La tumba del excomandante guerrillero del M-19, Carlos Pizarro, fue escenario de un homenaje. A los 23 años de su muerte, cientos de personas se reunieron en el Cementerio Central para recordar al hombre que dijo “entre todos cambiaremos la historia de Colombia. Palabra que sí” y exigirle a la Fiscalía que este crimen no quede en la impunidad. Crónica e imágenes.
El 26 de abril de 1990, el candidato presidencial Carlos Pizarro Leongómez tomaba un vuelo rumbo a Barranquilla. Durante el abordaje, Gerardo Gutiérrez Uribe alias “Jerry” logró colarse al mismo vuelo y, luego de sacar una ametralladora del baño del avión, disparó por la espalda para dejar gravemente herido al candidato del M-19.
La escena se vuelve a recrear. El primer hijo de un proceso de paz que aspiraba llegar a la Casa de Nariño fue masacrado por el cartel de Medellín. Varios años después, el reconocimiento a un personaje que en algún momento pensó que la única vía para refundar un país era la paz, legitima los esfuerzos que por esta época el Gobierno nacional y las Farc llevan a cabo en La Habana.
Otro año pasó, de nuevo el Cementerio Central de Bogotá sirve de escenario para que decenas de dolientes recuerden que no es necesario perder la vida de un colombiano más para llegar a la paz. Las arrugas de la mayoría de personas que rodean la lápida del líder del M-19, demuestran un conflicto armado vetusto y obsoleto.
Por más de 50 años los muertos de la guerra han dejado miles de víctimas. María José Pizarro es una de ellas. Su reconocido apellido no la aleja del dolor de una familia del Magdalena Medio o del Cauca. Las acerca la impunidad, palabra común cuando se quiere llegar a la verdad. María José no quiere aguardar más por la coja justicia: “esperamos que no tengamos que aguantar otros 23 años para que la justicia se pronuncia al respecto”.
La hija menor del comandante ha pedido a la Fiscalía, por medio de una carta, un equipo dedicado para atender su caso y los demás declarados de lesa humanidad, con el fin de que se avance en las investigaciones.
La gente continuó acercándose, seguían llegando militantes del desaparecido Movimiento 19 de abril. Muchas caras conocidas, ya un poco más desgastadas, recuerdan aquellos días de campaña presidencial. Uno de los que estuvo siempre cerca de Pizarro hace su aparición. Antonio Navarro Wolf llegó a conmemorar un nuevo año sin Carlos: “ya son 23 años de paz del M-19 que se cumplen también, Carlos fue un gran ser humano pero sobre todo un visionario. Entendió que el alzamiento armado no tenía ninguna posibilidad real de conducir a cambiar nada en el país”.
Navarro recordó la tarea que Carlos Pizarro realizó al intentar persuadir a las Farc y al EPL de firmar una paz conjunta, su intención no fue suficiente para lograrlo. El Eme tomó la decisión de firmar solo tal acuerdo.
El exgobernador de Nariño recordó con exactitud el tiempo que pasó de la firma del acuerdo de paz con el de su homicidio: “al mes y medio de haber firmado la paz lo mataron. Fue un asesinato por la espalda, cobarde”.
Su condición de guerrillero no fue la principal razón para que el cartel de Medellín acabara con su vida, Navarro Wolf afirmó que fue una tarea sistemática para desestabilizar el país: “llegamos a considerar que a Carlos no lo mataron por ser guerrillero, fue porque era precandidato presidencial y en ese periodo, un grupo encabezado por el cartel de Medellín, había tomado la decisión de desestabilizar este país matando tres candidatos presidenciales en seis meses: Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro”.
El camino que se abrió hace 23 años, primero lo anduvo Pizarro. La esperanza de que las guerrillas alzadas en armas decidan ir por el sendero del comandante, es vital para que conduzcan a un verdadero cambio en la historia de Colombia. Así como lo fue la de aquel proceso, que llevó a la constitución del 91, la mesa de diálogo en La Habana tiene todo para convertirse en algo que el país recordará aún más que las más de dos décadas que se cumplen de la muerte del primero de los hijos de un proceso de paz en Colombia.