En los últimos días se ha ido construyendo una atmósfera de opinión positiva en el sentido de que las conversaciones de paz entre el gobierno del Presidente Santos y el Ejercito de Liberación Nacional (ELN) están por comenzar.
Las acciones emprendidas de parte y parte en términos del aumento de las manifestaciones de disponibilidad para los diálogos así lo evidencian: la liberación por parte del ELN del ingeniero Canadiense, Jernoc Wobert , los pronunciamientos hechos por Nicolás Rodríguez Bautista al respecto de las posibilidades de un proceso y la disposición para realizarlo, incluso, los elementos de agenda que ha ido colocando en sus intervenciones, están mostrando que el ELN esta muy cerca, sino ya en marcha, de un proceso de conversaciones con el gobierno.
Igual lo viene haciendo el presidente Santos a través de las referencias e invitaciones hechas en diferentes ceremonias a la organización para que disponga su animo hacia unas conversaciones preliminares, así como las consultas realizadas por parte del gobierno a distintas instancias y personalidades en relación con las posibilidades temáticas y metodológicas que podrían ser centro de las conversaciones con la organización.
No sobra señalar el trabajo realizado por la fundación Nuevo Arco Iris y la Fundación Paz y Reconciliación que han mantenido un seminario permanente para conversar con la academia y la comunidad internacional sobre las posibilidades del proceso con el ELN.
Algunos señalan que un importante papel de mediación viene jugando el gobierno de Caracas y, que seguramente, el presidente Nicolás Maduro ayudará a que se produzcan los contactos y a que se inicien las conversaciones en su etapa exploratoria.
También se habla que el ambiente más propicio para que los diálogos se desarrollen con un alto nivel de aceptación y de reconocimiento seria a la sombra protectora del “bonachon” presidente Pepe Mujica, en Montevideo Uruguay. Pero todo esto esta por decidirse y sea en el lugar que sea y con la medicación de quien ayude desinteresadamente, lo mas importante es que los diálogos comiencen a andar esa etapa de sentémonos a hablar sobre que podemos hablar en una mesa de conversaciones de paz.
Un balance de lo que han sido los distintos intentos de conversaciones entre el Gobierno y el ELN en los últimos 25 años, resulta útil para mirar como han evolucionado las posturas y agendas y, arriesgar una reflexión propositiva de lo que podría contener un dialogo con el ELN en la administración Santos.
Desde comienzos de 1990, el ELN, ha venido construyendo las posibilidades de una salida política al conflicto armado en el marco de los enunciados fundamentales de su propuesta política- poder popular y nueva gobernabilidad para el país que ha tomado en consideración los desarrollos y giros que el conflicto colombiano y latinoamericano han tenido en los últimos años.
Durante todo este tiempo su concepción de la salida política negociada se ha ido construyendo y recreando permanentemente hasta alcanzar un nivel de flexibilización desde el cual se posibilita un proceso de dialogo directo con el gobierno que puede resultar exitoso si se maneja con cuidado e inteligentemente.
En esos procesos ha pesado en las conversaciones las orientaciones que mandatan sus congresos en materia de solución política y paz; aun en las ultimas declaraciones el Comandante del ELN, hace referencia a lo que el IV congreso de la organización señala al respecto de un posible proceso de paz. Por esta razón esta reflexión tomara como referente lo dicho en los Congresos de la organización y los avances que se han obtenido al respecto en materia de formulación de agenda de paz.
1. El II Congreso del ELN y la Solución Política
En 1990, el ELN, asume en las conclusiones del II congreso a manera de anexo el problema de la negociación. Pese a la concepción estrategista con que allí se aborda el tema es importante recoger de los enunciados los aspectos que constituyen el espíritu de una propuesta que en el tiempo se va ir transformando y adecuando a las realidades históricas.
Un primer aspecto que se constituye por si mismo en un elemento determinante de las posibilidades de una negociación es el de entender que esta no se da en positivo, sino, que puede tener, según la manera como se desarrolle, efectos contrarios y por lo tanto generar perdida de legitimidad social y política y, fisuras y contradicciones internas que colocarían en entre dicho la organización.
