¿Cómo saber si tu vida tiene sentido?

Con el objetivo de ayudarnos en nuestra búsqueda de la trascendencia, el profesor Michael F. Steger publicó en 2005 el Cuestionario del Sentido de la Vida, una encuesta con diez preguntas que arroja una puntuación final que nos ayudará a descubrir si nos encontramos en el camino indicado.

Las 10 cuestiones ayudan a la persona a tomar conciencia sobre su propia percepción sobre la vida, y el que lo desee, puede descargar la versión en español de la propia página del proyecto para cumplimentarlo (apenas se tardan cinco minutos). Otro documento nos permite averiguar qué significa el resultado que hemos obtenido.

Como cabe esperar, cuanta más alta sea la puntuación que obtengamos, más nos preocuparemos por otorgar a nuestra vida sentido, y mostraremos que consideramos esta búsqueda como un proceso inconcluso en el que nos estamos siempre inmersos. Si, por el contrario, obtenemos una baja puntuación, es porque quizá estemos demasiado concentrados en nuestro día a día y nos estemos olvidando de lo que realmente importa, que es realizar nuestras capacidades como seres humanos.

A continuación analizamos de qué manera algunas de las preguntas del cuestionario pueden ayudarnos a alumbrar rincones desconocidos de nuestra existencia.

“Mi vida tiene un significado claro”


Bienaventurado aquel que sabe lo que quiere, parecen sugerir las dudas del hombre contemporáneo. No obstante, y aunque no nos guiemos por absolutos, desde luego que tenemos una escala de valores en la que aparece todo aquello que nos importa en nuestra vida. O, al menos, sabemos hacia dónde nos gustaría dirigirnos, y qué desearíamos que los demás pensasen de nosotros.

“Busco algo que haga sentir que mi vida tiene sentido”


Como en aquella canción de U2, «I Still Haven’t Found What I’m Looking for», todos hemos pasado gran parte de nuestras vidas adultas buscando algo. El hecho de que aún tengamos la sensación de no haberlo encontrado no quiere decir que seamos unos fracasados, sino más bien, todo lo contario: que, aun sabiendo que puede ser que nunca hallemos ese fuego de origen desconocido, seguimos planteándonos las grandes preguntas en nuestro día a día.

“Mi vida no tiene ningún propósito claro”


A veces, basta con darle la vuelta a una pregunta para que el resultado obtenido sea completamente diferente. Es posible que muchos de nosotros no consideremos que nos preocupamos demasiado por encontrar sentido a nuestra vida, pero casi ninguno estaría dispuesto a aceptar que su vida es insignificante, a pesar de tener cubiertas todas las demás necesidades. Por eso, esta pregunta debe puntuarse de forma negativa en el cuestionario; es decir, sumando más puntos si no te sientes identificado con dicha afirmación.

“Siempre persigo alguna misión en mi vida”


A veces, no se trata tanto de encontrar un sentido en nuestra existencia –una palabra que sugiere que existe algo oculto en el mundo que debemos descubrir– como de encontrar un objetivo en nuestras vidas que nos haga sentirnos útiles, al menos mientras encontramos aquello que realmente deseamos hacer.

“Tengo un sentido claro sobre aquello que hace mi vida significativa”

De acuerdo, puede parecer un cuestionario un tanto redundante, pero su función es, sobre todo, hacernos reflexionar sobre aquello en lo que no solemos centrarnos. El sentido de la vida no es unívoco ni debe engullir todos nuestros actos cotidianos, pues de lo contrario, lo mejor que podemos hacer es refugiarnos en la montaña como si fuésemos eremitas. Más bien al contrario; como afirmaba Peter Watson en su último trabajo, La edad de la nada (Crítica), podemos encontrar la experiencia de lo trascendente en cualquier pequeño acto de la vida, siempre y cuando lo afrontemos con el cuidado y la lentitud que esta exige.