Autismo, ¿y eso con qué se come?

El Trastorno del Espectro Autista sigue siendo un tabú dentro de la sociedad colombiana.

En Bogotá existen hoy 15 Centros Crecer que funcionan en 14 localidades del Distrito, con una cobertura de 1,212 niños, niñas y adolescentes entre las edades de 6 a 18 años con discapacidad cognitiva y multidéficit. Este servicio, liderado por la Secretaria Distrital de Integración Social, está dedicado a brindar un programa de desarrollo desde un modelo inclusivo y diferencial mediante actividades deportivas y culturales. Sin embargo, el esfuerzo de este tipo de instituciones se ve frustrado porque en la sociedad colombiana existen prejuicios alrededor de condiciones como el Trastorno del Espectro Autista.

El autismo es una discapacidad cognitiva que afecta la forma en que un individuo se relaciona con su entorno. “El autismo tiene tres cosas particulares: dificultad para comunicar, establecer contacto e imitar. Entonces, dentro de esa medida definitivamente encasillamos a una persona con autismo y pensamos que no va a lograr ningún tipo de interacción”, explica Hobana Quiñones, psicóloga del Centro Crecer La Victoria, ubicado en la localidad de San Cristóbal, en el que atienden aproximadamente 67 niños, niñas y adolescentes con discapacidad cognitiva, incluyendo 11 con autismo. “Sin embargo, me he dado cuenta de que sí hay personas con autismo que logran tener espacios de interacción muy favorables”, agrega la psicóloga.

A través de su tesis de especialización, enfocada en el autismo, Quiñones encuentra que en Bogotá este tema no se trata adecuadamente. “Existe este tipo de servicio para chicos de 6 a 18 años, pero después de los 18 años es muy complicado ver a una persona con autismo en un servicio distrital. Entonces, nos damos cuenta de que hay adultos con autismo que están en casa, pese a tener un nivel de funcionalidad alto”.

Según Kelly Beltrán, fonoaudióloga del mismo centro, todavía se encuentra mucha ignorancia en nuestra sociedad sobre esta condición, puesto que si las personas no tienen un hijo o hija con autismo, no adquieren el conocimiento concreto de lo que realmente es. No obstante, sí se ha visto en los últimos años en Colombia un crecimiento de actividades orientadas hacia la inclusión social como el Programa de Recreación para personas con limitaciones, liderado por el Instituto Distrital de Recreación y Deportes.

Aunque los esfuerzos del gobierno en este tema empiezan a ser notorios, la escasez de herramientas brindadas para la participación de personas con autismo en el escenario laboral, genera una discapacidad social que debe buscar con urgencia una cura para que se pueda hablar de un país incluyente.

Politécnico Grancolombiano/ Sala Contacto