El campo no puede seguir siendo la Cenicienta: SAC

Los agricultores colombianos aseguraron que los recursos que está ofreciendo el gobierno para conjurar los paros no serán suficientes para enderezar la economía rural que hoy es tratada como “La Cenicienta” del país y que de seguir perdiendo rentabilidad será caldo de cultivo de la ilegalidad.

Solicitaron al ejecutivo una política agropecuaria de estado que se construya entre el gobierno y el sector privado teniendo en cuenta que los mandatos duran ocho años mientras que el sector real se queda. Para los labriegos una política permanente para el campo garantiza crecimiento, sostenibilidad, productividad y competitividad. Para ello, comentan, hay que modificar la estructura del sector.

El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía López le dijo a Confidencial Colombia que lamentablemente hay una serie de contradicciones en el gobierno las cuales se acompañan de una falta de interrelación interministerial que preocupa por lo difícil que se torna.

“Colombia hace tratados de libre comercio con Estados Unidos, Canadá y Unión Europea, países exportadores netos. También con Centroamérica y Sur América, relativamente neutros hasta Alianza del Pacífico, pero oh sorpresa vienen Corea, Japón y China que son importadores, lo que obliga a estudiar las opciones de mercado en Asia-Pacífico para el agro colombiano. El lio es que hay varias inconsistencias que tienen que ver básicamente con competitividad”, declaró Mejía López.

Comentó que los problemas, todos, convergen equivocadamente en el ministerio de Agricultura pues hay inconvenientes con las vías, con el riego, drenaje y licencias ambientales, también con gente preparada y educada para trabajar en el campo, igual de importante es la seguridad que tampoco es del resorte de la cartera de Agricultura. Anotó que hay igualmente obligaciones del ministerio del Trabajo toda vez que el rural tiene una informalidad laboral cercana al 62 por ciento. “Esto demuestra que falta articulación y comunicación entre los ministros para explorar salidas y así llegar al desarrollo rural sobre la base de una política armónica en donde tengan cabida pequeños, medianos y grandes productores”.

La SAC considera que Colombia es un país privilegiado pues no en vano la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dice que en unos 38 años hay que aumentar la oferta de alimentos en un 70 por ciento para cubrir demandas de población. Según la Organización las tierras de Estados Unidos y Europa tienen tierras agrícolas usadas casi en un 97 por ciento. Asegura que Colombia es uno de los siete países privilegiados que puede aportar la mitad de la tierra con las otras naciones para producir alimentos. “Esto, dice la agremiación, muestra que Colombia tiene todas las oportunidades para producir la futura demanda de los alimentos.

“Infortunadamente llegamos a los simplismos como que tenemos 21 millones de hectáreas con vocación y hay cultivadas tan solo cinco. Algunos dicen que hay 14 o 17 millones de hectáreas sin utilizar, pero no precisan que esas tierras adolecen de infraestructura, de energía, no tiene servicios de educación o salud, no cuentan con vías y en fin no hay presencia estatal. El problema de Colombia no es de tierra sino de que hacer sobre la tierra”, aseveró el dirigente gremial.

Para el presidente de la SAC, en Colombia hay una inseguridad jurídica bien compleja que frena las inversiones en detrimento del desarrollo agroindustrial por lo que se busca una política coherente y consecuente con el sector agropecuario de cara al futuro.

Agregó que esa incertidumbre jurídica se refleja en las propiedades registradas en el certificado de libertad que al parecer el gobierno no lo está teniendo en cuenta lo cual es complicado porque un nacional no sabe si es dueño de su casa, de su finca o de apartamento. “Hay regiones totalmente abandonadas, sin inversión y eso muestra la diferencia que tenemos con otros países, es por eso que hay que observar los modelos internacionales y aplicarlos si son viables”.

Mejía acompañó al ex jefe negociador del TLC, Hernando José Gómez en el argumento que con el acuerdo comercial en vigor con Estados Unidos no están entrando productos del campo que lleven a una crisis rural. Dijo que hay preocupantes registros de contrabando de alimentos entre enero y agosto de 2013 entregados por la Policía Fiscal y Aduanera (POLFA) y que dan cuenta de 2.2 millones de toneladas de alimentos ingresados por un valor superior a los 5.000 millones de pesos.

Declaró que el efecto del contrabando ha sido nefasto así como la revaluación. El vocero gremial consideró que los TLC van a tener una influencia negativa, especialmente el acuerdo Asia-Pacífico que les quita una protección a productos como el arroz, la leche, la carne de cerdo, al aceite de palma, al maíz y al frijol. El azúcar, precisó, se salvó porque México lo excluyó y no porque Colombia tuviera una iniciativa al respecto.

“En estos paros yo he quedado sorprendido porque no he visto dando la cara al ministro de Comercio, Industria y Turismo porque todo lo que aducen los señores del paro es TLC y quién mejor que para hablar del tema que el titular de esa cartera. Ese Ministro es quien puede explicar cómo se haría una eventual revisión del TLC y porque, eso dejaría muy tranquilos a los campesinos”, apuntó.