De ahí, que la organización se preocupe por llegar a una mesa de conversaciones con un amplio consenso interno y un acuerdo claro de los mando y estructuras sobre el desarrollo de las mismas.
Sin embargo, en ese momento el ELN, señala y así lo ha venido haciendo, que un proceso bien llevado sirve para conquistar legitimidad nacional e internacional, es decir, “una mayor aceptación de la población y un mayor reconocimiento de los movimientos y de los gobiernos de otros países”.
Y, entendiendo que uno de los primeros logros de un proceso bien adelantado consiste en recuperar la credibilidad y la legitimidad del actor frente a la comunidad nacional e internacional y, que mal llevado invierte ese resultado. Esta postura de diplomacia política de paz, si bien se ha sostenido, el propósito ya no es hacer propaganda política a través del proceso, sino, realmente poner a marchar el mismo con la intención de sacarlo adelante y poner fin al conflicto armado.
Un segundo aspecto, que considera desde entonces el ELN, es el hecho que una negociación bien adelantada “ayuda a obtener conquistas parciales tanto para el pueblo como para las organizaciones revolucionarias”, esto es que entra en el marco de la propuesta de negociación una agenda de reivindicaciones posibles que si bien son concebidas desde una perspectiva táctica (conquistas parciales), constituyen una posibilidad para la negociación política.
Si esto se mantiene el ELN tendrá que definir cual ha de ser la agenda posible de conquistas parciales y entender que el escenario de las luchas por los cambios estructurales será el que corresponde al desarrollo al proceso de paz en el postconflicto.
Un tercer aspecto, que toma en consideración el documento es el que hace relación a lo que para organización significa la solución política la que concibe como “un cambio en las relaciones de poder”. A este respecto el ELN señala que “el pueblo colombiano debe saber que solo una transformación profunda de la sociedad puede traer soluciones a los graves problemas que afronta”.
Y que no se trataría sencillamente de una negociación entre la oligarquía y unas fuerzas que le hacen oposición. Esta idea aun se conserva en el ELN, no obstante, la organización tendrá que madurar el convencimiento que esas transformaciones profundas de la sociedad, no se alcanzaran en una mesa de conversaciones de paz y que su logro se corresponde con la lucha política posterior en los escenarios de las transformaciones democráticas.
Un cuarto aspecto, es el de concebir la negociación como la continuación de la guerra en el escenario de la política. “A la mesa de negociaciones, dice el ELN, acudimos para presentar el proyecto global y las reivindicaciones particulares que estamos peleando en el campo de batalla, vamos allí para mostrar las razones de la lucha, utilizando este escenario…para hacer conocer nuestros objetivos a la comunidad internacional y a los sectores a los cuales no tenemos acceso”.
Pensar la continuidad de los propósitos de la guerra en el escenario de la lucha política seria acertado, lo que si seria equivocado y tendría un altísimo costo político y mayor deslegitimación seria ir a una mesa de conversaciones no a sacar adelante un proceso de solución política negociada, sino a hacer proselitismo político para la organización y la lucha armada.
Voy a suponer que el ELN al señalar la necesidad de que la negociación se asuma con la mayor seriedad posible, que la palabra vuelva a tener valor y de hacer propuestas concretas, que tengan viabilidad y que estén seguros de poder alcanzar, así como, tener la disposición para cumplir si se llega a algún acuerdo con la contraparte, lo que me indica es su voluntad de llevar su proyecto revolucionario del escenario de la guerra hacia el escenario de la política.
Un quinto aspecto, señalado desde entonces, es el de ganar la participación de la sociedad en el desarrollo de las negociaciones a través de sus organizaciones sociales y políticas y, de distintos sectores democráticos. Postura que ha mantenido en los últimos 25 años
Al dar los elementos generales y construir la primera propuesta de negociación, el ELN, comienza abrir caminos para su propio desarrollo en el marco de una nueva estrategia política que busca transformar la organización en relación con su concepción de poder.
Por esto considera que la negociación tiene dos momentos que dependen de las dinámicas de acumulación política y la correlación de fuerzas. Uno, que busca una salida global al conflicto a través de cambios estructurales y, otro, que se dirige hacia la búsqueda de salidas especificas a los problemas del país. Digamos que ninguno se contrapone pero que tienen momentos distintos y duraciones diferentes.
