Expertos en el tema de la moda y la confección aseguran que por ser Colombia la esquina latinoamericana con mayor inversión y comercio, los empresarios de la moda tendrán que enfrentarse a una avalancha de marcas que llegarán de todas las latitudes, poniéndole el candado a muchas factorías que no podrán con ese tipo de competencia.
El analista en moda y reconocido hombre de las confecciones, Gabriel Alvarado en diálogo con Confidencial Colombia expresó su preocupación por la vulnerabilidad del país con el entorno de globalización económica y los tratados comerciales. Aseguró que por esa puerta ingresarán al país más de 5.000 marcas.
Apuntó que por esa razón, Colombia debe trabajar en función de la identidad de marca. Sostuvo que Esa es la única forma de sobrevivir e invitó a trabajar al unísono con la Cámara de Comercio, el clúster de las confecciones, Proexport y con gente muy comprometida económica y socialmente.
“Lo cierto es que ya están entrando marcas como H& M de Suecia, Ripley de Chile, UNIQLO de Japón y Forever 21 con precios de 22.990 y blusas de 12.000 pesos. En este momento no hay que competir con precios porque ese factor ya lo tenemos, ahora la clave es consolidar marcas emocionantes y que sensibilicen sobre la base de lo que somos los colombianos”, manifestó el docto en moda.
Aseveró que a muchas marcas no les irá bien en Colombia, pero reconoció que algunas, por no decir que muchas, triunfarán lo cual se convierte en un reto para la cadena confección, diseño y moda que tendrá que empezar a mirar más lo autóctono y lo local para volverlo global y así vender latinidad. “Eso es lo que le queda a Colombia para salir avante frente a estos desafíos”.
La industria de la moda esta putiada
Alvarado dijo que para colmo de males, el empresario colombiano de la moda tiene grandes líos con los temas arancelarios, mas con las falencias de un Gobierno que no tiene un sistema proteccionista para sopesar el escenario en el que se mueve el país. “Colombia se ha vuelto como una prostituta de moda en donde todo el mundo entra y la verdad no podemos seguir con las piernas abiertas. En México cuando va a entrar un Falabella, la primera condición que impone el ejecutivo mexicano es que el 40 por ciento de la ropa la debe diseñar y hacer la nueva tienda en su territorio pese a que no son fuertes en ese frente”.
Las 5.000 marcas que entrarán a Colombia en los próximos 10 años generarán una guerra de titanes por los enfrentamientos entre las grandes casas de comercio que ofrecen prendas de vestir. Ese enfrentamiento arrasará con 1.000 empresas colombianas al año, situación muy grave en crecimiento y en empleo.
Para Gabriel Alvarado, el Gobierno no le da mayor importancia a la moda por la vía arancelaria porque lo ve despectivamente como un siete por ciento del PIB cuando se habla de Antioquia. A lo anterior hay que sumarle que el colombiano no sabe de los impactos letales de comprar extranjero. “Eso ratifica la tesis que la campaña pro país de cómprele a Colombia debió empezar hace diez años”.
Otro inconveniente es la tabulación de centros comerciales en donde no se visibilizan ni se encuestan a la totalidad de los centros comerciales porque para no ir tan lejos en la Asociación de Centros Comerciales, El GranSan ni siquiera aparece, pasando por alto que en un madrugón hay más de 10.000 personas haciendo compras masivas. “Yo no entiendo como hacen esas encuestas. El observador de Bogotá dice que el Emporio comercial más visitado es Plaza de las Américas, lo que no precisan es que allí va la gente a cine, a comer helado, pero de grandes compras nada”.
El señor Alvarado lamenta que todo ese ingreso de marcas le pasará una factura muy cara a Colombia en donde una vitrina seductora de las multinacionales dejará muy mal a los empresarios colombianos que todavía están pensando si mandan imprimir los volantes. “Aquí hay efectos como China, hoy en menor proporción, y descuido en mayor medida en donde el gremio está saturado de conferencias que no aplican ni aportan una cultura productiva y competitiva”.
Un buen ejemplo de cómo posicionar marca está en Brasil y en Argentina en donde las firmas están vendiendo productos étnicos con identidad latina. Ese éxito, comenta, está pasando porque superaron el europeísmo y el mito americano de calidad, aspecto que tiene postrada a la industria colombiana.
Bogotá tiene 20.000 empresas entre pymes y grandes factorías, Medellín tiene 12.000 en el sistema de confección, diseño y moda, es decir que más de 32.000 familias dependen de la industria. Desde su análisis, la medida de los cinco dólares adoptada por el Presidente, Juan Manuel Santos es muy conveniente porque va dirigida a la pyme. “A los grandes como Arturo Calle y el Éxito si les duele la medida, pero la verdad entre Bogotá y Medellín no alcanzan a sumar 100 empresas grandes”.
El analista dijo que esos grandes de la moda le dieron una patada al pequeño y lo dejaron a su suerte para traer de China camisetas de 13.000 pesos. “Varios, después del impuesto están tocando las puertas de las pymes y muchos talleres les han dicho que no”.
El asunto, para salir de la cruda realidad, es crear empresas sólidas desde la base, sacando del mercado las marcas desechables que tan solo le generan un grave detrimento a la industria.