Carácter, tradición y calidad en una botella

Con la misma pasión con la que invierten muchas horas de trabajo, ingenio y recuperación de las tradiciones de producción, Los hermanos Sanz Muñoz y su relativamente joven bodega se han embarcado a la conquista de los mercados latinoamericanos y su primer puerto de llegada es Colombia.

Nombres nuevos para vinos de alta calidad, producto de viñas centenarias dan una sólida estructura a esta bodega construida a pulso y diseñada como una delicada filigrana por su enólogo Sergio Sanz Muñoz, con quien hablamos de sus vinos, sus más queridos hijos, y muy especialmente de Sátiro.


Confidencial Colombia:¿Qué caracteriza a los vinos Sanz Muñoz y qué los hace diferenciar de otros con la misma denominación de origen?



Sergio Sanz Muñoz: La principal característica que buscamos en los vinos son condiciones de terruño óptimas como para los vinos tintos, los calizos, los pedregosos con buenos drenajes, climas complicados a una altura de 800 – 900 metros sobre el nivel del mar, que ya es bastante difícil de conseguir sobre todo en Ribera del Duelo y en Málaga. En los vinos blancos buscamos tonos más arenosos que le dan más frescor, más gusto a los vinos.

El trabajo en la bodega suele ser bastante respetuoso con la uva, limitamos el empleo de cualquier producto ajeno a lo que es el vino con el fin de mantener la vitalidad del producto.

CC: ¿Cómo consumidor, qué puedo encontrar en el producto de ésta bodega?, ¿Qué me puede cautivar definitivamente y separarme de otros hábitos de consumo?


La intensidad, los aromas, la limpieza y la franqueza con la que hablan estos vinos. Son vinos que son muy fáciles de localizar; si conoces bien una zona, por ejemplo cuando pruebas Sátiro, sabes muy bien que proviene no solo de Ribera del Duero sino de Quintanilla de Onésimo. En el caso de Albiazulé igual, catando vinos blancos sabes que provienen de la zona de Antequera, con los tintos sabes que provienen más de la ladera de Antequera. Son muy francos.

CC: ¿Cuál es la historia de Sátiro? Cómo llegaron a obtener este vino?


Nos juntamos un amigo enólogo y yo, él tenía unas viñas de su abuelo muy viejas que su padre quería arrancar porque las producciones eran muy limitadas, al año que más producía es 2.000 kilos.

Le dijimos que queríamos ver a dónde podía llegar esta viña, principalmente por rescatar el tema de la tradición de la elaboración del vino de Ribera del Duero, que tiene 25 años de historia. Estas viñas tienen 100 años, son posteriores, son las que le han dado el nombre a la denominación de origen, con lo cual decidimos sacarlas adelante.

Queríamos llevar el mismo procedimiento que llevaban nuestros abuelos. Cuando ellos empezaron con la viticultura no existía Bayer ni las empresas con filtros sanitarios. Se ejercían las labores de otra manera.

Estudiamos a cerca de este sistema de trabajo que era la biodinámica, que al igual que nuestros abuelos, respeta el ciclo de los astros, principalmente el de la luna. En luna nueva a nadie se le ocurre ir a podar las viñas. Dependiendo de la época del año y de la fase de la luna, se hacían trabajos.

Al llevar esa línea no había problemas, nos llegaban cuando empezaban a invadir plagas, insectos, hongos. Entonces nos decantamos por el tema de la agrohomeopatía. Con técnicas homeopáticas éramos capaces de controlar cada una de las plagas o problemas que tuviera la viña. Es más, con la agrohomeopatía hemos descubierto que también podemos controlar el proceso de un cambio climático brusco, por ejemplo la floración la podemos retrasar si vemos que las condiciones climáticas son adversas o podemos favorecer que la planta se autoproteja, que guarde más reservas de un año para otro con el fin de coger más potencia para el año que viene. Somos capaces de intensificar los aromas.

Todo esto lo queríamos acompañar también con un trabajo en bodega que vaya acompasado con el trabajo de la viña. Nos negamos al empleo de cualquier bomba, cualquier medio mecánico o eléctrico que se pusiera en contacto con el vino, de manera que todos los desplazamientos de volúmenes del vino se hacen por gravedad. Evitamos el empleo del frio para que las corrientes internas no cambien el magnetismo del vino. Así favorecemos desde la flora indígena del propio vino hasta todas las características propias e internas de él.

Después de hacer todos estos procesos de elaboración y tener ya lo que es el vino en rama, vimos que sacamos un vino muy potente y con muchísima fruta, con muchísimos aromas primarios, unos secundarios también muy característicos, no las típicas frutas que te aportan las levaduras comerciales. Así que decidimos hacer desde el primer momento la fermentación maloláctica y más rica para que vayan acompasándose todos los componentes que tiene el vino.

Este proceso se nos prolongó los términos de elaboración. Era un medio bastante agresivo para lo que son las bacterias, la cantidad de materia colorante y el tanino que teníamos. Nos duró casi un año la maloláctica. Después de este proceso lo volvimos a meter en barrica porque el vino estaba todavía demasiado potente. Teníamos que madurar un poco más los taninos y pasamos casi otro año en barrica.

Es un vino que pasa dos años en barrica nueva de roble francés y luego pasa casi el mismo tiempo en botella, de tal manera que lo que hemos traído aquí a Colombia es lo primero de este vino que va a probar gente que no es familia nuestra.

C.C.: De los otros productos de la bodega, ¿Cuál cree usted que puede conquistar fácilmente el mercado latinoamericano?

Nuestros productos son muy comerciales, son muy agradables de beber, son bastante sencillos en comparación con Satiro, que es un vino bastante complejo. Los vinos como el de Albiazulé o como Garnet son sencillos de beber y son cómodos, son fáciles, son asequibles para cualquier paladar, no son demasiado exigentes, por lo cual creemos que pueden caer bien dentro de este mercado.

CC: ¿Cuáles son las expectativas justamente con el mercado latinoamericano?

Las expectativa, vender mucho, hacer nombre y darnos a conocer. Llevar todas estas inquietudes que tenemos y toda esta pasión que le imprimimos al vino en el mercado latinoamericano.