Miles de campesinos, afros, estudiantes y miembros de organizaciones sociales marcharon en Bogotá como cierre de la cumbre agraria que se realizó el pasado fin de semana en la capital. Una marcha que le envío un ultimátum al Presidente Santos sobre el cumplimiento de los acuerdos adquiridos por el gobierno nacional con el agro el año pasado.
Desde las 6 de la mañana empezaron a llegar a las inmediaciones del Coliseo Cubierto El Campín varios cientos de campesinos de 21 regiones que se encontraban en la Cumbre Agraria: Campesina, Étnica y Popular.
Al son de vallenatos y pasando totumas de chicha y compartiendo los alimentos, estos cientos de campesinos fueron el germen de lo que, pasado el mediodía de este 17 de marzo, fue un río humano que discurrió por la Carrera 30 hacia la Plaza de Bolívar. Más de 30 mil personas se dejaron sentir en la capital..
Paralelo a esto, en otros puntos de la capital se organizaban otras marchas que tenían el mismo destino y el mismo ánimo: decirle al gobierno nacional que los acuerdos con el agro aún no se han cumplido, según se concluyó en la Cumbre.
El destino final de la marcha fue la Plaza de Bolívar, que una vez más se llenó de ciudadanos que recorrieron la Carrera Séptima para visibilizar sus peticiones. Sin embargo, según el Gobierno Nacional los acuerdos se han ido cumpliendo. Esto último es desmentido por varios líderes, entre los que se encuentra Andrés Gil, vocero de la MIA (Mesa de Nacional Agropecuaria y Popular de Interlocución y Acuerdo). Para Gil hay hechos preocupantes como que el censo nacional agropecuario, con el que se podría empezar a aplicar el cumplimiento de los acuerdos, no identifica al campesino como un sujeto con derechos políticos. Esa visión, según Gil, hace que no se reconozca al campesino como algo más que un ocupante rural y alguien susceptible de producir.
En medio de las manifestaciones e intervenciones de los representantes de las 21 delegaciones, de otras tantas regiones del país el alcalde Gustavo Petro saludó a los marchantes y aprovechó la ocasión para manifestar su inconformidad por la decisión de la Procuraduría de destituirlo e inhabilitarlo. Petro hizo un llamado a los manifestantes para que consideren la realización de una Asamblea Nacional Constituyente, algo con lo que las organizaciones campesinas, afro y populares de base, concuerdan.
La intervención del alcalde logró darle un poco más de oxígeno a su resistencia en contra de la sanción desmesurada del procurador general. Además, el apoyo a su movimiento por una “Colombia Humana”, extensión de sus políticas de gobierno en Bogotá, encontró eco en un sector que tiene organización y poder de convocatoria más allá de la ciudad. El “No” a la revocatoria del alcalde se dejó oír en boca de los campesinos congregados en la Plaza de Bolívar. Para el líder campesino César Jerez, “el apoyo y saludo del alcalde a los campesinos no es más que un acto consecuente de quien pone al servicio de la ciudadanía la administración de la capital, un claro ejercicio de democracia y respeto por la ciudadanía”.
Jerez considera además que la Cumbre y la marcha de este lunes han sido un claro éxito de la organización campesina nacional. Uno de los grandes éxitos de la de la asamblea fue lograr articular la diferentes organizaciones sociales que fueron convocadas, en un gran pliego unitario para hacerle un llamado de atención urgente al Gobierno Nacional.
La posición del campesinado reunido en la cumbre exige que el Presidente Santos y su gabinete cumplan con la palabra empeñada y respeten los acuerdos firmados que no se han ejecutado. Además, le dan un plazo de un mes para que antes de la primera semana de mayo acojan las exigencias del campesinado colombiano o de lo contrario se llamarán a un segundo gran paro agrario nacional.
A pesar de que el presidente Santos en plena campaña de reelección no se arriesgaría a un desgaste mediático como el vivido durante el paro agrario del año anterior, su posición de asegurar que sí ha cumplido con los acuerdos y de reunirse con la SAC (Sociedad de Agricultores de Colombia) en el Pacto Agrario Nacional, mesa de trabajo que no tiene legitimidad alguna para los participantes de la Cumbre, hace pensar que está dispuesto a darse la pelea con los campesinos si estos llegan a cesar actividades en el mes de mayo.
Acerca de la SAC, Jerez fue enfático en asegurar que esta debe ser conciente de que hay que “hacer un acuerdo social y político por el campo colombiano. El país no puede ser latifundista, hay que hacer un ordenamiento territorial que reconozca las particularidades y necesidades del campesinado. Ellos pueden participar pero tienen que ser generosos, y tienen que darle cabida a la economía campesina y afro”.
Por el momento quedó demostrado que las organizaciones campesinas, afro y populares de base tienen un poder de convocatoria y movilización bastante alto, algo que puede poner en aprietos al Gobierno Nacional que se encuentra abocado a la campaña de reelección del Presidente Santos, y que estas reivindicaciones pueden ser usadas como botín político.
También quedó claro que estas movilizaciones pueden llegar a ser motivo de confuencia en la izquierda colombiana como se vio en la instalación de la Cumbre a la que asistieron conjuntamente el alcalde Petro y la candidata vicepresidencial por el Polo Democrático, Aída Abella; colectividad política que no le ha manifestado su apoyo al mandatario capitalino, gesto que podría suponer un acercamiento de la izquierda en tiempos de campaña presidencial.