El "Autobús de la paz" israelí

La guerra contra Hamas en Gaza no es una excepción a una regla básica de la sociedad israelí: todo se discute, se debate, todo está abierto a opiniones variadas. Si bien lo que se palpa en la calle, en los medios y en la opinión pública en general es un claro apoyo al operativo, hay también otras voces.

Algunas de ellas se expresaron el sábado por la noche en la ya emblemática Plaza Rabin de Tel Aviv, convertida hace tiempo en escenario de protestas a favor o en contra de temas claves en la sociedad israelí. Allí se hicieron presentes algunos miles de israelíes para pedir el fin de la guerra, mientras la policía formaba un muro separatorio con los manifestantes de derecha que consideraban que no es legítimo siquiera que se proteste contra la guerra mientras los soldados aún están en Gaza y los misiles continúan cayendo en Israel.

“Hemos venido a dar esperanza en un horizonte político a la ciudadanía israelí”, declaró el exdiputado del partido MERETZ Musi Raz, coordinador de varias organizaciones del así llamado “campo de la paz”. “Hemos venido a decir que la respuesta a los crímenes de guerra de Hamás no está en la guerra, que así no lo podremos solucionar, y la prueba está en que lo intentamos una y otra vez, y seguimos luchando”.

El mensaje de quienes exponen esta línea no pasa por excusar a Hamás y culpar al gobierno de Israel, (aunque no representa sus posturas políticas) sino sobre todo en recalcar que la guerra no será la solución.

Esto es también lo que intentaron hacer el viernes varios jóvenes israelíes que partieron de Jerusalén con el “autobús de la paz”, adornado simbólicamente con flores y carteles escritos en hebreo y árabe, en dirección a Sderot y otros poblados aledaños a la frontera con Gaza.

“Sentí la necesidad de hacer oír otra voz, que apoya a la paz”, explica a ‘El Confidencial’ Sarig Arnon, uno de los organizadores, un estudiante de Educación de 27 años que está convencido de que “el diálogo, y no la guerra, es la solución a los problemas”. “Es bueno que mucha gente sepa que hay aquí quienes creen en la paz, porque me parece que mucha gente tiene miedo de decirlo”.

Al planteársele preguntas que considera “políticas”, como si la guerra en curso fue impuesta a Israel por los misiles de Hamás o si podría haber sido evitada por Israel, responde: “No quiero entrar en eso… no sé qué hizo Israel o dejó de hacer para evitar esta guerra, pero tengo claro que todas las guerras son inhumanas”. Y está convencido de que se puede evitar la próxima, “incluso con Hamás”.

En conversaciones a Sarig, se le pregntó qué le diría a Hamás, si tuviera la oportunidad de hacerlo. “Que en Israel hay gente que está a favor de soluciones no bélicas, que quieren apoyar al pueblo palestino y a la población de Gaza, alentarlos a mejorar las condiciones en las que viven para que no haya odio sino florecimiento y cooperación”.

En la página de Facebook abierta por el proyecto “Autobús de la paz”, un usuario, de nombre árabe, acusó a Israel de “genocida”. Los responsables del sitio le sugirieron que se buscara otro marco para expresar sus opiniones, porque ellos tienen otro enfoque y buscan un estilo que consideran que ayudará a buscar una solución, sin entrar en acusaciones. Comentarios como el del rechazado en esa página parecen ser propios de una minoría en el seno de los israelíes judíos que discrepan con el operativo, aunque no entre los ciudadanos árabes de Israel, miles de los cuales han salido a manifestar airados por la situación.

Un fenómeno especialmente interesante es que entre quienes se oponen a la guerra hay también habitantes de la zona sur, especialmente de las localidades comunitarias aledañas a la frontera con Gaza, que hace años son blanco de los cohetes de Hamas y otros grupos radicales palestinos.