Mantener la felicidad conyugal a lo largo del tiempo no es tarea fácil. A medida que van pasando los años, la satisfacción de los miembros de la pareja disminuye proporcionalmente, a razón de unos diez puntos (sobre cien) por año, según los datos del sexólogo Ty Tashiro, autor de The Science of Happily Ever After. Así, al cabo de los siete u ocho años de casados se multiplican las posibilidades de divorcio.
La infelicidad en el seno del matrimonio está ligada, tradicionalmente, al aburrimiento o “rutina”, como lo definen los sexólogos, debido a que desaparece el factor sorpresa y la capacidad de seducción.
Sin embargo, en los últimos años ha repuntado lo que se conoce como cultura del romanticismo como otro de los principales motivos de esta insatisfacción sentimental. Es decir, la excesiva idealización del amor, que lleva a depositar en la pareja expectativas irrealizables y, en ocasiones, contradictorias. Una actitud que hace que las personas sean más propensas a la decepción y al desengaño amoroso.
El triunfo de los estereotipos románticos, hasta el punto de llegar a creer en los príncipes azules o en la pareja perfecta, ha provocado que dos de cada tres parejas fracasen o vivan en una infelicidad crónica.
La única manera de evitar caer en esta desilusión es mantener viva la llama de la pasión, para lo que es necesario, entre otras cuestiones, no dejar nunca de innovar, evitar las rutinas, preocuparse por mantener una comunicación constante, pasar tiempo juntos, resolver los problemas con un enfoque positivo y ser conscientes de la importancia del factor sorpresa.
La literatura científica sobre este asunto es abundante, pero las claves para que una pareja logre ser feliz para toda la vida pueden resumirse en los siguientes puntos:
Recalcar los aspectos positivos y relativizar los negativos
El psicólogo John Gottman, especializado en relaciones de pareja, ha dedicado varios años a investigar la retroalimentación entre los mensajes positivos y los negativos en los matrimonios mediante la grabación de sus conversaciones durante días enteros.
Su conclusión fue que la relación ideal para que una pareja siga felizmente casada es de cinco mensajes afectivos y cariñosos por cada reproche o crítica. Por debajo de una proporción de tres mensajes positivos por cada uno negativo las posibilidades de divorcio muy altas y a largo plazo acabarán por dinamitar la relación.
En su obra The Seven Principles for Making Marriage Work, Gottman recalca que no por mucho discutir se lograrán resolver los problemas, sino que se perpetuarán a la lo largo de los años. La mayoría de los conflictos de pareja asientan sus raíces en diferencias fundamentales de personalidad, valores o estilos de vida.
Por tanto, uno nunca logrará cambiar esos aspectos de la otra persona, ni siquiera debería intentarlo para no empeorar las cosas. La recomendación del sexólogo es recalcar los aspectos positivos, lo que realmente nos guste de la pareja, y relativizar los negativos.
Olvídate del romanticismo y potencia las emociones
Para mantener viva la llama del amor hay que esforzarse constantemente, como en los primeros meses de la relación. Compartir, vivir nuevas experiencias juntos y disfrutar con frecuencia de actividades que agraden a ambos miembros de la pareja es fundamental para mantener vivo el amor e, incluso, incrementar los niveles de felicidad conyugal.
Diferentes investigaciones han concluido que lo emocional reporta a la pareja muchos más beneficios que lo romántico o agradable. La explicación de esta diferencia es que el recuerdo de las actividades emocionantes se asocia automáticamente a la persona con la que se hayan compartido, mientras que las románticas no tanto.
Trabajar día a día en la relación y creer en ella
Para mantener una buena relación es fundamental acostumbrarse a decir las cosas y a resaltar los aspectos que más nos gustan de la otra persona. Con el tiempo hay muchas cuestiones que se dan por sentadas, pero aun así siempre hay actitudes o acciones que si nos gustan debemos halagar. A nadie le desagrada que lo valoren ni se cansará nunca de escuchar cómo destacan alguna de sus cualidades.
Mantener viva la llama del amor es complicado, y precisamente por ello es algo que debe trabajarse día a día, de forma activa y consciente. El esfuerzo debe ser constante, como en los primeros meses de la relación.
Con información de El Confidencial