El pesimismo se apoderó hoy de Washington, mientras el presidente de EE.UU., Barack Obama, y el Senado demócrata intentan que los republicanos acepten el domingo, 30 de diciembre, un acuerdo “in extremis” que evite que se desencadene el temido “abismo fiscal” con la llegada del nuevo año.
El presidente Obama, que hoy regresó de Hawai tras interrumpir prematuramente sus vacaciones, realizó llamadas a líderes demócratas y republicanos en la Cámara de Representantes y el Senado para que se alcance un pacto que evite un aumento de impuestos generalizado y la ejecución de duros recortes que devolvería a EE.UU. a la recesión.
El desaliento era patente hoy en la vuelta al trabajo del Senado, especialmente en el líder de la mayoría demócrata de la Cámara alta, Harry Reid, quien dijo que visto el calendario y el inmovilismo republicano todo apunta a que la primera economía mundial tiene un pie en el vacío del “abismo fiscal”.
“Parece que ahí (al abismo fiscal) es hacia donde nos dirigimos”, afirmó Reid al abrir una sesión en la que acusó a los líderes republicanos en el Senado y la Cámara de Representantes de no poner sobre la mesa un plan que pueda tranquilizar los ánimos de los estadounidenses, los mercados y de toda la economía global.
Según reveló el senador demócrata Dick Durbin, mañana, Obama tiene previsto reunirse personalmente con los líderes demócratas y republicanos de las dos Cámaras del Congreso, en un encuentro que podría ser clave para desbloquear unas negociaciones que podrían apurar hasta el último día del año.
El resultado de esa reunión sería clave para que el Senado envíe a la Cámara baja “in extremis” un acuerdo que pueda ser aceptado por ambas partes, aunque sea de mínimos.
La Cámara de Representantes se reunirá de manera extraordinaria el domingo, 30 de octubre, un día antes de Nochevieja y a tan solo 48 horas de que se desaten irremediablemente recortes y subidas de impuestos equivalentes a unos 600.000 millones de dólares que ninguno de los partidos desea.
Reid elevó el tono hoy contra el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, de tener a sus compañeros de filas “bajo una dictadura” para que se nieguen a aceptar un aumento de los impuestos a los ingresos más altos.
Boehner, que tiene las llaves de un acuerdo, dijo hoy en una teleconferencia con congresistas republicanos a la que tuvo acceso el semanario Politico, que están esperando una propuesta del Senado y que no aceptarán un plan que divida al partido republicano, en el que hay facciones que se oponen a cualquier subida de la presión fiscal a los más ricos.
Obama y los demócratas siguen exigiendo que se permita que caduquen las exenciones fiscales aprobadas durante la presidencia de George W. Bush para los ingresos superiores a los 250.000 dólares anuales y se mantengan solo para la clase media, mientras que los republicanos piden que continúen para todos.
Para Obama, un aumento de los ingresos fiscales es un complemento esencial a nuevos recortes que permitan reducir el déficit y poner a la deuda en el camino descendente en el largo plazo.
Reid acusó hoy a Boehner de preocuparse más de su futuro político como presidente de la Cámara de Representantes que en la salud económica del país.
La incertidumbre también está empezando a poner nervioso a Wall Street, que hasta el momento se ha mostrado confiado en que se alcance el consenso, y hoy el índice Dow Jones de Nueva York perdió un 0,14 por ciento al cierre.
Mientras tanto, los congresistas siguen culpándose unos a otros de una falta de acuerdo que elevaría los impuestos de manera generalizada y ejecutaría fuertes recortes, acordados en el verano de 2011 como medida de presión para que se elaborase una estrategia más a largo plazo.
El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dijo que aún hay tiempo de evitar una “totalmente evitable crisis económica”, pero aseguró que no van a “firmar un cheque en blanco para los demócratas, solamente porque nos encontremos al borde del precipicio”.