El senador por Vermont y actual candidato a la nominación demócrata para competir por la presidencia de Estados Unidos ganó los tres estados en disputa; Alaska, Hawaii y Washington y acortó distancias con respecto a su rival Hillary Clinton.
Con estas victorias ya son 15 los estados que el senador ha conseguido y de no ser por el sistema de votación demócrata estaría a escasos 300 votos de su rival. Recordemos que en las primarias americanas cuentan los delegados; obtenidos a partir de votaciones directas o asambleas (Caucos). Y los súper delegados; figuras sobresalientes del partido o directivos. De estos últimos en el partido demócrata hay un poco más de 700 de los cuales la mayoría ha avisado que votara por la Clinton.
“No permitamos que nos hagan creer que es imposible vencer en las primarias y luego en las elecciones generales, no permitamos que nos desanimen, hoy ha comenzado el camino del triunfo”, dijo visiblemente emocionado un soñador Bernie.
Y es que el anciano senador hace parte de un tipo de político extinto en el mundo cuya ilusión es hacer el bien a la sociedad, alejarse de los individualismos y poner por encima al ciudadano común, algo así como lo que era el Senador Carlos Gaviria Díaz en Colombia. Pero Sanders la tiene muy difícil porque por allá como por acá el político por el que votan los electores es el poderoso, el que tiene acceso a los medios de comunicación, el que vendería hasta a su propia madre por hacerse con el poder, es decir personas como la Senadora Hillary Clinton, o como el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
En todo caso la cosa está bien de para arriba, para hacerse con la nominación el de Vermont precisaría de ganar el 75% de los delegados aún es disputa, algo casi imposible por dos razones; la primera es que faltan por votar estados donde Hillary es muy fuerte, como por ejemplo Nueva York, el estado de donde la señora Clinton es natural y fue electa senadora. Y la segunda es que en las primarias demócratas la mayoría de los delegados se asigna proporcional a los votos obtenidos y, por tanto, lo natural es que los delegados se dividan como hasta ahora ha sucedido.
Sea cual sea el resultado final, estas tres victorias de Bernie dejan un bonito precedente en la política norteamericana y, en general, en la política del mundo: que existen esperanzas para la gente honesta y buena y que los políticos dignos y correctos como el senador Sanders pueden y deben dar la pelea para defender a los votantes, así esos es su mayoría voten por candidatos ególatras que lo único que pueden ofrecer es una teja o un tamal.