Desde la primera vuelta de las elecciones en Argentina el pasado 25 de octubre, la sociedad está pendiente de lo que podría significar un cambio fundamental en sus vidas, como hace muchos años no se intuía. Opinión.
Desde la primera vuelta de las elecciones en Argentina el pasado 25 de octubre, la sociedad está pendiente de lo que podría significar un cambio fundamental en sus vidas, como hace muchos años no se intuía.
Unos optan por la continuidad de un modelo de vivir, pensar y actuar que ha representado el peronismo históricamente o apostar por un giro hacia una sociedad más moderna, liberal y menos comprometida con la intromisión del Estado en la vida de los ciudadanos .
La apretada victoria del Frente que lidera el peronista Daniel Scioli , hace que la sociedad en Argentina se pregunte si es verdad que se puede acabar con el Kirchnerismo y pasar página para volver a la senda de los países desarrollados e incluidos en la sociedad occidental.
Ese ¨milagro¨ que parecía imposible en estos últimos años, lo ha conseguido Mauricio Macri, político conservador y ex alcalde de la ciudad de Buenos Aires, que le devolvió a la gente la ilusión de tener una Argentina mejor y más moderna desde el punto de vista social y económico.
Mucho se escribe en estos días sobre la tensión electoral y se analiza el por qué de la corta victoria del peronismo sobre la coalición liderada por Macri y cuál será el papel que jugará Sergio Massa, tercero en discordia, en la jornada electoral del 22 de noviembre. Y como no, el sorprendente triunfo en la provincia de Buenos Aires por la candidata de “Cambiemos” María Eugenia Vidal quien le dará vuelta con toda seguridad a los graves problemas de la región más rica y poderosa de la Argentina.
Lo que nadie duda, es el cansancio de la sociedad argentina de vivir después de doce años pendientes de las arbitrariedades del Estado peronista, el autoritarismo de los diferentes momentos de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, de la decidida manipulación de los medios de comunicación, del apoderamiento permanente de las instituciones del Estado, y del no siempre bien entendido apoyo de la Revolución Bolivariana.
La posible victoria de Macri ha levantado el apetito inversor en los núcleos de poder económico donde ven un panorama mas favorable para la vuelta de las inversiones a la industria y la agricultura argentina. La subida de la bolsa por más de 10% , el prometido giro razonable y moderado en la política económica, el control decidido de la inflación hoy cercana al 30%, el ordenamiento del gasto público, y la reducción efectiva de la deuda externa hacen que los planteamientos de “Cambiemos” sean mejor vistos por una población cansada de ilusiones y promesas incumplidas.
La llamada ¨coherencia política¨ de Macri ha llevado a muchos participes de la política argentina como Elisa Carrió, De la Sota y otros a estar cerca de sus propuestas, la ambigua definición de Sergio Massa donde deja libertad a sus cinco millones de votantes, pero diciendo que quiere el cambio, acerca al candidato a una posición de privilegio para la segunda vuelta.
Los seguidores del candidato oficialista confían en la maquinaria del Estado y en el buen olfato político de Scioli para vencer estos contratiempos que se han presentado en las últimas semanas. Los más críticos achacan a la Presidenta los errores de nombrar como ticket electoral a Carlos Zannini y candidato a la gobernación de la provincia de Buenos Aires a Aníbal Fernández, dos quemados y sin mucho perfil electoral.
La decisión está en manos de ciudadanos argentinos , quienes con su voto obligatorio decidirán si en estos tiempos difíciles desde el punto de vista económico y social quieren más de lo mismo, o por el contrario quieren darle el aval a un político joven y distinto con ganas de cambio y modernizar la sociedad argentina hasta devolverla a la posición que tuvo en otros tiempos mejores. ¡Ellos deciden!