Daltonismo político

La “sorpresa” de la semana pasada fue la adhesión de unos “disidentes” verdes a la campaña de Juan Manuel Santos, ya que, a pesar de que ya se sabía, no fue mediático sino hasta el evento formal en la sede de campaña del candidato presidente.

Como era de esperarse, surgió una lluvia de críticas, ataques y madrazos a quienes se sumaron a la Unidad Nacional (UN), tildándolos de traidores, vendidos e incluso apelando a la doble militancia. Sin embargo, lo que piensan los nuevos integrantes “santistas” va en contravía a dichas acusaciones.

Las cabezas de la discordia son El representante a la Cámara por Bogotá del Partido Verde (inicial) Alfonso Prada (quien no solamente se sumó a la UN sino que gerencia la campaña en Bogotá) y el ex alcalde de la misma ciudad Luis Eduardo Garzón, director nacional de paz y reconciliación.

En la otra esquina está la Alianza Verde, que en cabeza del candidato a la presidencia Enrique Peñalosa otra vez pretende (sólo pretende) salir favorecido en las urnas. Sumando a la caballería tenemos a quienes salieron triunfantes en las elecciones parlamentarias por esta colectividad: Navarro Wolf, Claudia López, Angélica Lozano, entre otros.

Para analizar este sancocho, es prudente analizar los contendores empezando por los verdes con Santos. Entonces, ¿Quién es Alfonso Prada? éste cachaco acérrimo, fue un notorio rojo (liberal), incluso “galanista”, que triunfó en las urnas como Edil en Chapinero a principio de los años 90’s, pasó por el Concejo y terminó en el Congreso representando a su ciudad. La curiosidad surge al preguntarse cómo fue que terminó en el Partido Verde, y la respuesta tiene nombre propio: Enrique Peñalosa. Apoyó en cada una de las iniciativas “pañalosistas”, desde pertenecer al movimiento que lo llevó a la Cámara de Representantes “Por la Bogotá que Queremos”, hasta las posteriores aspiraciones a la alcaldía y presidencia de la República del ex Alcalde. En conclusión, el ex “cachiporro” y ex “peñalosista” apoya hoy al Presidente candidato Juan Manuel Santos, principal contendor de Enrique Peñalosa. De novela, pero verdad.

Pasamos al candidato a la Unidad de Servicio de Recuperación (AA) “Lucho” Garzón, quien ha pasado por el color amarillo (Polo Democrático), que al verlo “manchado” por la corrupción decidió unirse a las filas de los verdes para luego unirse a la Unidad Nacional. Como bien se decía anteriormente, está encargado de la dirección nacional de paz y reconciliación de la campaña de Santos. Personalmente, no sé hasta dónde alguien propenso a andar por las calles ligeramente alicorado insultando periodistas sea una autoridad en temas de paz y reconciliación, o precisamente eso lo convierte en una.

Del otro lado del cuadrilátero tenemos esa Alianza Verde que reclama la “verdadera” herencia del Partido Verde, lo cual también asevera la llamada disidencia en la UN. ¿Quién tiene la razón? Lo innegable de este asunto es que ya no hay Partido Verde. La AV conserva la imagen, pero están errados a la hora de acusar de doble militancia a Alfonso Prada y a los otros “disidentes”, ya que fueron elegidos popularmente bajo unas condiciones diferentes, antes de la adhesión del Progresismo. Así que podría decirse que la inconformidad de la división verde por parte de la AP sea un rechazo pasional producto de la intolerancia política.

Estamos ante un nuevo género de telenovela, donde los políticos son los protagonistas. Ahora ya no se trata de propuestas si no del desamor, la traición, la pasión y la reconciliación política. De seguro, las grandes cadenas televisivas del país tendrán de nuevo a un “Patrón del Mal” como candidatos al rol principal al Senador electo Uribe o al Procurador General Ordoñez; “A mano limpia” protagonizada por Rodrigo Lara; y “Nuevo rico nuevo pobre”, definitivamente la novela verde.

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