Con cincuenta años a sus espaldas y 23 películas, James Bond no ha perdido un ápice de su interés, glamour, espectacularidad e ironía.
Sus historias siguen desafiando los estereotipos más absurdos y a base de músculos y buena presencia Daniel Craig no se despeina en su interpretación del agente secreto por excelencia. Ese al que todos hemos imitado alguna vez al decir: “Me llamo Bond, llames Bond”.
MUCHOS ACTORES Y MÁS CANDIDATOS.
Aunque hubo un gran interés desde el primer momento por las historias de Fleming por parte del cine y la televisión, no fue hasta 1961 cuando los productores Harry Saltzman y Albert R. Broccoli se decidieron a llevarlas a la gran pantalla.
Sean Connery, un actor que trataba de abrirse camino en la industria del cine, consiguió la oportunidad de su vida al lograr un papel para el que se barajaron nombres como los de Rex Harrison, Richard Burton, David Niven o Cary Grant.
Y desde el primer momento la elección de Connery, un escocés alto -1,86 cms-, elegante y socarrón, se reveló acertada.
Su estilo, su porte y su ironía eran perfectos para un personaje que no podía tomarse demasiado en serio. Y esos elementos, junto a los “gadgets” tecnológicos, los coches espectaculares y las numerosas mujeres que rodearon al agente fueron la clave del éxito de una saga que aún hoy perdura.
“Dr No”, “From Russia with Love”, “Goldfinger” y “Thunderball” fueron los títulos en los que participó Connery, quien, tras una breve y desastrosa incursión de George Lazenby en el papel -“On Her Majesty’s Secret Service”- regresó al papel -con 1,2 millones de dólares de por medio- con “Diamonds Are Forever”, con la que se despidió de 007.
El siguiente Bond fue Roger Moore, que con una mayor comedia y parodia tuvo un resultado aceptable en “Live and let die”, “The man with the golden gun”, “The spy who loved me”, “Moonraker”, “For your eyes only”, “Octopussy” y “A view to a kill”, pero no logró hacer olvidar a Connery. Como tampoco lo hizo Timothy Dalton, -“The Living daylights” y “Licence to kill”.
Tendría que llegar un irlandés, conocido por una serie de televisión, “Remington Steele”, el que recuperara el brío del personaje. Pierce Brosnan, al que ya se había tratado de contratar años antes para el papel, recuperó el éxito y el prestigio para Bond con un personaje menos cínico, más elegante, que no fuma, bebe menos y hasta se relaciona con científicas.
“Goldeneye”, “Tomorrow never dies”, “The world is not enough” y “Die another day” fue la contribución de Brosnan hasta que fue despedido y reemplazado por el actual poseedor del papel, el británico Daniel Craig.
“Casino Royale” y “Quantum of Solace” son las dos películas protagonizadas hasta el momento por Craig, dos historias que han reducido la sofisticación del agente y que han introducido una mayor dosis de acción. A la espera, la historia número 23, “Skyfall”, que se estrenaría el 23 de octubre, apenas unos días después de que se cumplan los 50 años de la saga.
DE URSULA ANDRESS A HALLE BERRY .
La salida del agua de Ursula Andress con un bikini que dejó boquiabiertos a los espectadores es una de las escenas más recordadas de todas las películas Bond. Y la responsable de que la presencia de mujeres explosivas haya sido siempre una de las características principales de estas películas.
Con Sean Connery compuso una pareja de alto voltaje en “Dr No”. Pero pese al éxito, no repitió como acompañante de 007 puesto por el que han pasado decenas de actrices, unas más conocidas que otras.
Kim Basinger, Barbara Bach, Jane Seymour, Denise Richards, Eva Green, Sophie Marceau, Carole Bouquet y Olga Kurylenko son algunos de los rostros que han acompañado al agente en sus aventuras.
Pero tuvo que ser otra salida del agua, la de Halle Berry en “Die another day” la que volvió a marcar un antes y un después en el estilo de las chicas Bond.
La sofisticada Eva Green y la espectacular Olga Kurylenko han sido las dos últimas acompañantes de Craig. Ahora le llega el turno a la francesa Bérénice Marlohe, la elegida para la nueva entrega.
BARDEM, EL ÚLTIMO DE LOS VILLANOS .
Y el tercer elemento de la saga, los villanos.
El primero fue Joseph Wiseman, como el “Dr No” en la aventura de 1962 que dio comienzo a la saga.
A Wiseman le han sucedido decenas de nombres en personajes en pocas ocasiones repetidos ya que 007 es mucho agente para cualquier villano y la mayoría mueren al final de cada película.
Unos malos estereotipados desde la primera a la última historia de Bond, aunque en las primeras sus características eran mucho más de personajes de cómic. Fue el caso de Robert Shaw como Grant en “From Russia with Love” y de Donald Pleasence que repitió como Ernst Stavro Blofeld en “Sólo se vive dos veces” y en “On Her Majesty’s Secret Service”.
Pero sin duda la incorporación de Bruce Lee, que interpretó a Francisco Scaramanga en “El hombre de la pistola de oro” supuso un reconocimiento a la importancia que los oponentes de Bond tenían en las historias.
A partir de ese momento los malos fueron elegidos entre sólidos actores que opusieron una fuerte resistencia a las habilidades de Bond.
Curt Jurgens, Michael Lonsdale, Louis Jourdan, Kabir Bedi, Christopher Walken, Sean Bean y Franke Janssen (las chicas también entraron en el lado oscuro de las historias de Bond), Jonathan Pryce, Robert Carlyle, Sophie Marceau o Madds Mikelsen, han sido algunos de los nombres de esos villanos.
Sin olvidar a un jovencísimo Benicio del Toro, uno de los malos y, sin duda, lo mejor de la película, en “License to kill” (1989).
Una larga serie de actores que en la próxima entrega tendrán un sucesor de lujo. El español Javier Bardem, ganador de un Óscar por “No country for old men”, ha aceptado hasta teñirse de rubio para encarnar al último villano de la saga.
“Si hay un héroe que resuma el espíritu de los sesenta ése es James Bond. Mataba con mucha elegancia y sin vacilar y hacía el amor con hedonismo consumado y sin prejuicios raciales. Y por si fuera poco, le gustaba vivir bien, vestir bien y comer bien”, escribe Juan Tejero en su libro “Su nombre es Bond, James Bond”