Blanco verano

Cada verano, el blanco vuelve a ponerse de moda gracias a su calidad y luminosidad. Mezclado con negro deja su huella en los estilismos de día y de noche.

No hay color. El blanco es un tono acromático, de una claridad extrema capaz de aportar paz y confort dice la psicologia. Está íntimamente relacionado con el verano, con el sol y con las emociones, además de con los pensamientos agradables y optimistas.

Esta temporada, la mayoría de los diseñadores han coincidido en crear prendas vitales que aporten luz y un halo de inocencia, perfección y pureza, que permita a la mujer sentirse libre y olvidarse de los problemas cotidianos.

Aunque el blanco es el color de la nieve y brilla puntualmente en invierno, este tono alcanza mayor protagonismo en primavera y verano, estaciones en las que se impone desde primera hora de la mañana hasta la noche.

Desde que Angelina Jolie y Gwyneth Paltrow lucieran creaciones de noche teñidos en blanco, este color se ha puesto de moda en las más afamadas alfombras rojas, fiestas nocturnas y ceremonias nupciales, siempre que la novia no haga uso de el.

De este modo, las alfombras rojas se presentan bastante más eclécticas que en ocasiones anteriores, en especial por las mujeres que se visten de blanco entero o blanco combinado con algún otro color más fresco”, explica Mar Bardavío, estilista de la Academia de Cine de España.

Siguiendo esta estela, Maria Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli, directores creativos de la firma Valentino, apuestan por vestido de noche largos y cuello a la caja confeccionados en encaje blanco. Más atrevidos y con reminiscencias de la cultura española resultan los trajes de noche de Gucci y Ralph Lauren que llegan repletos de volantes y escotes en “uve”.

APUNTES EN BLANCO.

Algodones, linos, sedas, satenes y tul se blanquean hasta crear varias declinaciones blancas que van desde el níveo hasta el roto pasando por el isabelino, el diamante o el satinado.

Generalmente cuando se piensa en prendas básicas siempre se recurre a camisas y camisetas blancas, aunque también son muy socorridos los vestidos, faldas y pantalones teñidos en este optimista color que se lleva de fábula con la mayoría de los tonos que componen la paleta cromática universal.

Desde las glamourosas camisolas de algodón troquelado de Valentino hasta los abrigos con aplicaciones florales de DelPozo hasta las cazadoras y faldas de piel troquelada o con relieve de Loewe resultan irresistibles en blanco puro.

Combinado con negro y bajo el efecto dominó, también llamado “look damero”, este inmaculado tono blanco luce en los escaparates de todo el mundo sobre camisetas, faldas, pantalones y chaquetas, prueba de ellos son las creaciones de Louis Vuitton.

El blanco y el negro también juegan en las creaciones para el día de Narciso Rodríguez, Chanel y Gianfranco Ferré. Las propuestas de Dior y Alexander Wang llegan en prendas por encima de la rodilla y con cortes asimétricos.

Dúo cromático que también tiñe los estampados geométricos que recrean el “Op-Art” movimiento pictórico que alcanzó su apoteosis en la década de los sesenta y que hoy se instala en las colecciones de Dolce&Gabbana, Michael Kors, Balmain o Ángel Schlesser.

La combinación de blanco y negro es un clásico que nunca pasa de moda, aunque con una presencia más elegante. Al mezclar cualquier color con el blanco se obtienen tonos más claros y menos saturados.

Afortunadamente, este tono acepta múltiples combinaciones y resulta muy atractivo unido al negro, al rojo y al marino. Muchos estilistas veneran el total “look” blanco y defienden que es un estilismo armónico, sobrio, femenino, delicado y elegante. “Una prenda clásica y sencilla coloreada en blanco aporta elegancia y seguridad al instante”, concluye la estilista Pepa Fernández.

Carmen Martín.

Efe-Reportajes.