Es en este tiempo que se plantea por primera vez la propuesta de un convenio por la vida que coloque al centro de la negociación la humanización de la guerra y tome aspectos que tengan que ver con el bienestar de la población, la democracia política y la soberanía del país.
Un último aspecto que el II congreso toma en consideración en relación con la negociación, es el de señalar hasta donde puede ceder la organización a las pretensiones políticas y militares del gobierno.
Allí plantean la posibilidad de hacer ceses temporales, parciales y generales, de las acciones militares; establecer criterios en torno al manejo y control mutuo de cierto tipo de armamento (minas y bombas); acordar los criterios básicos de las relaciones con la población civil involucrada en la guerra, entre otros aspectos operativos. Definen como criterio no aceptar la imposición de cese al fuego unilateral, ni la desmovilización y el desarme como requisito de la negociación. Postura que también han sostenido en el tiempo y que concretan en la afirmación una negociación sin condicionamientos previos
Si uno mira en detalle, en el proceso del ELN, estos aspectos se han ido desarrollando y flexibilizando de manera significativa, han ido tomando la forma que les determinan los tiempos y las transformaciones del conflicto en el marco de una realidad histórica cambiante.
2. El III Congreso del ELN: Paz con justicia social y soberanía
Durante el Desarrollo del III Congreso, denominado “Comandante Edgar Amilcar Grimaldos Barón”, en junio de 1996, el ELN, hace nuevamente referencia al dialogo y la negociación. Si bien es un texto supremamente corto, allí se plasman las líneas políticas que definen los componentes de la propuesta, señalando que mantienen “la bandera de paz con justicia social, democracia, soberanía, libertad y bienestar para las mayorías” y que esto implica “una profunda voluntad de cambio en la que entren en concurso todas las fuerzas comprometidas en la constitución de un nuevo orden económico y social”.
La particularidad que tiene este texto, es la de que se plantea la necesidad de buscar acercamientos con los distintos sectores del país y construir con ellos propuestas que encuentren salida a la situación nacional. Aparece allí insinuada la idea de la convención nacional como un espacio para que se expresen los sectores marginados y excluidos del país. Igual, la idea de los diálogos regionales, dados las particularidades del conflicto colombiano en el ámbito de lo espacio territorial. Hoy esta posibilidad es mayor, sectores importantes de la vida económica y política del país se vienen comprometiendo en las discusiones y diálogos de paz y las posibilidades de llegar a acuerdos concretos y realistas es superior a la de hace algunos años.
En Febrero de 1996, el ELN, da a conocer lo que denomina UNA PROPUESTA URGENTE PARA COLOMBIA, en la que señalando la existencia de una crisis política y de legitimidad del régimen convoca a los colombianos a buscarle una salida de fondo a la misma “que sea diferente, creíble, sincera y cuente con la participación de los distintos actores de la vida de Colombia”. Allí convoca el papel protagónico de la Sociedad civil en la solución de los conflictos y coloca a consideración de la nación la idea de la Convención Nacional. La actual crisis del país, dice el ELN, exige una salida política, donde los interlocutores sean la clase gobernante, los partidos… y el conjunto de la nación.
El ELN convoca a la nación entera a una CONVENCION NACIONAL donde se definan los nuevos referentes para gobernar, los procedimientos para la conformación de un nuevo gobierno de amplia participación y cuya labor principal sea el establecimiento de una nueva legitimidad que haga posible la superación de la crisis y, enrumbe al país por el camino de la democracia, la justicia social y el desarrollo.
Sobre estos aspectos el ELN comienza a caracterizar la Convención Nacional, como parte de la búsqueda de la salida política, señalando que en ella deben participar todos los sectores de la opinión nacional, las organizaciones sociales, las organizaciones políticas, los gremios, la iglesia, los intelectuales, la izquierda, los demócratas y los patriotas.
Esa Convención Nacional la concibe como un encuentro de todos los colombianos interesados en un futuro diferente para la nación y abierta a la participación de la comunidad internacional. La convención debe generar y dar resultado un proceso que enrumbe al país por los caminos de la democracia y la paz con justicia social propiciando los espacios políticos para que se expresen los olvidados de siempre.
