Claudio Bravo fue el héroe del encuentro de semifinales de la Copa Confederaciones. Ni Ronaldo, ni Alexis Sánchez, ni Vidal, ni Bernardo Silva. El arquero de Chile decidió al primer finalista del torneo con tres atajadas monumentales en la ronda de penaltis.
El partido se esperaba como uno de los grandes escaparates del minitorneo que se realiza a un año de jugar el Mundial. Un evento que sirve de poco como guía para el definitivo que se jugará en la misma sede el año que viene, en Rusia, y que funciona como un aperitivo para no dejar a más de uno tirándose de los pelos durante estos meses sin nada de fútbol que poder ver.
El espectáculo no defraudó. Portugal y Chile dejaron una entretenido cotejo, bastante igualado y con ocasiones para ambos bandos. Se les olvidó meter los goles, la salsa de este deporte. Más a los portugueses que fallaron sus tres lanzamientos en la ronda fatídica.
Hasta entonces se erigieron varios héroes a lo largo del encuentro. Bernardo Silva por momentos, en otros un Vidal imperial, Alexis en la prórroga. Poco de Cristiano, que parece ya pensar que dirá en su reunión con Florentino Pérez a su vuelta -si se queda o si solo fue una rabieta-, algo que agradecerá su compañero y amigo James para poder solucionar cuanto antes el tema de su salida.
En el momento decisivo todos esos nombres de estrellas se quedaron aparcados por la exhibición bajo los arcos de Bravo. El chileno paró todo lo que lanzaron los lusos. Confiado y seguro, salvó los tres lanzamientos -no muy bien tirados- y colocó a su equipo en la final del torneo donde se enfrentarán al vencedor de México y Alemania.
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