EE.UU. es el nuevo paraíso fiscal

Tras años persiguiendo a países por ayudar a los habitantes de Estados Unidos más ricos a esconder su dinero, este país está emergiendo como un paraíso fiscal para extranjeros. Esto es debido a la resistencia a las nuevas normas internacionales de divulgación de información.

Estados Unidos ha pasado a ser en centro de atención de las grandes fortunas. Los abogados londinenses hasta los trust suizos han visto la oportunidad y se han ofrecido a ayudar a las grandes fortunas a trasladar sus cuentas desde la Bahamas a las Islas Vírgenes Británicas a Estados como Nevada, Wyoming o Dakota del Sur.

Pero nadie piensa que los paraísos fiscales vayan a desaparecer de un día para otro. Los bancos suizos siguen guardan billones de dólares estadounidenses de clientes extranjeros. Tampoco que muy claro que punto los casi 100 países que han firmado los acuerdos sobre el intercambio de información de cuentas financieras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) respeten sus puntos.

Debemos de pensar que no hay nada ilegal en atraer el dinero de los clientes extranjeros para que lo depositen en Estados Unidos, garantizando a cambio su total confidencialidad. Pero, siempre y cuando esto no favorezca de manera intencional la evasión fiscal. En este sentido, Estados Unidos es uno de los pocos países del mundo donde los trusts promueven que se muevan fondos asegurando que los informaciones sobre los depósitos no serán divulgadas a las autoridades.

Duradas años, Suiza fue la capital mundial de los secretos de las entidades bancarias. Pero en estos momentos están cambiando las cosas. Más de 80 entidades, entre ellas las suizas UBS y Credit Suisse, tuvieron que pagar cerca de 5.000 millones de dólares de multas.

Para poner fin a estas prácticas, en el año 2010 el Gobierno de Estados Unidos aprobó la Ley FATCA que obligaba a las entidades financieras a notificar las cuentas de sus ciudadanos depositadas en el extranjero y que fija fuertes multas en caso de no cumplirse. En este sentido, la OCDE elaboró una normativa más severas para descubrir a los evasores fiscales. Desde hace un par de años, 97 países miembros de dicho organismo, con las excepciones de Bahréin, Nauru, Vanuatu y Estados Unidos, acordaron aumentar las medidas de control y transparencia para las cuentas bancarias depositadas en países diferentes al originario del depositante.

La situación actual representa una buena oportunidad de negocio para los operadores financieros. Mientras, las compañías no están perdiendo tiempo para aprovecharse de dicha situación. La decisión de Estados Unidos de no sumarse a los estándares de la OCDE representa un importante factor de crecimiento en el sector bancario del país.

Pero, el departamento del Tesoro en Estados Unidos está planteando estándares de control para las cuentas de personas extranjeras depositadas en el país similares a los de la OCDE. Estas propuestas, sin embargo, ya han fracasado por la oposición del Congreso controlado por los republicanos y los grupos de presión del sector financiero. La cuestión no solo tiene que ver con la evasión fiscal que ciudadanos extranjeros realizan en sus países de origen, sino también con la entrada de capitales en provienen de actividades no legales y que constituyen un intento de lavar su dinero.

Según información de la ONU, cada año entran en Estados Unidos al menos de 1.600 millones de dólares estadounidense con esta finalidad.

Las medidas que se toman para asegurar que las cuentas de los clientes estén adecuadamente declaradas son exigentes. El banco se puede adherir a las normas, los impuestos y los vínculos legales de cada situación donde opera.

Se puede tener en cuenta el ejemplo de un inversor chino que es residente en Hong Kong y de origen asiático, preocupado por las autoridades chinas pudieran llegar a conocer su fortuna. Colocando sus fondos en una sociedad de responsabilidad limitada en Nevada, a su vez de propiedad de fiduciario de Nevada, el efecto es evitar pagar impuestos en Estados Unidos.

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