De París a Bamako, las 10 claves de la 'semana de la ira'

Han sido siete días de permanente sobresalto y muerte: primero, los atentados de París se cobraban la vida de 130 personas; el sábado el asalto a un hotel en Mali y la amenaza de atentado en Bruselas.

El pasado 14 de noviembre, poco después de las nueve, tres comandos coordinados del Estado Islámico sacaban a París del plácido abandono de una noche de viernes. Mientras tres suicidas se hacían estallar en las proximidades del Estadio de Francia en París, dos equipos de hombres armados con kalashnikovs atacaban varios restaurantes y lugares de ocio, entre otros la legendaria sala de conciertos Bataclan. Con las víctimas moría también la inocencia de Francia, de Europa, que cobraba así conciencia de que, en un mundo globalizado y por una perversa expresión del efecto mariposa, las guerras de Oriente Medio pueden llegar a la puerta de casa: el Estado Islámico se jactará después de haber “llevado el horror al corazón de los Cruzados en medio de su propia tierra”.

Al atacar bares, restaurantes y salas de conciertos (calificados de “fiestas de prostitución de ateos”), los yihadistas apelaban a la vulnerabilidad de los ciudadanos comunes y corrientes, que no podían sino identificarse con unas víctimas que a esas horas, igual que ellos, simplemente habían salido a cenar, a tomarse una copa, a oír música. Nada, a ojos occidentales, que justificase esa injustificable sentencia de muerte. Cualquiera podíamos haber estado allí esa noche, en un París convertido en Chechenia durante media hora. Nosotros, nuestros hijos y primos, nuestros amigos. En algunos casos, como sabríamos después, lo estaban.

Una Francia traumatizada ya ha aceptado -es más, exige- una reducción de las libertades a cambio de mayor seguridad. Otros países podrían seguir su ejemplo. La islamofobia deja de ser considerada políticamente incorrecta para integrarse en el lenguaje electoral de candidatos importantes a ambos lados del Atlántico. Las capitales occidentales estudian sus opciones, entre las que se incluye una respuesta militar ampliada.

Este es el relato de la semana que podría transformar Europa.

1. Un participante en los atentados cruza a Bélgica

Tras los ataques, el belga Salah Abdeslam, participante en los ataques y hermano de Brahim Abdeslam, uno de los suicidas que se hizo estallar en el Bulevar Voltaire, vagó durante horas por París, esperando a que unos amigos viniesen desde Bruselas a recogerle. El sábado cruzó la frontera belga en coche junto a dos amigos, y desde entonces se encuentra desaparecido. La policía francesa cree que podría haber adoptado una nueva identidad y aspecto, bajo el nombre de Yassine Baghli.

El Estado Islámico reivindicó el atentado al día siguiente, y, en una batería de videos posteriores, amenaza a las principales naciones occidentales y promete futuros atentados en “Roma, Washington y Londres”, así como “Al Andalus”.


2. Los vehículos, claves en la investigación

Tras estudiar las cámaras de vigilancia y los testimonios de los testigos, la policía identificó las matrículas y los modelos de los dos coches utilizados durante los atentados. Al rastrearlos, descubrió que habían sido alquilados por los hermanos Abdeslam. Los dos vehículos fueron posteriormente encontrados cerca del Bataclan y en la región de Montreuil, y en su interior se hallaron rifles kalashnikov.

3. Salen a la luz las tragedias personales

A medida que se van conociendo los detalles del asalto, emergen las historias de las víctimas, no solo ciudadanos franceses sino de todo el mundo, entre ellos tres españoles (dos de ellos con doble nacionalidad). Otros dos compatriotas son dados por muertos en un primer momento, pero posteriormente comunican que se encuentran bien.

También se conocen las historias de los supervivientes, aquellos que se salvaron por puro azar o porque alguien les ayudó. El caso más dramático: el de las dos mujeres que no fueron ametralladas a corta distancia porque al terrorista se le encasquilló el arma.


4. Redadas en el barrio de Molenbeek

El lunes 16, siguiendo la pista del alquiler de los coches, las autoridades belgas lanzan una redada en el barrio de Molenbeek, en Bruselas, uno de los epicentros del radicalismo islámico en Bruselas. Detienen a siete personas, entre ellas al mayor de los Abdeslam, Mohamed, que posteriormente es considerado inocente por los investigadores y es puesto en libertad.

El martes se repiten las operaciones policiales, con la esperanza de encontrar y detener a Salah, sin éxito. Se producen nuevas detenciones.

