El Ejército colombiano confirmó hoy que ya cesaron los combates con las Farc en el sur del país, mientras fuentes municipales indicaron que los últimos choques tuvieron lugar el martes, cuando ya estaba en vigor el alto al fuego.
El martes “hubo combates desde la mañana hasta las 4 de la tarde” en las veredas de Huasanó, La Cuchilla y El Placer, del municipio de Caloto, según dijo el secretario de Gobierno de esa localidad del departamento del Cauca, Jesús Arbey Martínez.
El secretario de Gobierno informó que esta última escalada, que se inició el 10 de noviembre, ha ocasionado el desplazamiento forzoso de más de 320 personas en la zona.
“Aunque algunos de los que se desplazaron desde Huasanó a Vistahermosa pudieron regresar a sus casas, en las otras veredas el desplazamiento persiste”, remarcó.
El funcionario precisó que en La Cuchilla “hay todavía 80 personas desplazadas y en la vereda El Carmelo hay 240 personas”.
Fuentes del Ejército consultadas confirmaron que la región del Cauca amaneció hoy en calma y que el martes terminaron los combates.
Estos arrancaron, al parecer, cuando un grupo de soldados detectó un campo sembrado de explosivos en Huasanó, lo que desató una persecución a los guerrilleros y la inmediata respuesta de éstos con armas de fuego, informó el Ejército.
Martínez explicó que la población de esta convulsiva región, que acoge importantes comunidades, está además de ahogada por los combates, muy preocupada por la fuerte presencia del Ejército en sus comunidades, lo que les convierte en “objetivos militares y les pone en alto riesgo”.
Sobre el alto el fuego declarado por las Farc desde el 20 de noviembre al 20 de enero, el secretario de Gobierno reconoció que cuando se vive en “un campo de batalla” es difícil sentir los efectos de la medida.
Este alto el fuego unilateral, al que no se ha sumado la fuerza pública, ha coincidido con el inicio de las negociaciones formales de paz entre el Gobierno de Colombia y las Farc en La Habana.
La administración de Caloto tiene un plan de “asistencia alimentaria de emergencia” respaldado por el Gobierno nacional, organizaciones no gubernamentales y por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), organismo que ha proveído a las comunidades de “kits de aseo y albergue”.
Las FARC dicen que trabajan “duro” por la paz con el “arma” de la verdad.
“Iván Márquez”, el número dos de las Farc y jefe de los negociadores de la guerrilla en el diálogo con el Gobierno de Colombia, afirmó que están “trabajando duro” en las conversaciones de La Habana con el “arma” de la verdad.
El jefe del equipo negociador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Farc habló al llegar a la sede del diálogo, donde además una guerrillera leyó una declaración en la que se acusa a la policía colombiana de presionar a miembros de la guerrilla para que desvelen el paradero de uno de sus dirigentes.
“Quiero decirles que estamos trabajando duro por la paz. Estamos haciendo uso de un arma poderosa que es la verdad. La verdad pura y limpia (…) es la mejor manera de persuadir”, dijo el guerrillero a su llegada al Palacio de Convenciones de la capital cubana, escenario de las negociaciones iniciadas este lunes.
“Iván Márquez”, cuyo verdadero nombre es Luciano Marín Arango, manifestó su “fe inmensa y profunda en la capacidad de movilización del pueblo de Colombia para lograr la paz que tanto anhelamos y deseamos todos”.
Por su parte, la guerrillera Viviana Hernández leyó ante la prensa una declaración para denunciar el “chantaje” y “presiones” de la policía colombiana a familiares de una guerrillera del “Bloque Occidental Alfonso Cano” para que desvelen el paradero de Francisco González, jefe de las Farc en esa zona.
El comunicado, firmado por el Estado Mayor de las Farc, denuncia que policías “disfrazados de civiles” y usando métodos propios de la “guerra sucia y los escuadrones de la muerte” amenazan a esas personas con arrebatarles la custodia de sus hijos menores de edad en caso de que no faciliten información sobre González.
Viviana Hernández compareció ante la prensa acompañada por 12 mujeres integrantes de la guerrilla colombiana entre ellas la holandesa Tanja Nijmeijer y Sandra Ramírez, la última compañera del líder guerrillero Manuel Marulanda Vélez “Tirofijo”.
La guerrilla pide en esa declaración al pueblo colombiano, a los grupos de defensa de los derechos humanos y a organismos internacionales que “incrementen el cuidado y protección a los centenares de dirigentes revolucionarios y de líderes de organizaciones sociales amenazados por el estado”.
Por tercer día consecutivo, los negociadores del Gobierno no hicieron declaraciones a los medios a su entrada en la sede de estas negociaciones.