El Atlético reafirma su fortaleza

Una victoria en inferioridad numérica todo el segundo tiempo afianzó la impecable racha del Atlético de Madrid en sus partidos de Liga en el Vicente Calderón, en el que hoy añadió el decimocuarto triunfo seguido con un gol de penalti del colombiano Radamel Falcao, suficiente para ganar a un decepcionante Espanyol.

Tres días después de su eliminación europea, el equipo rojiblanco respondió de la mejor forma, con tres puntos más en la Liga en su reto de asegurar el billete para la Liga de Campeones, en otro duelo imponente de Diego Costa y que cerró la racha de seis partidos invicto del conjunto blanquiazul, hoy en una versión menor.

El Espanyol se presentaba como un equipo totalmente diferente a la primera vuelta. De aquel conjunto deprimido, que ocupaba la cola de la clasificación, había pasado a un bloque más compacto con el mexicano Javier Aguirre, pero sólo lo demostró media hora en el Vicente Calderón, en el que aguantó el 0-0 hasta el minuto 37.

Había sido una dificultad de inicio para el Atlético. Fue intenso el conjunto rojiblanco, la fórmula con la que se ha ganado la condición de temible en su campo este curso, cercó por momentos la portería contraria y la insistencia y los desmarques de Diego Costa abrieron vías en la defensa rival, pero faltó remate al principio.

Sin noticias arriba del Espanyol, con el peso del partido en los pies del Atlético, el encuentro caminaba sin apenas ocasiones, aunque todas en la portería visitante, cuando un toque de cabeza de Falcao habilitó a Diego Costa, frenado dentro del área en su carrera solitaria hacia el marco de Casilla por el mexicano Héctor Moreno.

Carlos Clos Gómez, el árbitro, decretó penalti y tarjeta amarilla ante las peticiones de roja por parte de los jugadores rojiblancos. Falcao no falló desde los once metros, con un lanzamiento junto al poste, inalcanzable para Kiko Casilla, y con su vigésimo sexto gol en esta campaña -21 en Liga-. Ha marcado en los tres últimos choques oficiales.

El partido ya tenía buena pinta para el Atlético hasta que Gabi vio la segunda amarilla al borde del descanso; una expulsión que revitalizó las opciones del Espanyol para la segunda mitad, 45 minutos en superioridad numérica, pero también con la obligación de ofrecer más recursos y ambición para pensar, al menos en el empate.

Ni propuso más ni le dejó el Atlético, que encaró el segundo tiempo con carácter, como si nada hubiera ocurrido antes del intermedio, preparado para lanzar el contragolpe con Falcao y Diego Costa ante un adversario todavía tímido en ataque, inofensivo y sin el atrevimiento necesario para discutir la victoria de los locales.

Todo lo que sucedió en ataque en los primeros minutos de la reanudación correspondió al conjunto rojiblanco, como una contra trenzada entre Falcao, Diego Costa y Tiago, un intento desde fuera del área del medio centro portugués o un córner cerrado de Koke, impulsos ofensivos de un Atlético que no descubría su inferioridad.

Todo lo contrario. Al galope a la contra con las carreras de Diego Costa, el equipo madrileño acumuló méritos sobre la portería de su rival, un Espanyol con cambios en sus filas, con las entradas de Martin Petrov y Longo, y que no dio el paso adelante hasta los últimos veinte minutos, cuando sí amagó cerca del área rojiblanca.

Demasiado tarde apretó el conjunto blanquiazul, doblegado con el gol de penalti en el primer tiempo de Falcao e incapaz de poner en verdaderos aprietos, salvo en alguna contada ocasión en los instantes finales, una nueva victoria del Atlético, ganador otra vez en casa, incluso con un hombre menos durante más de 45 minutos.