Olga Lucía Uscátegui, psicóloga de la Liga Central Contra la Epilepsia (LICCE), afirma que el autismo no es una enfermedad, es un modo de vida.
A pesar de los avances sobre el autismo, existe un alto desconocimiento de esta condición. No obstante, la integración social de las personas con autismo evidencia una efectiva terapia. En este orden, es importante entender que la inclusión no es solamente en el área educativa y laboral, como muchos creen, sino que también abarca lo recreativo.
La neuropediatra Olga Lucía Casasbuenas Alarcón, explica que para la inclusión de personas con autismo es necesario realizar una evaluación individual, puesto que el espectro autista varía en cada persona. Al respecto agrega: “al momento de compartir en sociedad o en multitudes hay que tratar de que no les toque hacer fila. A ellos les cuesta esperar su turno y, además, los desestabilizan el ruido, las luces y los estímulos multisensoriales”.
Olga Lucía Uscátegui, psicóloga de la Liga Central Contra la Epilepsia (LICCE), expresa que “es necesario la difusión y promoción de qué es la inclusión. Conocer la situación para que se den cuenta de que el autismo no es un enfermedad ni una patología, es un modo de vida, donde la sociedad es la que debe acoplarse”.
Inclusión en parques de diversiones
En ningún parque de Bogotá pueden existir restricciones para el ingreso de público en situación de discapacidad, pero sí hay lugares más adecuados y con una capacidad de diversión especial, seguridad y privilegios para niños con autismo.
El parque temático Kandu, es un centro de edu-entretenimiento, que les ofrece a los menores una experiencia lúdica, que proporciona diversión. “Los niños con autismo no cancelan la entrada al parque, realizan una reservación telefónica y al momento de llegar a la taquilla, 15 minutos antes del ingreso, se les coloca el brazalete para que entren puntualmente”, explica Lorena Díaz, líder de operaciones del Parque, quien agrega que “los requisitos para el ingreso es que los niños siempre vengan acompañados por un adulto. Los pabellones son abiertos al público para que puedan observar lo que sucede adentro y, en caso de que el niño no entienda alguna de las actividades del parque, el acompañante puede ingresar para explicarle y ayudarle”.
El Museo de los Niños es un lugar que permite aprender sobre ciencia, a través de experiencias que despiertan un pensamiento creativo y crítico transformando la realidad de los visitantes. “En el museo no hablamos de privilegios, digamos que hay unos valores claros en Colsubsidio, que es la entidad que administra el lugar, y uno de ellos es la equidad. Entonces, acá todos son tratados de la misma manera. Lo que está buscando el museo es tener personal capacitado y con las herramientas necesarias. Si viniera un niño con autismo al museo, se recibe como a cualquier persona”, manifiesta Laura Daza Páez, supervisora de medios audiovisuales del Museo.
Esther Calvache, psicóloga y funcionaria del área administrativa de la Secretaria Distrital de Salud, es madre de un niño con autismo. Sobre los protocolos en parques de diversiones manifiesta: “mi experiencia con Mundo Aventura es muy positiva. Allí los niños con discapacidad no pagan el ingreso a los diferentes juegos. Además, son evaluados por un médico para indicar a qué juegos pueden acceder. En cada atracción mecánica el personal les da prioridad a nuestros niños. Me parece un manejo adecuado”.
Calvache afirma que el tema de inclusión es algo muy complejo por el desconocimiento del trastorno en la sociedad, y aunque haya un avance en el tema, el país está muy atrasado. Para ella la inclusión, en el caso del autismo, no se da, y lo poco que se ha logrado ha sido con el esfuerzo particular de los padres.