Colombiana cumple su sueño en el Dakar

La colombiana Martha Mariño es una de las pocas mujeres que se atreven a correr el rally Dakar. Esta médico anestesista de 50 años goza como nadie de la experiencia de participar en la carrera y carga con el orgullo de ser la primera mujer colombiana en participar en el rally más duro del mundo.

“El sueño de mi vida era correr el Dakar. Ahora, el objetivo final es terminarlo”, explica Mariño.

La vida de esta mujer nacida en Bogotá ha estado siempre vinculada al motor.

Hace unos años competía en motos en enduro, luego lo hizo en quads y durante los últimos tres años ha competido en rallys en la categoría UTV, al volante de pequeños buggies areneros.

Unos meses atrás se fue a vivir a Río de Janeiro, Brasil, donde realizó los últimos entrenamientos y preparativos para su debut en el Dakar.

La idea de correr el rally le rondaba por la cabeza desde hacía años, aunque fue el desembarco de la prueba en América Latina lo que hizo posible que el sueño se convirtiera en realidad.

“Veía el Dakar como un sueño inalcanzable porque estaba en África e ir allá era imposible. Cuando supe que en 2009 empezó en Latinoamérica me propuso lograrlo, pero decidí hacerlo el 2013 porque necesitaba estos años para prepararme y entrenar”, cuenta.

Los primeros días han sido duros, pero junto a su copiloto, Carlos Bustamante, ha conseguido mantenerse a flote y completar todas las etapas en suelo peruano.

“Nunca había pilotado en dunas, en Colombia no existen. Pararse en un sitio y ver una cordillera de dunas y tener que pasarla es vencer el miedo”, señala.

“Creo que lo logré sólo por el miedo de quedarme sola en el desierto”, dice entre risas.

Para esta colombiana, el rival más difícil de vencer en el Dakar es el miedo, algo fácil de entender si se tiene en cuenta que muchos días se le hace de noche en medio de la etapa.

“Uno de estos días -recuerda- estábamos enterrados en una duna a oscuras y le decía a mi copiloto: ‘no sé que hago acá, debería estar tejiendo o cuidando nietos'”.

“Pero esta es mi pasión y lo volvería a hacer, porque me fascinan los retos”, aclara enseguida.

Una de las cosas que más la ha sorprendido de la aventura ‘dakariana’ es la deferencia que tienen con ella el resto de pilotos.

“Lo único que he recibido es colaboración. En la pista, cuando me quito el casco y ven que soy una mujer, se detienen y me ofrecen ayuda. Y en el campamento gente que ni conozco me llama por ni nombre y me pregunta cómo me ha ido”, dice.

Como buena amateur, su única misión en el rally es completar las catorce etapas y pasar frente al Palacio de La Moneda en Santiago de Chile.

“No vine a correr, vine a terminar”, subraya. Y para esto, tiene muy claro que debe ir poco a poco y cuidando su automóvil.

“Mira el buggy, está como nuevo, no tiene ni una rayada”, apunta orgulloso Carlos Bustamente, su copiloto, oriundo de Medellín.

Desde mayo del año pasado, Martha Mariño vive en Río de Janeiro. Decidió radicarse en esa ciudad y dejar los constantes viajes a los que la obligaba su trabajo en un laboratorio británico.

Esta doctora ofrece soporte a anestesistas brasileños y de toda la región.

Por unos días ha decidido dejar los quirófanos y los hospitales para enfundarse el mono de piloto y embarcarse en una aventura sin precedentes para una mujer en su país.

Pase lo que pase, ya ha vencido al miedo.

Con EFE