Debe dotar a la nación de un Mandato de Paz y viabilizar la propuesta de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que sea un verdadero tratado de paz para todos los colombianos. Una Asamblea Nacional Constituyente que dé curso a un nuevo gobierno, y estructure un Plan de Desarrollo Alternativo que ponga fin a las causas estructurales de la violencia.
Estas ideas comienzan a socializarse y a tomar alguna importancia en la opinión publica en lo que se llamo el Pre-acuerdo del Palacio de Viana, suscrito por el ELN y el Gobierno Nacional con participación de la Comisión de Conciliación Nacional – CCN- en Madrid-España, el 9 de Febrero de 1998.
En este acuerdo se señala que “la solución del conflicto político social armado de Colombia requiere un proceso amplio de diálogo y concertación que involucre a todos los sectores de la sociedad colombiana para fundamentar las transformaciones del país y de sus instituciones, encaminadas a alcanzar la paz con democracia y justicia social” y que por esta razón, el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional –ELN-, acuerdan : “La convocatoria a una Convención Nacional para la Paz, la Democracia y la Justicia Social que tendrá como finalidad estructurar un acuerdo cuyo desarrollo se dé en todas las instancias legislativas y espacios posibles que sean indispensables, inclusive por medio de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, como lo ha venido proponiendo la Insurgencia, o a un referendo que concite la amplia participación democrática de todos los colombianos”.
En ese acuerdo se avanza en los mecanismos de impulso de la Convención Nacional, se convoca a una reunión preparatoria con la participación de un grupo determinado de delegados del Gobierno y el ELN, un grupo de facilitadores del dialogo y la concertación, así como representantes internacionales, de la sociedad civil, los gremios, el movimiento social y los partidos políticos, entre otros.
Se le asigna como responsabilidad a la reunión preparatoria determinar los elementos propios de la Convención Nacional, tales como: “Definición de las bases para la transformación de las estructuras sociales y políticas mediante una acción concertada que tenga en cuenta, entre otros, la plena vigencia de los derechos humanos; la justicia social y económica; la democratización política; la definición del papel de las Fuerzas Armadas en un país en paz; y la soberanía, integración e internacionalización”.
Así como, determinar el número de participantes que no podría ser superior a cien personas, representativa de las fuerzas económicas, políticas y sociales. Fijar fecha, sitio y, establecer los aspectos metodológicos para llevar a cabo la Convención Nacional. De manera simultánea a la búsqueda de soluciones al conflicto político y social, se acordó la necesidad de determinar los aspectos complementarios para desarrollar un proceso que condujera a la terminación de la confrontación armada.
También se señalo la necesidad de que mientras esta persistiese, las partes acordarían un convenio por la vida y la humanización de la guerra, en el contexto del Derecho Internacional Humanitario que, además, preservara a la población civil.
El proceso de diálogo para la búsqueda de la solución política que se inicia con la suscripción del preacuerdo y su ratificación, contaría con el acompañamiento de la comunidad internacional, en principio a partir de España, México, Costa Rica y Venezuela. El Gobierno de España cumpliría la función de facilitador del proceso, agente de buenos oficios y anfitrión, cuando fuere necesario. En relación con el acompañamiento internacional se señala que este deberá estar precedido de los principios de neutralidad, imparcialidad y discreción.
Lo que inicialmente son ideas generales que tienen que ver con el dialogo y la negociación, la participación de la sociedad civil, el impulso de una Convención Nacional en el camino hacia una Asamblea Nacional Constituyente, comienzan a adquirir forma y contenido en este acuerdo del Palacio de Viana y, en el ACUERDO DE MAINZ cuatro meses después.
