Colombia a las puertas de importar razas criollas

Parece inaudito, pero es cierto, de las 25 millones de cabezas de bovinos que conforman el hato colombiano, apenas 5.000 son de las llamadas razas criollas, puntualmente del Blanco Orejinegro, las cuales están en vía de extinción en el país, pero muy vigentes en Estados Unidos de donde podría venir una importación genética antes de lo esperado.

Tristemente el país ganadero perdió el aprecio por bovinos como el Blanco Orejinegro, el Chino Santandereano, el Romo del Sinú, Sanmartinero, Costeño con Cuernos, Caqueteño, Hartón del Valle, Lucerna, Velásquez y el pequeño y activo reproductor Casanare que se caracterizan por su adaptabilidad, rusticidad, fertilidad, longevidad y mansedumbre. De igual forma estos bovinos tienen gran tolerancia a enfermedades, climas extremos y a la misma alimentación en condiciones adversas.

Con todas estas características, los criadores de ganado experimentan o experimentaban menores precios de producción porque los animales no requerían de mayor inversión dada su enorme resistencia a los diversos pisos térmicos. Este ganado llegó con Cristóbal Colón en 1493 y luego de pasar por el Caribe bajó hasta Colombia y Perú.

En diálogo con Confidencial Colombia, el experto en ganadería y en razas criollas, Alonso Restrepo aseguró que, si bien algo se ha hecho, son varias las gestiones que faltan por realizar para salvar el ganado criollo colombiano.

“Lo triste de todo es que en Colombia no se aprecia ni se valora lo nuestro. Estados Unidos y Venezuela tienen más Romo que el que tenemos nosotros, igual México y Costa Rica. El Blanco Orejinegro vive por los esfuerzos de unos pocos ganaderos y por la mano que le dio Colanta a ese tipo de ganado para hacer cruzamientos”, declaró Restrepo.

Para el experto los cruzamientos por lo general no son buenos y manifestó que prefiere la cría de ganado puro el cual tiene altos rendimientos en leche, carne y trabajo, pero básicamente distinguido por el doble propósito.

Aseveró que otros ganaderos, creyendo que podrían mejorar la raza le hicieron un enorme daño. “Nosotros si conservamos ganado puro y nos enorgullecemos de eso”.

Para salvar las razas criollas, comentó, es urgente que las mesas técnicas delegadas para este tema adelanten una juiciosa y eficaz labor. Cuestionó los trabajos de Asocriollo, gremio de ese tipo de ganado, y manifestó que esa agremiación no está cumpliendo con su función. “Allí no se están haciendo bien las cosas, pero yo creo en las mesas técnicas en donde hay gente capaz y ganaderos honestos que finalmente pueden tirarle el salva vidas a las razas nativas”.

Expresó su pesar por la precaria realidad de algunas especies bovinas colombianas en donde ya se hace visible una muy reducción alarmante de su población como es el caso de razas como el Chino Santandereano y el Costeño con Cuernos.

“No hay que dudarlo, en menos de diez años estaremos importando ganado Blanco Orejinegro, semen o embriones de Romosinuano, Hartón del Valle y otras razas que son más apreciadas en Estados Unidos y en otros países que en Colombia”, sentenció el ganadero.

En los años 30 y 40 la población de Blanco Orejinegro era de 2.1 millones de ejemplares, pero según datos del señor Restrepo, dicha cifra no llega hoy a 5.000. “Esa tristemente es la suerte de nuestros ganados criollos”.

La situación del ganado criollo pasó por el Congreso de la República en donde se buscó la ley de protección de los bovinos autóctonos y en donde hubo respaldo de senadores y representantes a la Cámara, lastimosamente, dijo, al llegar a instancias del Gobierno todo se vino a pique porque pensaron porque habría malos manejos de recursos a través de los fondos ganaderos. “No se dieron cuenta que hay una obligación del estado para proteger las razas criollas”.

En opinión de Restrepo, el país se vislumbró con razas exógenas, que si bien son de alto rendimiento y calidad no amerita multiplicarlas en desmedro del ganado ancestral que se afianza como el patrimonio genético de todo un país.

Una de la causas del detrimento del ganado criollo es la moda que se impone en la ganadería nacional pues todos le apuntan al Angus, simental, Brahmán, Jersey, Gyr y otras, dejando de lado las bases criollas, y las mismas cebuínas así como Holstein y Normando que fueron introducidas a Colombia hace unos lustros mostrando buenos resultados.

“Hay que creer en lo nuestro, en nuestras razas criollas que son de doble o triple propósito. Son tan buenas que cuando se cruzan muestran muy buen vigor híbrido lo que genera más productividad y menores costos. La situación es elemental una vaca Blanco Orejinegro tiene una cría al año en tanto que una simental tiene cría cada año y medio o cada dos años, escenario que marca la diferencia”, sostuvo.

Los doctos en el tema ganadero precisan que es tan fuerte la raza Blanco Orejinegro que inclusive ha mostrado resistencia a enfermedades como la aftosa, la brúcela y la tuberculosis.

Afirman que Colombia lamentará la perdida de sus razas criollas, otrora tan rentables y saludables porque tristemente se imponen modas que sacan de circulación al ganado tradicional y genéticamente propio. Ahora, insisten quieren que se produzca ganado criollo a bajo costo en Colombia con modelos europeos. “Eso es navegar contra la corriente, nosotros no tenemos ayudas para eso”.

Colombia debe ampliar protocolo sanitario


El ganadero, Alonso Salazar aseguró que Colombia y sus autoridades sanitarias deben ampliar los protocolos de enfermedades bovinas en donde hay asistencia gubernamental toda vez que hay otras patologías que atacan la ganadería con peor sevicia que las tradicionales.

Para el experto, el ejecutivo debe seguir atacando Aftosa, Brucelosis Bovina y Tuberculosis, pero de igual manera debe atender otras enfermedades como la Leucosis o el IBR que son enfermedades reproductivas. De igual forma la Leptospira y la diarrea viral que dejan significativas pérdidas en la ganadería.

“De manera preocupante no se está haciendo nada, a los ganaderos no se les está exigiendo que presenten certificados de vacunación o exámenes que acrediten que están libres de estas enfermedades. El lío es grande porque los bovinos van a ferias y allí se corre el riesgo de un contagio. Este tema hay que tomarlo en serio porque son varias las amenazas a nivel reproductivo y por consiguiente en la rentabilidad que dan las razas”, opinó Restrepo.

Para el conocedor, quien reside en su apacible finca de Pacho en Cundinamarca, la ganadería es una actividad compleja que se realiza con mucho esfuerzo y con poca ayuda. “Aquí somos unos quijotes a los que no se nos da mayor cosa y a quienes nos prometen el oro y el moro, pero nada. Siguen altos los costos de medicamentos, los precios de los insumos y la misma vacunación”.

La ganadería se enfrenta no solo a elevados costos de producción, sino a inseguridad, cargas impositivas altas y tratados de libre comercio que golpean duramente a las razas lecheras a tal punto que podrían reducir considerablemente el hato ganadero. “Yo creo que con los TLC tendremos mucha suerte si los ganaderos subsistimos”.