De superestrella del porno internacional a ser pastora de iglesia cristiana

De ganarse mensualmente 30 mil dólares en la industria cinematográfica que anteriormente le permitía tener una cómoda vida, acorde con su estatus laboral, Nadia Hilton, su nombre artístico en el séptimo arte para adultos, cambió su nombre para hacer una nueva vida junto a su esposo.

La reconocía actriz porno, Crystal Bassette, quien protagonizó al menos 100 películas para adultos, es de nuevo la sensación de las redes sociales, pero esta vez al mostrar lo que sería un testimonio de un verdadero cambio de vida.

De ganarse mensualmente 30 mil dólares en la industria cinematográfica que anteriormente le permitía tener una cómoda vida, acorde con su estatus laboral, Nadia Hilton, su nombre artístico en el séptimo arte para adultos, cambió su nombre para hacer una nueva vida junto a su esposo.

Pero este cambio no sucedió como algo premeditado, según Crystal todo esto de dió, porque Dios llamó a su puerta. A sus 33 años, se casó, es madre de dos hijos y lleva una feliz vida familiar junto a su marido quien, también es ministro de la iglesia, y según ella es el artífice principal para su radical cambio.

Según el portal Infobae, a los 16 años, la mujer quedó embarazada y en soledad. Sin mucho apoyo, tuvo que cargar sola con la recién nacida y comenzar a trabajar. Debió mudarse hasta que se instaló en Hollywood desde su Carolina del Norte natal.

Allí comenzó sus días como modelo y a actuar en un club nocturno, donde un productor de cine porno la vio y le ofreció una nueva actividad. La paga era muy buena: 30 mil dólares al mes, difícil de rechazar.

La primera vez que actuó frente a las cámaras pasó horas llorando. Durante un mes no volvió a hacerlo. Pero la necesidad era mayor, entonces recurrió al alcohol y a las pastillas para pasar el momento y grabar las escenas. “Llevaba a mi hija al colegio por la mañana, iba, grababa y volvía con ella a casa. Era un trabajo regular, de 9 a 5”, confesó.

“Después de leer la Biblia, supe que estaba hechizada por el espíritu de Jezabel”, relató Bassette, quien recuerda su pasado reciente: “Me convertí en un objeto. No podía salir de mi casa sin mostrarme salvaje, con tacos altos o una camisa sugerente. Tenía que mostrarme todo el tiempo como un símbolo sexual”.

“Me gustaría que la gente sepa que Dios puede perdonar, no importa cómo sea tu pasado. Quiero que la gente vuelva a Cristo a través de sus relaciones y sus experiencias”, dice desde el púlpito de su capilla en Nueva York. “Mi pasado me hizo lo que soy hoy y Dios cambió mi vida completamente”, concluyó.