El día 16 de julio de 1.998 en la ciudad alemana de Mainz, se llegó a un acuerdo firmado entre representantes de la sociedad civil y emisarios del E.L.N, en procura de humanizar la guerra que se desarrolla en Colombia. Allí, la “Sociedad Civil”, el ELN y el Comité Nacional de Paz, con la facilitación de las Conferencias Episcopales de Alemania y Colombia, acuerdan dar inicio a un Proceso de Paz con el ELN, comprometiéndose, entre otros aspectos, a garantizar la participación permanente de la sociedad civil, a abordar la investigación y discusión de una serie de temas de paz que busquen los cambios estructurales o parciales en la vida de la Nación, a generar encuentros con distintos sectores para consolidar un autentico proceso de Paz, a promover la colaboración de la comunidad internacional y, a facilitar encuentros del Gobierno con las Comandancias del ELN…
En el marco de ese acuerdo el ELN comienza a estructurar puntos de vista y a asumir actitudes frente al desarrollo de una salida política del conflicto armado. En ese momento se compromete a suspender la retención o privación de la libertad de personas con propósitos financieros, en la medida en que se resuelva por otros medios la suficiente disponibilidad de recursos del ELN; la organización acoge unilateralmente las recomendaciones de Amnistía Internacional en relación con la aplicación del Derecho Internacional Humanitario, propone un Foro Nacional en torno a los Recurso naturales y plantea el cese de los sabotaje a los oleoductos.
Allí, conjuntamente con la sociedad civil, se define algunos parámetros para convocatoria y realización de la Convención Nacional con miras a la obtención de la Paz y la justicia social, la ampliación de la democracia y la consolidación de la soberanía nacional.
Algunos de los apartes del acuerdo de Mainz sobre la Convención Nacional que son el resultado del proceso adelantado por el ELN y que se sostiene en gran medida como mecanismo para la solución política, son:
“Por Convención Nacional entendemos un proceso con varios espacios de diálogo, con capacidad propositiva, por parte de representantes del Estado, la sociedad y la guerrilla. La Convención buscará elaborar las bases de un acuerdo político de reformas y transformaciones sociales, con miras a la democratización del Estado y la sociedad. Su desarrollo se hará a través de los mecanismos que sea indispensables de orden administrativo o legislativo, e inclusive a través de la organización de una Asamblea Nacional Constituyente.
La Convención Nacional debe propiciar la participación de representantes del Estado y contar con el aval del Gobierno Nacional. El proceso de la Convención Nacional debe estimular la participación de espacios regionales y sectoriales en la preparación y desarrollo de la misma
En la agenda de la Convención, se tratarán temas tales como la definición de las bases para las transformaciones de las estructuras sociales, económicas y políticas que se requieran, mediante una acción concertada que tenga en cuenta entre otros, la plena vigencia de los derechos humanos, la justicia social y económica, la democratización política, la soberanía, la integración e internacionalización y el papel de la fuerza pública en un país en paz.
La Convención Nacional se hará en territorio colombiano, en un área en la cual haya un cese al fuego bilateral y se darán las garantías necesarias para todos los participantes en la misma. Coincidente con la realización de la Convención Nacional, se exhorta a buscar hechos de Paz de mayor significación, tales como el cese al fuego y el cese de operaciones ofensivas de las partes en el territorio nacional”. Pese a todos los esfuerzos realizados y a los avances obtenidos en la caracterización del proceso de paz con el ELN, este no logra concretarse.
El 16 Julio de 1998, en Maguncia, Alemania, se realiza el Encuentro de Puertas del Cielo entre representantes de sectores de la sociedad colombiana y del ELN, en el que se concluye entre otros asuntos el impulso de la Convención Nacional, como una mesa de diálogo sociedad – insurgencia, en la búsqueda de concretar la solución política del conflicto social y armado. El evento se desarrolla paralelo a las elecciones presidenciales que gana el candidato Andrés Pastrana Arango.
Durante el Gobierno de Pastrana el proceso de Paz se centro en lo esencial en las FARC-EP. Pese a esto se realizaron una serie de encuentros que fueron enriqueciendo de elementos políticos el proceso del ELN, en particular los diálogos en Cuba.
Al hacer el balance de los diálogos del ELN con el gobierno de Andrés Pastrana, el equipo de negociación de la organización insurgente, señala las dificultades e inconvenientes que imposibilitaron el desarrollo del mismo y nuevamente señala lo que entiende el ELN por solución política, “en el entendido que dicha solución no puede ser otra que la de llevar justicia social, democracia y soberanía a las mayoría nacionales de Colombia que hoy no disfrutan de ellas”.
