En el marco de la primera visita de las víctimas a La Habana, ambas delegaciones de paz coincidieron en el papel primordial que este proceso juega en la consolidación del final del conflicto armado en Colombia. Por eso las manifestaciones de un sector del país en contra de este nuevo momento pusieron de acuerdo al Gobierno y las Farc, síntoma que las dinámicas de la mesa cada vez se acercan más.
El primer encuentro de las víctimas con las delegaciones en La Habana, confirmaron el nivel histórico en el que se encuentra este nuevo intento por llegar a una acuerdo negociado y político para terminar el conflicto armado. Humberto de la Calle, como varias veces lo ha ratificado, recordó que “el ancla moral del proceso” son sin lugar a duda las víctimas.
Este punto de la agenda se convirtió en un tema álgido en Colombia. Los foros que se concertaron para oír todas las historias, estuvieron enmarcados por la polarización de los afectados por los diferentes actores de la guerra. Por eso el jefe negociador del Gobierno siempre expresó el valor de “reconocer a las víctimas como ciudadanos y la aceptación de responsabilidad por parte de todos los autores”.
Si bien es claro que varios opositores a los diálogos de paz en Cuba aseguraron que la escogencia de las víctimas estaba encaminado por una directriz que les fuera cómoda a la guerrilla, ambas delegaciones destacaron la labor de las organizaciones encargadas de hacer esta elección y se distanciaron totalmente de su injerencia en la misma.
En ese sentido, la polémica por la opinión a través de Twitter de la congresista del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, en contra de este primer encuentro, generó que las dos delegaciones, distantes en conceptos en casi todas sus apariciones a la prensa, coincidieran en condenar la revictimización de los ciudadanos que se han topado de frente con el conflicto armado.
De la Calle invitó a “no politizar, ni estigmatizar, ni dividir a la víctimas (…) No puede ser que una persona que ha sufrido la violación de sus derechos, sea nuevamente victimizada por venir a La Habana a contar su tragedia”. Mientras que ‘Iván Márquez’ señaló de injusto los comentarios de la representante uribista al calificarlos de “sentimientos guerreristas que aún perviven en Colombia propulsados por sectores minoritarios con cierto poder económico y con respaldo de medios”.
Las coincidencias ante este incidente fueron más allá cuando el líder negociador de las Farc resaltó esta etapa de la mesa: “Nunca antes la participación directa de quienes han sufrido las consecuencias de la guerra ha aportado tanto a un proceso de paz”.
En medio del comunicado leído, ‘Márquez’ reconoció las grandes ‘cicatrices’ que 60 años de conflicto dejaron y por primera vez fueron representados en las 12 historias que se oyeron en este proceso. “En el conflicto colombiano han ocurrido hechos muy lamentables que, como lo hemos reiterado también, no debieron ocurrir. Y este sentimiento es algo que se extiende a todos los participantes de este primer grupo que hicieron presencia en La Habana”.
A pesar de contar con múltiples diferencias en estas conversaciones y puntos de vista que le quitan velocidad a los acuerdos, las dos delegaciones dan muestra, con el tema de las víctimas, que paso a paso las coincidencias empiezan a crecer en un proceso que la mayoría de los colombianos quiere que salga avante, de una vez por todas para empezar a fortalecer un Estado que ha carecido de presencia en gran parte del territorio nacional.