¿Cuánto crecerán los países de la Alianza del Pacífico para 2017?

Hemos conocido en fecha reciente las proyecciones de crecimiento de la actividad económica para la región latinoamericana y caribeña de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en las que se apunta una contracción media de un 0,9% para este año y una expansión promedio de un 1,5% para 2017.

En el retroceso observado en lo que va de año, sigue pesando la caída de los precios de las materias primas, la menor demanda de China junto a otras economías foráneas y el esperado repunte de las tasas de interés en los Estados Unidos. Con todo, si desea volver a cifras positivas Latinoamérica debe virar hacia un modelo económico distinto.

Cepal apunta que en 2017 nos enfrentaremos a un “entorno global más auspicioso” que los vividos en 2015 y 2016. Añade que la mecánica de las alzas esperadas mostrará diferencias entre países y subregiones, tanto en el presente ejercicio como en el venidero.

Así, para Sudamérica estiman un decrecimiento de un 2,2% en el actual período con caídas en Argentina (-1,8%), Ecuador (-2,5%), Brasil (-3,4%) y Venezuela (-8,0%). Esta subregión se caracteriza por la “producción de bienes primarios, en especial petróleo, minerales y alimentos”. Crecerán los países de la Alianza del Pacífico, Perú (3,9%), Colombia (2,3%) y Chile (1,6%). Las mayores subidas corresponderán a Bolivia (4,5%) y Paraguay (4%). Finalmente, Uruguay crecerá un 0,6%. Para 2017 predicen un signo positivo de un 1,1%. Todos crecerán con la excepción de Venezuela.

Centroamérica y México ascenderán un 2,5% al cierre de estos doce meses. República Dominicana (6,5%) será la que más, seguida de Panamá (5,4%), Nicaragua (4,5%) y Costa Rica (4,2%) México, también miembro de la Alianza del Pacífico, lo haría un 2,1%. En 2017 el grupo subiría una décima hasta el 2,6%.

En el Caribe de habla inglesa, holandesa y francesa se espera una caída de un 0,3%. Los que más influirán en ello serán Surinam (-4%) y Trinidad y Tobago (-2,5%). Se espera un aumento promedio de un 1,4% en 2017.

Los expertos de Cepal apuntan que para mantener una evolución tangible y sostenida “se requiere dinamizar la inversión e incrementar la productividad”. Agregan que el impulso de nuevas infraestructuras, la innovación y la incorporación de tecnologías son indispensables para conseguirlo.

Preservar los avances sociales

Se deben mantener los “avances sociales alcanzados en años recientes”, y para ello se sugieren ajustes fiscales inteligentes. La gestión de las finanzas públicas de la región debe velar por impactar favorablemente en el ascenso económico como en las condiciones sociales de la población.

Algunos datos aportados por analistas a tener en cuenta es que la pérdida acumulada por la región entre 2010 y 2016 en términos de intercambio ha sido de un 15% respecto de 2010. Sin embargo, en ningún momento la región superó las pérdidas de las otras regiones exportadoras de materias primas: Medio Oriente (-27%), la CEI (ex URSS, predominantemente Rusia, -20%) y África subsahariana (-16%). Ello refleja economías más diversificadas, en especial México. No se espera que la situación cambie en 2017.

Se constata que la tasa de progresión de América Latina desde 2014 ha sido inferior a la de los países desarrollados, hecho que no tenía lugar desde hace bastante tiempo. Igualmente, se confirma que el ingreso per cápita ha caído un 3,5%, asunto que no se daba desde 2009 y que podría repercutir en los indicadores de pobreza.

Capital humano

La más trascendental reforma que necesitan la mayor parte de los países americanos y del Caribe tiene que ver con los recursos humanos; hay que apostar necesariamente por una población mejor formada. No solo hablamos de universidades, sino también de capacitación profesional que contribuya a dar mayor valor añadido a lo que se produce y, sobre todo, a diversificar bienes, servicios y mercados.

Invertir en infraestructuras es hacerlo en conectividad física y digital; todos los sectores de la economía se fortalecen. El tránsito de personas, mercancías y las comunicaciones, tanto a nivel nacional como interregional o al exterior, es perentorio ahora y lo será en el futuro. La incorporación de la tecnología en todos los niveles es un deber; cualquier esfuerzo en esta dirección favorecerá a toda Latinoamérica.

La obligación de los que han sido elegidos para dirigir los destinos de sus países es hablar con todos los representantes económicos de la sociedad y de forma conjunta delinear políticas públicas que fomenten la productividad indispensable para competir con posibilidades de éxito.

Enseñar a innovar es parte del abecedario que conduce la competitividad global. Potenciar la investigación y desarrollo en la industria hará que se cuente con ofertas avanzadas garantizando la supervivencia de las empresas y manteniendo el desarrollo de los países.