La arbitraria medida del bigotudo general de la policía de borrar los graffitis de la calle 26 – que se creyó alcalde pues no le consultó al encargado Rafael Pardo-, resultó en una respuesta masiva de los grafiteros que acabaron por destruir las paredes de esa vía. Poco arte, y mucha mancha sucia que nada dice. [Opinión]
La leguleyada de la oficina jurídica de la presidencia de elevar consulta al deleznable Consejo de Estado para saber a qué partido o movimiento debe solicitar la terna y así nombrar alcalde interino de Bogotá, ha resultado en una leguleyada mayor que no es más que una táctica dilatoria para quedarse con Bogotá hasta nuevo cálculo electoral. Mal sabor deja que Rafael Pardo, hombre serio, se esté prestando a esta jugarreta ilegal, electorera y politiquera.
Al presidente le salió muy mal la manera como destituyó a Petro y esta nueva trapisonda le puede resultar peor, porque va a sumar más y más reculadas que aumentará el rechazo de los electores. No obstante, será elegido por la paz y por la maquinaria a su disposición, pero su gobernabilidad será muy baja: menos votos que hace 4 años, muchos Ñoños, demasiada mermelada, y flaca gobernabilidad, igual que Uribe en su segunda presidencia.
La única posible sorpresa en las elecciones presidenciales la puede dar Peñalosa si llega a la segunda vuelta con poca diferencia, lo cual depende de su programa, de mostrar que la Alianza Verde es una fuerza unida e independiente de centro izquierda, comenzando por una actitud firme para que Juan Manuel respete su palabra de cumplir la ley: nombrar alcalde interino de la terna presentada por la Alianza, y convocar a elecciones atípicas. Pero también Peñalosa debe prometer formar partido así no gane la presidencia, y no repetir el error de la ola verde: millones de electores abandonados en el camino.
En últimas, hasta ahora son unas elecciones aburridoras que no despiertan entusiasmo, porque priman las encuestas y no el debate, en lo cual los culpables son los medios y por supuesto loos partidos.