Como gasolina para un bombillo

Las palabras de los líderes europeos en medio de la gran incertidumbre política que vive la región, le resta validez a cada una de las promesas que enérgicamente promulgan los políticos.

En declaraciones de la semana pasada el presidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi aseguró que preservaría el euro a como diera lugar, lo que ya suena protocolario en cada una de las intervenciones de los lideres europeos. No obstante, la intervención del funcionario fue más allá y saltó fuera del “protocolo” para reforzar sus palabras con una maniobra que más que otra cosa, es un ejemplo del desespero de los lideres (aún cuando estén en sus châteaux y casas de playa) por convencer a la opinión pública, de algo de lo que ni ellos tienen certeza.

“Si esto es cuestión de poder, el euro va a ganar a los mercados”, dijo Draghi en su afán por convencer a la opinión publica y a los mercados que el Banco comprará los bonos españoles (inicialmente solo españoles) necesarios para que el costo de la deuda de ese país no los obligue a hacer default más rápido. Digo más rápido no con la intensión morbosa de vaticinar un desastre sino en el sentido de que lo único que estas estrategias podrían hacer es comprar algo más de tiempo.

España atraviesa por el peor momento desde la creación de la moneda común, y el alza en el costo de su deuda es uno de los efectos de un problema más estructural y que no soluciona la intervención del BCE. Recientemente el gobierno anunció que la recesión seguiría durante 2013 y que además tendrá que conseguir el dinero para rescatar varias regiones que ya se han declarado en quiebra. Situaciones que dificultan seriamente el cumplimiento de las metas fiscales de Rajoy por lo que tendría que recurrir a más recortes. Presionando de esta manera, una peor recesión y paradójicamente haciendo que la deuda española sea más difícil de pagar. La intervención del BCE en este caso le permitiría a España acceder a dinero a tasas de interés razonables pero esto esta lejos de solucionar la fuente del alto costo de endeudamiento.

Adicionalmente la pelea o “competencia”, no es contra los mercados y si así lo fuera ya sería descabellado pensar que algún poder podría doblegarlos. Vasta con ver el resultado de la mayor expansión monetaria de la historia. Muy por el contrario la pelea es con la inestabilidad política, especialmente contra las soluciones de esquina, las de soluciones milagrosas, o la de la esquina teutona de austeridad por encima de todas las cosas (España es un ejemplo de cual contraproducente puede ser).

Es imperativo que se genere crecimiento en las economías de la región. Para esto se deben moderar los programas de austeridad, flexibilizar las políticas de empleo, reformar las leyes de quiebra para liberar a los empresarios, y eliminar las dudas de la desaparición del euro por medio de la unión, por lo menos parcial, de las distintas deudas soberanas o autorizar rescates “infinitos” que al final del día sería una variación del EuroBono pero con mayor riesgo moral.

La labor es inmensa y políticamente impopular para el país que tiene que aprobarla. Además en varios casos como el alemán se requieren reformas constitucionales que pueden tardar varios años. Pero hasta que los lideres no se unan en un proyecto económicamente viable y políticamente factible los intentos de solucionar la crisis seguirán siendo como intentar prender un bombillo rociándole gasolina, con el agravante que el bombillo puede que no dure por mucho tiempo sin que sea prendido.