lugar para este tipo de políticas “de bienestar”
En este hipotética situación quizás Salman tendría que buscar políticas de liberalización política apoyándose en el príncipe heredero quien parece tener un perfil menos conservador.
c) Estabilidad Regional y alianzas de seguridad. La situación en Oriente Medio será otro de los retos que tendrá que afrontar el nuevo Rey saudí, quien en principio parece que mantendrá la política de Abdallah de apoyar a los suníes en aquellos lugares donde están en conflicto con los chíes. En este punto, el nuevo rey saudí deberá mantener la alianza con los Estados Unidos, el liderazgo de los entre los Estados del Golfo al tiempo que controla la inestabilidad en sus fronteras con Irak y Yemén.
A modo de conclusión la clave del reinado de Salman estará marcada por la difícil combinación de modernidad y tradición, algo que su antecesor supo combinar con maestría. En este punto, proyectos como el tren a la Meca que está liderando España se antojan como decisivo y la experiencia de gestión de Salaman en el gobierno parece enviar buenas señales.
No obstante no debemos olvidar que, a medio plazo, el futuro de Arabia Saudí se presenta complicado ya que el modelo de sucesión se agotará con el príncipe heredero, último hijo del fundador de Arabia Saudí. Para entonces, Arabia Saudí dejará de ser ese promotor de estabilidad de Oriente Medio para convertirse en un problema con consecuencias mundiales.