Entre octubre y enero del 2002 se desarrolló una cumbre por la Paz que daría origen a una pequeña agenda de naturaleza humanitaria para desarrollar con la veeduría internacional y evitar al máximo los aspectos en los que la confrontación involucra la población civil. En esa Cumbre se señalo la necesidad de “celebrar acuerdos humanitarios y sociales parciales de ejecución inmediata de carácter bilateral, verificables por organismos nacionales e internacionales y para tal efecto, se propone crear una comisión conjunta del Gobierno y el ELN con el acompañamiento del Grupo de Países Amigos y del Representante del Secretario General de Naciones Unidas.
Esta comisión propondría un cronograma de reuniones para el estudio de los siguientes puntos: Desvinculación de los menores del conflicto armado. Inversión social en zonas de conflicto. Respeto a la infraestructura eléctrica, vial y petrolera. Análisis de políticas en los temas anteriores. Estudio de las experiencias de acercamientos humanitarios regionales. Suspensión de fumigaciones y ejecución de programas de sustitución de cultivos de uso ilícito en regiones específicas.
Localización y erradicación de todo tipo de minas antipersonal. Compromiso del Estado de desarrollar con actos concretos su deber de combatir el fenómeno paramilitar. Atención a las víctimas y formulación de políticas de prevención y retorno de la población desplazada.
3. EL IV Congreso del ELN: Un nuevo gobierno de Nación, Paz y Equidad.
Con la administración de Álvaro Uribe Vélez, el ELN, ha abordado un proceso en el cual asume el impulso de una nueva Estrategia Política, que ha definido en el marco del VI pleno de comandantes (2004) y cuyo objetivo fundamental es alcanzar “UN PAÍS EN PAZ, para construir la democracia, la justicia social y la soberanía nacional” conforme lo ha establecido a lo largo de los últimos años. Busca entonces, el ELN, en el proceso, hacer una labor pedagógica que le permita, crear conciencia en la causas de la guerra, de los problemas que deben resolverse en el país y, vincular a la población a una corriente de opinión que motive los cambios y le de vida a los procesos.
Es consiente, de la degradación en la que ha caído la guerra, que ha logrado desfigurar la lucha armada revolucionaria y por ello, considera importante tomar distancia del ejercicio de la violencia por la violencia, y darle más valor al rescate de los ideales para legitimar el proyecto revolucionario. Dentro de esa visión de rescatar la legitimidad, el ELN se plantea llamar a la sociedad a PARAR LA GUERRA, y a abrir un camino a solución política del conflicto.
Esa solución política tendría varios componentes que podrían enumerarse de la siguiente forma, según lo hemos visto:
El impulso y desarrollo de una Convención Nacional en la que participe la sociedad colombiana, como sociedad civil, el gobierno nacional y la insurgencia. La construcción de una agenda social y política y de una agenda humanitaria que se constituyan legítimamente en un mandato nacional de Paz. La realización de una Asamblea Nacional Constituyente que institucionalice el mandato y defina las líneas de un plan de desarrollo democrático.
Estos tres elementos unidos a una práctica social y política dirigida a la construcción de un nuevo mapa político de Colombia sustentado en la existencia de gobiernos locales y regionales de carácter alternativo, que el ELN considera posible si se extiende la cobertura de la lucha política y se logra mejores posiciones para su desarrollo asumiendo los papeles de la gobernabilidad regional y local en el país con el objetivo de posicionar las ideas del cambio en el ámbito de la gobernabilidad nacional y, de buscar que la unidad de esfuerzos y acumulados garanticen el posicionamiento en el gobierno nacional de la idea de trabajar por construir la paz y darle efectivo cumplimiento ejercicio de una autentica democracia, con justicia social y soberanía.
Tal vez el momento de mayor avance del proceso de paz con el ELN, se da durante el gobierno del presidente Uribe en el marco de las conversaciones de La Habana que para diciembre del 2007 prácticamente, había estructurado una propuesta de ACUERDO BASE, acompañado de una pensada metodología para su ejecución.
El Acuerdo Base contemplaba una serie de capítulos temáticos, procedimientos, metodologías y fase de ejecución que debían concluir con el paso del ELN a la vida política de la nación. El primer capítulo tomaba en consideración la construcción de un ambiente para la paz, en el consideraba la posibilidad de un cese al fuego y las hostilidades, la suspensión de los ataques contra la población y la infraestructura del país, la suspensión de las retenciones (secuestro) y la liberación de los retenidos, desplazados y retorno así como el programa de desminado.