5. Francia bombardea al yihadismo en Siria

En la madrugada del lunes al martes, diez cazas Rafale y Mirage 2000 bombardean una veintena de objetivos en Raqqa, la principal ciudad controlada por el Estado Islámico en el norte de Siria. Desde entonces, los ataques aéreos de Francia se han venido produciendo cada noche, y aunque el Gobierno francés asegura que se han destruido varios objetivos importantes, también se han producido bajas civiles. Los bombardeos franceses, unidos a los que ya estaba llevando a cabo Rusia, están provocando una nueva oleada de refugiados hacia la vecina Turquía.


6. Identifican a los suicidas

Pocas horas después del atentado, la policía había logrado ya identificar a uno de los suicidas de la sala Bataclan, a partir de las huellas dactilares obtenidas de un dedo seccionado en la explosión. Se trataba de Ismail Omar Mostefai, un delincuente común nacido en Francia que no estaba vigilado por los servicios de inteligencia, aunque se le consideraba sospechoso de posible radicalismo.

En los siguientes días las investigaciones han avanzado con cierta rapidez, y ya se conocen las identidades de cuatro de los siete terroristas muertos: además de Brahim Abdeslam, se ha identificado a Samy Amimour (de 28 años, nacido en la ciudad francesa de Drancy y retornado de Siria, adonde viajó en 2012, muerto en la sala Bataclan), y Bilal Hadfi (un belga de 20 años, también retornado y vigilado por los servicios secretos, pero que logró ocultar su rastro, hasta que el viernes se hizo estallar en el Estadio de Francia). Se cree que podría haber un noveno participante en los atentados cuya identidad se desconoce y que continuaría huido.


7. Desalojan un estadio en Hannover

En la noche del martes 18, las autoridades alemanas cancelan un partido de fútbol entre Holanda y Alemania en la ciudad de Hannover al que iba a asistir la Canciller Angela Merkel, ante el temor a un atentado. Los rumores sobre la aparición de explosivos en varios puntos de la ciudad se demuestran falsos, pero las fuerzas de seguridad citan “indicios concretos” procedentes de un servicio de inteligencia aliado. La insistencia en celebrar el encuentropretendía mostrar una imagen de tranquilidad tras los atentados de París. El resultado es el contrario.

8. Redada mortal en Saint-Denis

El miércoles por la mañana, equipos antiterroristas de la policía francesa asaltan una vivienda en el barrio de Saint-Denis, en busca del que se cree el cerebro de los atentados, el belga Abdelhamid Abaaoud, que muere en el asalto, abatido por un francotirador policial. Su prima, Hasna Aitboulahcen, se hace estallar tratando de llevarse por delante a varios agentes. Hoy, la policía ha hecho público que se encontró un tercer cadáver en la casa, perteneciente a una mujer que todavía no ha sido identificada.


9. Medidas antiterroristas excepcionales

Desde el primer momento, el presidente François Hollande decretó el estado de emergencia, que fue posteriormente extendido durante tres meses por votación en la Asamblea. El ejecutivo galo, además, ha propuesto o aprobado una batería de medidas promovidas por la derecha, y que hasta ese momento los socialistas habían evitado: se amplían las competencias y los efectivos policiales, se reducen los derechos de los sospechosos de terrorismo, y se estudian medidas como el uso de tobilleras eléctricas para individuos considerados radicales, o la expulsión de imanes extremistas.

Mientras se extiende el temor y se producen falsas alarmas en varios lugares de Europa, el jefe de la policía de seguridad de Suecia (SÄPO) advierte el miércoles de que es posible que la masacre de París “inspire” a otros individuos a cometer actos similares por su cuenta. Horas después, tres individuos que dicen pertenecer al Estado Islámico apuñalan a un profesor de un colegio judío en Marsella. La víctima sobrevive.


10. Secuestro en un hotel de lujo en Mali

Ayer por la mañana, un comando de tres hombres asaltó el hotel Radisson de Bamako y tomó como rehenes a 170 personas. Tras liberar a aquellos que sabían leer el Corán, los atacantes se atrincheraron en el piso 7 del edificio, pero las fuerzas especiales malienses lanzaron una operación de rescate y liberaron a los cautivos que quedaban con vida. Dos terroristas fueron abatidos, y el número de rehenes muertos es de al menos 27, aunque podría elevarse. La acción ha sido reivindicada por el grupo Al Morabitun, liderado por el veterano yihadista argelino Mojtar Belmojtar, responsable de numerosos secuestros de occidentales en la región del Sahel.

Al Morabitun no tiene ninguna relación con el Estado Islámico, más allá de las coincidencias ideológicas. Aunque este secuestro no ha desatado la misma consternación que los atentados de París -es África Occidental, no una capital europea-, esta acción apunta a una creciente competición entre diferentes grupos yihadistas. Malas noticias para todos.