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Colombia 2025 ¿desarrollo e innovación?


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Son demasiados los intentos tibios de Colombia por disponer de una política de desarrollo productivo y de innovación para una economía expuesta desde hace 25 años a la competencia global. El texto en discusión del Conpes, es otro más de esos intentos que se podría convertir en un nuevo fracaso, si la versión final no es otra.

Errores


Uno, la propuesta no corrige el equivocado enfoque de tener por un lado la política comercial y por otro la política de desarrollo productivo. Lo correcto es que la política comercial debe ser un instrumento de la política de desarrollo productivo y no al revés. Lo dicta la teoría, las buenas políticas, la evidencia de las economías avanzadas y emergentes, los premio nobel, y el sentido común: “defino mi visión, me preparo, y luego voy por el mundo”.

Colombia abrazó los TLC y despreció el fortalecimiento del sistema de producción y de innovación. Hoy tiene una inflación por cuenta de costosas importaciones originadas en la desindustrialización; informalidad que desconfigura el orden social, económico, legal y urbano; se inoculó a propósito la enfermedad holandesa, y por cuenta de ella tiene un inmenso déficit en cuenta corriente y en todas las cuentas de una economía emergente inteligente, emprendedora e innovadora. La culpa, un equivocado desorden teórico y del orden de los factores en las políticas.

Dos, un error de fundamentación. Incapacidad de definir integralmente una política de desarrollo productivo que tenga una sólida agenda transversal como respaldo de una contundente agenda vertical que apoye el desarrollo de sectores estratégicos que lideren la transformación de la economía, la generación de equidad y la inserción internacional de Colombia con sectores de alto valor agregado.

La propuesta del Gobierno se centra en una potente agenda transversal y en una débil agenda vertical porque el nivel nacional no define una estructura sectorial que mejore la competitividad y eleve la productividad. Se deja la selección de las apuestas estratégicas a las regiones, como si el Estado nacional no existiera. La todopoderosa nación llegará a poner orden si hay dispersión o convergencia en la especialización de las regiones.

Este modelo no existe ni en la teoría ni en la inteligencia ni en creatividad de quienes han construido sendas exitosas en el último largo siglo, donde están integrados los niveles global, nacional y regional.

De esta manera, el foco de la propuesta, centrada en corregir fallas del mercado y del estado, y mejorar la coordinación de los actores y de las políticas, pierde piso por sustracción del componente principal: la apuesta productiva nacional, la que determina y complementa las apuestas regionales, y la que hace el puente con el sistema mundial de producción y de innovación.

Cuando no es así, esa economía tiene un puente estrecho para conectar las regiones con el mundo.

Soluciones


La propuesta de la política de ciencia, tecnología e innovación 2025, da la pauta con claridad y argumentación. Define unas áreas del conocimiento, que son también sectores productivos: energías renovables, salud y alimentos, y las tecnologías transversales son biotecnología, materiales, nanotecnología, y TICs. Solo recomiendo incluir dos sectores más que están relacionados con los anteriores: industrias de defensa ligados a desarrollar también usos civiles, y las industrias de movilidad sostenibles combinando el desarrollo de tecnologías blandas con tecnologías duras, que alude a la producción de material de transporte avanzado que sustituya o fortalezca el declinante sectores automotriz nacional, que no está lejano de darnos la noticia de que Renault y Chevrolet también levantarán la carpa como lo hizo la Mazda.

Si esos sectores y áreas se convierten en apuestas estratégicas de la política productiva, Colombia dará un salto al futuro, porque son el espacio perfecto para lograr la integración entre producción e innovación, entre sectores productivos estratégicos y áreas tecnológicas estratégicas, entre acción nacional con acción regional, y la integración de Colombia y de sus regiones al sistema mundial de producción y de innovación. Son el espacio para disponer de un estado emprendedor y de una economía de la innovación.

Si es así, Medellín potenciará aún más sus clusters avanzados, Bogotá Cundinamarca tendrán como hacer alianza con la nación y multiplicar sus capacidades y potencialidades para hacer realidad las áreas y sectores de su Ejercicio de Especialización Inteligente 2025 que le apuesta a industrias BIO, Industrias Creativas, y Servicios del Conocimiento; emergerán nuevos territorios, como la Sabana Centro y su iniciativa de región de innovación RINN que apunta a Industrias BIO y a Manufacturas Avanzadas; y otros tantos ámbitos en construcción en distintas regiones de Colombia, como el Biopolo del Pacífico en el Valle del Cauca, el de salud en el área metropolitana de Bucaramanga, y el Anillo de la Innovación en Bogotá.

Estas dos políticas son las principales para apuntalar la agenda de negociaciones de la paz, porque son las que permitirán generar un desarrollo de calidad y de oportunidades.

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