Seis internos de la Cárcel Distrital relanzaron hace pocos días “Distrital Estéreo”, una emisora que busca resocializar a las personas privadas de la libertad. Noticias, magazines, música y diversión, es el día a día del ‘sexteto de la comunicación’. Crónica.
A las once y cuarenta y cinco minutos de la mañana llegué a la Cárcel Distrital. En medio de aburridos protocolos, los guardias de seguridad buscaron no sé qué en mi maleta, la de mi compañera, por ser rosada y ella baja, cachetona, tierna, y feminista, -en este relato esa parte de su personalidad será importante sólo hasta el final-, fue esculcada con menor severidad.
Alisté mis instrumentos de trabajo: un esfero sin tapa que guardé en el bolsillo sobre mi nalga derecha, en el que también se encuentra mi vieja billetera, una agenda azul cuya portada tiene la imagen de cientos de campesinos desplazados y que se titula DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS, una grabadora Sony, que mi compañera de trabajo aseguró pertenecía al periódico pero que sé, llegó allí porque un compañero la abandonó, y una vídeo grabadora de bolsillo que recién compre.
Empecé a caminar sin saber qué me encontraría y entre los pasillos de la prisión, estrechos, sombríos, largos y perfectos para una escena de Kubrick por su amor a la aburrida simetría, atravesé tres puertas, todas metálicas gruesas y grisaseas, además, cada una vigilada por un guardia serio y atento.
Conocí la Cárcel Distrital. Aquella dividida en seis patios, cinco para hombres y uno para mujeres, y que contiene una mínima cantidad de presos de los que le caben, 542 en total de 1180. Además, con los índices de analfabetismo más bajos de la República de Colombia, por la gran cantidad de talleres que dictan para cada pabellón.
Seguimos el rumbo y tras caminar escasos pasos en pocos minutos llegamos a un pequeño cuarto azul. En él se encontraban el ‘sexteto de la comunicación’, el alegre Walter, el callado Cristian, el divertido Pedro, el extrovertido Alejandro, el perspicaz Jairo, la tierna Deisy y la bella Dayana, acompañados de cinco personas más.
El tema de hoy, el feminismo. Con la canción “adicto al peligro” arrancó el programa y Alejandro comenzó, “Buenos días, ésta es su emisora Distrital estéreo”.
Con ese saludo, diariamente las 542 personas privadas de su libertad se toman un tiempo para disfrutar la voz de sus compañeros. Una estrategia creada por la Bogotá Humana para brindar escenarios de reconciliación, paz y entretenimiento a los reclusos de la ciudad.
Dos psicólogas de la Universidad Konrad Lorenz fueron las invitadas. Un poco pomposas, más la morena que la rubia, pero haciendo gala de su profesionalismo empezaron a responder.
“¿Qué es el feminismo?”, preguntó la sorprendentemente humana, e inmediatamente Margareth y yo nos miramos y supimos que ese era el tema perfecto para su intervención.
Margareth Sánchez y Vidal Romero son nuestros nuevos invitados. La cara de felicidad de los asistentes iba cambiando conforme a la conversación al igual que la de los amables periodistas, y el alegre del sexteto preguntó, “¿por qué no le gusta que la piropeen, por qué no le cae bien, por qué si un hombre la está cortejando no le gusta, por qué?”, a lo que Margareth respondió, “porque no soy un objeto sexual, soy una persona”.
La conversación se puso álgida y en medio de alegres discordias el extrovertido Alejandro tranquilizó, “bueno, ahora vamos con una canción para esas bellas niñas que tienen los ojitos chiquititos” y así, Don Omar empezó a sonar.
Cerca de las dos de la tarde “Distrital Estéreo” llegaba a su fin y los mensajes de amor empezaron a sonar. Las personas privadas de la libertad en la Cárcel Distrital, envían, a través de la emisora, mensajes de amor a las personas queridas en los pabellones, algunos de bendición y otros de agradecimiento.
El alegre Walter
A mi me gusta mucho el proyecto. Se me hizo difícil porque vengo de un mundo tosco, yo era conductor. Me dedicaba a otras cosas, y venir y coger un micrófono es difícil. Ahora tengo que leer, tengo que escribir, tengo que estar al día con todo lo que pasa, es un reto, y un reto grande. Yo no tenía ni idea para que servía un micrófono, los había visto, pero no los había usado en mi vida.
Para mi esto ha sido muy bonito y edificante, creo que he aprendido muchas cosas que me servirán para cuando esté afuera.
La sorprendentemente humana Deisy
Hace aproximadamente un mes estoy en la emisora. Me ha parecido súper edificante y desestresante, es un espacio único.
El perspicaz Jairo
Llevo un mes trabajando en este taller de emisora. Me gustó mucho la idea desde un principio porque sé del tema. Este es un lugar en el que usted se relaja y no piensa en el patio. Nos parece algo fuera de la cárcel, aunque seguimos aquí adentro.
La bella Dayana
Ha sido muy duro para mí. Aunque no soy muy buena escribiendo ni leyendo, he aprendido un poco de mis compañeros. Es algo diferente a todo lo que es allá en el patio. Vengo y me libero.
El callado Cristian
A mi me ha parecido algo muy, muy bueno y me gusta. Me gusta poderme expresar de una manera diferente a como me expreso en los talleres y en el patio, aquí hay más libertad para expresar todo lo que siento, aquí se goza y la pasamos muy bien.
El extrovertido Alejandro
Me gusta mucho porque ésta era mi profesión. Esto es como un alto en el camino y empezar de nuevo, aquí en la emisora. He replanteado mis prioridades y he pensado que esto es lo que quiero salir a hacer y lo que voy a salir a hacer. Me parece espectacular este espacio.
Cada uno de los miembros del sexteto de la comunicación fue escogido por su buena conducta. En la prisión se dictan más de 10 cursos que van desde la biblioteca hasta el aseo y le permite a los presos reducir su condena y fortalecer sus conocimientos.
Por cada dos meses que los privados de la libertad permanezcan en un taller, un juez les otorgará 10 días de reducción en su condena.
La inigualable Nury, la profe del taller
Tengo ganas de que los muchachos sean visibilizados en cualquier área en el que se sientan capaces. Aquí están los que realmente se sienten capaces de estar en emisora. Nosotros hemos hecho este espacio educativo.
Los muchachos de los patios nos escuchan y tenemos que llegarles. La política de la institución es la resocialización y tenemos que buscar todos los medios.