El Ministerio del Medio Ambiente como máxima autoridad ambiental debió prever la situación de sequía y de emergencia ambiental que azota al Casanare. Una situación que puede tener muchos culpables, entre ellos el calentamiento global pero que puede ser anticipada y evitada.
Si bien es cierto que los ciclos estacionales de sequía y lluvia son normales en esa región también es cierto que lo vivido en este año desborda las situaciones precedentes. Decir que el calentamiento global es el único causante de la situación es decir una verdad a medias.
La ganadería extensiva y la actividad petrolera, con la deforestación indiscriminada para tener pasturas y el uso de agua para bombeo en los pozos de petróleo, respectivamente, son responsables de la situación ya que las reservas de agua y los balances hídricos de la región no logran encontrar el equilibrio que ha sostenido a las poblaciones animales durante las épocas de sequía. Por esta razon ya son más de 20 mil los animales muertos por la falta de agua en la región.
Ese mal uso de recursos hídricos pasa por la aspersión con agua de las carreteras que van a los pozos petroleros para que el polvo no se levante mientras pasan los carrotanques llenos de hidrocarburos, o por la tala de las áreas boscosas que sirven de reserva de agua.
Las medidas tomadas por la Andi con algunas empresas del sector privado no son más que paliativos para una situación anticipada en varias alertas tempranas que no fueron atendidas ni se actuó en consecuencia.
Por esa razón el Ministerio del Medio Ambiente, como máxima autoridad ambiental en el país, es el responsable de que la protección de ecosistemas y fuentes hídricas sea una realidad.