Fascinación. Ese es el sentimiento universal que, año tras año, provoca la alfombra roja de los Oscar en las miradas (y en la boca del estómago, pues su intensidad se mide sobre todo en las vísceras) de quienes la siguen.
Desde el primer instante en que la primera estrella de esta refulgente noche ha irrumpido en el campo de visión del mundo con el primer look de la gala, la magia ha empezado a hacer su trabajo. Su fascinante trabajo. El trabajo que posibilita que, al menos durante un rato, todo lo demás desaparezca; problemas incluidos.
Vestidos de cuento, joyas estratosféricas, accesorios únicos en su especie y, como aliada imprescindible, la belleza más inspiradora de la temporada, se han puesto de acuerdo sobre la red carpet para lograrlo. Como siempre, con más o menos acierto. Pero, por encima de todo y al margen del resultado final, envueltos en la emoción de estar ahí. En un lugar mejor. En la alfombra roja de los Premios Oscar 2016.
Pasarse al lado oscuro
Frente a la nostalgia por el glamour del Hollywood dorado de celebs como Margot Robbie, el color negro ha sido sin duda el tono mimado de la noche. Juliane Moore de Chanel, Jennifer Gardner de Atelier Versace, Kate Winslet, o Jennifer Lawrence de Dior Couture lo han escogido sin dudarlo.
