De "canallas" y "rufianes de barrio"

El más reciente calificativo con el que el expresidente Uribe se refirió a Juan Manuel Santos –lo trató de canalla– es solo el último capítulo de una pelea que ha ido subiendo de tono y que, según expertos, es inconveniente para el país. Colombia se pierde, según analistas, de un debate serio entre dos líderes que parecen estar jugándose en las redes y en los medios su carrera política.

“Presidente Santos canalla, jamás tuve un desacuerdo en nombramientos con él como ministro ni con el General Naranjo como Director de Policía” trinó el expresidente Uribe a las 9 y 10 de la noche. Mientras tanto, Juan Manuel Santos afirmaba en el programa de opinión Hora 20 que “El general Naranjo y yo estuvimos en desacuerdo” en el nombramiento del general Santoyo como director de la Dipol o del Gaula.

Uribe también criticó las palabras de Santos en el programa radial, cuando dijo que “Hasta el momento del fallo (de La Haya) nuestro Gobierno no tenía ningún margen de maniobra, no podíamos hacer nada diferente a lo que heredamos”, en una clara alusión a la administración anterior.

El expresidente dijo que Santos había “inducido a la canciller María Ángela Holguín a decir mentiras” al respecto y que con respecto al fallo se “manejaron las audiencias públicas y podrían haber hecho cambios en la línea de defensa de Colombia. En ninguna parte lo impiden los reglamentos de la Corte”.

La pelea se extendió hasta el medio día de este lunes, y quien encendió la llama fue siempre el exmandatario. Dijo que el de Santos es un gobierno mentiroso, lleno de cortinas de humo, derrochón y de fiestas y comitivas. La última arremetida del exmandatario contra un gobernante que prometió no pelear con su antecesor.

“Todos los días le pido a Dios que ese odio no me vaya a invadir, porque ese odio lo vuelve a uno prisionero de la forma de hablar. Los colombianos me eligieron para gobernar y no para pelear con los expresidentes. Este país ya tiene los suficientes problemas como para pelear con Uribe”, dijo el Presidente.

Con esta afirmación están de acuerdo varios analistas. María Jimena Duzán señaló que es “un desastre para el país” este tipo de peleas, mientras que Felipe Zuleta remarcó la inconveniencia de estas interacciones entre los dos líderes, que podrían estar sosteniendo un debate serio.

Pero los calificativos subidos de tono nos son una novedad en esta tormentosa relación. El 29 de octubre, su discurso en la asamblea general del partido de la U y luego de recibir varias críticas del exmandatario, Juan Manuel Santos señaló que no llegaba al evento como un “rufián de esquina a demostrar que soy el que manda en el barrio”.


A pesar de que en el programa radial del lunes en la noche, Santos señalara que no fue él quien inició la pelea y que le gustaría mejorar las relaciones, Uribe señaló hoy en varios medios de comunicación que esa rivalidad “es un tema de gobiernos”. Volvió a señalarse traicionado por esta administración y evidenció sus inconformidades con la “política de la prosperidad”.

Para varios expertos, el tono de la discusión ha subido por las intenciones políticas de los líderes. “Santos está buscando la reelección y Uribe quiere reencaucharse en la política”, señaló el panelista de Blu radio Felipe Zuleta.

Para Ricardo Silva, columnista del periódico El Tiempo, la tensión desatada no responde más que al futuro que se están jugando los políticos. Las posibilidades de que Uribe encabece una lista al Senado por el movimiento Puro Centro Democrático y un eventual segundo mandato de Santos serían las razones de la alta tensión entre los dos.

Pero la opinión pública en general concluye que el rifirrafe entre Uribe y Santos es innecesario, y que el país debería estar abocado a otros temas y no a sembrar de nuevo la polarización en la opinión.