El capitulo dos retomaba el tema reiterativo del discurso del ELN en relación con la Participación de la sociedad, colocando al centro de esta temática la idea de la Convención Nacional en la que se definía la necesidad de un equipo impulsor, las campañas de promoción, organización y ejecución de la misma en el marco de unas amplias garantías de seguridad para los participantes, Igualmente se aborda el tema de la Casas de Paz como instrumentos para la preparación de la Convención Nacional; un tema adicional que se toma en consideración es el papel del Consejo Nacional de Paz en el proceso el que debía tocar como temas centrales el tratamiento de la situación de los desplazados, logrando un registro objetivo común de este problema, la suspensión del desplazamiento y el desarrollo de proyectos piloto para el retorno de comunidades desplazadas.
Así como, la restitución de las propiedades a los desplazados, la erradicación manual y sustitución de cultivos de uso ilícito y el impulso de planes de desarrollo alternativos. También se le asignaba la tarea de adelantar una campaña conjunta de respeto por los promotores de paz, activistas políticos, líderes sociales, periodistas y defensores de derechos humanos.
Constituir un mecanismo conjunto de atención y prevención temprana, que apoyara con garantías y medidas efectivas a los amenazados y perseguidos y, hacer un registro nacional único de desaparecidos en el marco de un plan de búsqueda de desaparecidos que debía complementarse con una campaña de prevención y erradicación de la desaparición forzada. Este capítulo también tomaba en consideración los Planes de Desarrollo y paz
El Tercer Capítulo del Acuerdo Base, centro su atención en el papel que podía jugar en el proceso la comunidad internacional en los procesos de mediación, acompañamiento, verificación, financiación y cooperación en general para sacar adelante el proceso en sus distintas fases.
El cuarto Capitulo tomo en consideración los instrumentos que en lo esencial se centraron en la financiación del proceso y las garantías de interlocución y seguridad, a los integrantes del ELN comprometidos en el desarrollo de este Acuerdo. También hizo énfasis en la liberación de los detenidos por Rebelión, suspensión individual de órdenes de captura contra miembros del ELN que participen en tareas específicas de paz, derivadas de la aplicación del Acuerdo.
En esta experiencia se formularon igualmente un paquete de propuestas para avanzar en el proceso y se establecieron las metodologías adquiriendo cada una de las partes los compromisos según las temáticas definidas en el mismo. La imposibilidad de definir los criterios de localización y ubicación de la fuerza terminaron echando por la borda todo el esfuerzo realizado en este proceso.
Digamos que de este balance general se puede sacar en claro que el ELN considera, para ese momento, que la transición del país hacia la PAZ, por medio de LA SOLUCIÓN POLÍTICA, será producto del compromiso del gobierno para atender la crisis social y de democracia existente en el país. No se ve en la propuesta de solución política la idea de desmovilización y desarme, esta se supedita, al ritmo que el país cambie, y a la actuación de la insurgencia en correspondencia a las nuevas realidades históricas.
Pese a que existe una marcada diferencia entre lo que una y otra parte entiende por solución política, lo que compromete intereses, procesos y tiempos distintos, lo más importante consiste en ver en esta opción un camino inteligente y necesario para transformar la realidad social, política y económica del país y salir del empantanamiento del conflicto armado.
Nótese en este recorrido que los aspectos humanitarios, la participación de la sociedad civil, la convención nacional, el problema minero-energético, los recursos naturales y el discurso de la justicia social, la democracia y la soberanía han estado ahí presentes durante todo este tiempo y que serán seguramente temas de agenda.
A puertas de abrirse un nuevo proceso de conversaciones entre el Gobierno del Presidente Santos y el ELN, es necesario que se expresen con claridad las expectativas de cada uno, se construya confianza en los procesos, paciencia en el desarrollo de los mismos, prudencia en las decisiones, que es lo único que permite que esta nueva iniciativa se lleve a feliz término y el acuerdo de paz que el ELN ha perseguido durante 25 años pueda al fin encontrar un terreno fértil.