Cáncer de seno, una herencia peligrosa

Un nuevo estudio científico señala que el aumento de estrógeno durante el embarazo incrementa las posibilidades de padecer cáncer de seno en las hijas, nietas y bisnietas

Según un informe publicado en la revista Nature, los productos químicos y los alimentos que aumentan los niveles de estrógeno durante la gestación, pueden incrementar el riesgo de padecer cáncer de seno en las generaciones siguientes: hijas, nietas, bisnietas.

El grupo de científicos de Virginia Tech y la Universidad de Georgetown, experimentó en ratas gestantes que se encontraban bajo una dieta suplementada con estrógenos sintético o con grasa. Los estudios permanentes en los animales permitieron determinar que ésta alimentación aumentó sus niveles de estrógeno. Al tener sus crías, parecían estar sanas, pero tiempo después desarrollaron cáncer de mama.

“Hemos demostrado por primera vez que las alteraciones de metilación de ADN, modulados a través de una dieta específica en el desarrollo normal son heredables y transgeneracionales”, señaló Yue Joseph Wang, investigador del proyecto.

Según señala el informe, los investigadores lograron identificar “los sitios claves de la alteración de mutilación que pueden estar implicados o ser responsable de un mayor riesgo de cáncer de mama, que pueden servir como biomarcadores para que los científicos desarrollen nuevas estrategias de prevención”.

El Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos, estima que más de 226.000 mujeres y hombres desarrollarán cáncer de mama en lo que resta del año, otras 40.000 personas morirán por esta enfermedad.

Estrógenos, peligrosos pero necesarios

Aunque los estrógenos son determinantes en el desarrollo de la mujer, por ser las hormonas responsables de las características sexuales femeninas, su producción elevada puede ser perjudicial.

Dentro de los alimentos que aumentan los niveles de estrógenos en el cuerpo se encuentran los productos de soya como el tofu y la leche de este mismo producto, habas, fresas, manzanas, papaya, ciruelas, granadillas, remolacha, berenjena, tomate, aceitunas, papas, cebada, arroz, avena, trigo, semillas de linaza, garbanzos, ajo, perejil y arveja.

Algunos de los síntomas para determinar si el cuerpo está produciendo altos niveles de estrógeno, son los períodos menstruales irregulares, ansias por consumir productos dulces, pérdida del deseo sexual, retención de líquidos, fatiga, hinchazón o dolor en los senos, endometriosis, dolores menstruales severos y aumento de peso. Las comidas que aumentan el estrógeno se deben disminuir o eliminar de la dieta hasta que los niveles de estrógeno se restauren a un nivel saludable.

Según el estudio realizado un embarazo que se desarrolla con normalidad puede tener cerca de 20 niveles diferentes de estrógeno. El nivel más alto y el más bajo dan como resultado un bebé sano.