“Flamenco, flamenco” es el segundo homenaje cinematográfico que el español Carlos Saura hace a este movimiento artístico de origen andaluz y que expone su evolución después de 15 años desde su primer rodaje musical.
En una entrevista de vieja data, la bailaora flamenca Antonia Mercé, más conocida como “La Argentina” declaró: “No se baila sólo con los pies, sino con la cabeza y el corazón”. Y es así, porque el flamenco es un desafío permanente entre el cuerpo y la intensidad de los sentimientos que abre esos escapes penetrantes, en los lamentos andaluces, el golpe en los andares, la guitarra y la seducción del zapateo y el baile.
Retratar el espíritu de una cultura tan particular como la andaluza a través de su flamenco y partir de ese espíritu para descubrir la identidad ancestral de todo un país como España, fue un logro que el cineasta ibérico Carlos Saura alcanzó en 1995 con la cinta “Flamenco”, que contó con la participación de La Paquera de Jerez, Joaquín Cortés, María Pages y Enrique Morente entre otros inolvidables artistas del género.
“El flamenco se baila con faltas de ortografía, porque, cuando se aprende, el error es la oportunidad de reinventarlo”, mencionó la sensacional Sara Baras a propósito de su arte y es una frase que en cierto modo exalta la evolución en experiencia y sabiduría que con el tiempo han mejorado la cinematografía de Saura, quien estrenó en el 2010 una segunda entrega de su homenaje a este arte tan vivo y dinámico, esta vez llamada “Flamenco, flamenco”, que recién se estrena en las salas de cine nacionales y es la reinvención de un modo de cine musical que logra atrapar al espectador y le transmite disfrutar de la pasión que se vive en cada escena.
La jugosa y bien escogida selección de artistas incluye personalidades tan reconocidas como Estrella Morente, Niña Pastori, Paco de Lucía, Farruquito y la misma Sara Baras, en un entramado con talentos actuales que toman el papel de defensores y difusores de un arte tan bello como el flamenco, en cuanto a su belleza en música, danza y canto.
Los seguidores del flamenco, que en Colombia son muchos, disfrutarán considerablemente de esas preciosas imágenes que nos presenta Saura de la mano de su cinematografista, el ganador del Oscar Vittorio Storaro, en un esquema que mezcla el baile y el canto sobre fondos pictóricos como ampliaciones murales de obras de Julio Romero de Torres, Sorolla, Doré o García Cárdenas, entre otros.
Saura también cuenta con Isidro Muñoz como Asesor Musical que logra emocionar el corazón a través de la simplicidad que el flamenco puede permitir, como aquella escena en la que el cantaor Miguel Poveda derrocha talento y voz con el único acompañamiento rítmico de los nudillos golpeando la mesa o aquella en la que el sonido de la lluvia acompaña la voz de las bulerías.
En cuanto al ejercicio técnico y la calidad artística de la película, no hay nada que reprochar. Todo es caprichosamente maravilloso, la iluminación, la cámara, la arquitectura entre planos y escenas, la propuesta creativa y lo más importante, un mensaje en el que se nos manifiesta que, a pesar de la larga tradición histórica de este arte, el flamenco está cada vez más vivo y toma su espacio emocionantemente en un mundo de modernismos maravillosos pero sin ritos.
Lo único lamentable es que el sonido es pregrabado y las actuaciones sobre el play back en algunos artistas (que por supuesto tienen en su voz, un espíritu propio) no parecen muy autenticas en ciertos momentos.
Es una película absolutamente recomendada para cuando usted pueda salir a disfrutar de una copa que le postergue el ardor, la fuerza y la energía del Flamenco, Flamenco.