El presidente santos dice que la paciencia se agota y tiene toda la razón. Al país entero se le agotó la paciencia de esperar que el Estado volteara su mirada al campo y le diera el apoyo necesario para rescatarlo de la pobreza y subirlo a la locomotora del desarrollo. La responsabilidad claramente no es toda del actual gobierno, pero tiene el deber y la responsabilidad histórica de empezar a construir caminos de soluciones certeras a la crisis del agro.
Ahora, delegar la garantía del orden público en los alcaldes y desmontarse tan fácilmente de su responsabilidad, no tiene presentación. Menos, cuando por su inexplicable y mal asesorada posición, decidió desconocer la magnitud del problema negando la existencia de un paro nacional agrario.
Y a la pésima actuación del gobierno se suma la actitud revanchista y antipatriótica de líderes políticos, tanto de izquierda como de derecha, que desconocen su responsabilidad en los orígenes de esta crisis, derivada de la acumulación de décadas de olvido e indiferencia, y vienen a pescar en río revuelto, regodeándose en la dura realidad de los campesinos solo para buscar egoístas botines políticos.
Por eso bien merecido se tienen su cacerolazo el presidente Santos, su gabinete ministerial, sus pésimos asesores y los líderes políticos de diferentes vertientes que no piensan en el interés nacional para sortear con éxito esta crisis, sino en acabar a como de lugar al gobierno de turno, Así de paso se empuje a todo el país al abismo.