El tema de los fertilizantes, dijo, que también es espinoso y complicado, es del resorte de esa cartera por intermedio del viceministerio de Industria, es decir de la misma casa.

Sobre si a Colombia se le fue la mano con los tratados de libre comercio, la SAC respondió que el país se quedó en la mitad, teniendo en cuenta que volver a una economía básica sería un error al ver que la oferta de alimentos será determinante en el futuro inmediato.

A criterio de los agricultores, los tratados comerciales no son buenos o malos, todo depende de cómo se negocien. En el de Estados Unidos aclaran y se sostienen como en 2006 que el pacto con Norteamérica es una ventana de oportunidades siempre y cuando el gobierno cumpla lo que prometió.

“Todavía sigo esperando las carreteras primarias secundarias y terciarias, los ferrocarriles, puertos y aeropuertos, los centros de investigación, las aduanas modernas, la navegabilidad en los ríos, los distritos de riego y todo lo que se le ofreció al país en una agenda interna que nunca se hizo. Esto es increíble, mientras aquí seguimos aguardando, los demás ya hacen uso de los tratados”, afirmó.

Desestimó los argumentos del jefe negociador del TLC sobre atrasos en el campo y falta de inversión porque en su concepción hay sectores agrícolas con valor agregado como el de palma y azúcar que incursionaron en biodiesel, alcohol carburante y energía. En banano hay que ver la productividad al igual que en las flores. “El problema está en la atomización de la agricultura en donde las pequeñas parcelas no han logrado llegar a las economías de escala y por eso se proponen modelos que permitan avanzar”.

Mejía manifestó que los paros, indiscutiblemente no son la salida a los problemas, sin embargo dijo que las manifestaciones de inconformismo dan para pensar y para tomar decisiones inteligentes y acertadas que le devuelvan el atractivo al campo. Rechazó las vías de hecho y sostuvo que por encima de todo está la institucionalidad y el respeto aun en medio de las divergencias.

“En Colombia tarde que temprano la gente necesitará un médico, quizás un abogado o un arquitecto, pero todos los días tres veces en esas 24 horas necesita un agricultor y lamentablemente los estamos acabando”, reflexionó el señor Mejía López.

Sin plata nada es viable

Lamentó que entidades como el ICA y Corpoica que requieren de un refuerzo económico para operar no lo podrán hacer porque infortunadamente el presupuesto del agro para 2014 fue reducido en 31 por ciento y el de inversión en 37.9 por ciento, situación que debe reconsiderarse porque el sector agropecuario no puede seguir siendo la Cenicienta del país. “Hubo peticiones del ministerio de Agricultura y del sector privado porque no se pueden hacer exigencias con recortes de presupuesto”.

Cuestionó la falta de diligencia para crear un ministerio de Desarrollo de Desarrollo Rural o como mínimo contar con un viceministro para dar inicio a soluciones integrales para el campo. “A la gente se le olvida que el agro y el sector rural genera el 20 por ciento del empleo colombiano, es decir más de cuatro millones de personas con ingreso. Tenemos también el siete por ciento del PIB, pero no nos dan verdadera importancia”.

Dentro de los razonamientos de los agricultores agremiados en la SAC está el que Colombia urge de rentabilidad económica, social y política que permita inversión y por consiguiente crecimiento para aumentar la oferta. Según Rafael Mejía, pese a que se haya disminuido la oferta en cultivos transitorios, aclarando que han aumentado los permanentes, en Colombia se están produciendo más de 30 millones de toneladas de alimentos al año, de ellos 85 por ciento son agrícolas y 15 por ciento pecuarios.

Alertó por los grandes inconvenientes que puede tener el país si no cuida el empleo rural a través de la rentabilidad en el campo pues un desdén del ejecutivo en ese frente llevará más campesinos a la pobreza, a los cultivos de coca y procesamiento de drogas, a la minería ilegal y a los grupos armados ilegales como guerrilla, paramilitares o BACRIM.

Todo lo anterior, afirmó, conducirá al desplazamiento por violencia física y por violencia económica. “El país tiene que entender que los cascos urbanos han ejercido una violencia económica contra el campesinado y por ello la situación del país es lamentable, es decir se disminuyen precios para tener mejores ingresos”.


Encuesta muy diciente

La encuesta sectorial agropecuaria que se hace desde hace 10 años, la cual responden 2.680 productores pequeños, medianos y grandes en todos los pisos térmicos en 25 departamentos dice en su último sondeo que el valor ha crecido en promedio en 2.5 por ciento, las áreas sembradas en 2.5 por ciento también, la producción agrícola creció, según la averiguación, en 2.7 por ciento y la pecuaria en 3.5 por ciento. Por su parte las exportaciones crecieron 7.1 por ciento en valor y 2.2 por ciento en volumen. El producto importado creció 27 por ciento en valor y en volumen cuatro por ciento.

Los agricultores colombianos aseguraron que los precios de venta son el factor más desfavorable en la producción agropecuaria toda vez que este factor creció 11 puntos porcentuales. Hace un año el 31 por ciento de productores consultados afirmaron que este era su problema, hoy la respuesta subió al 42 por ciento.

En segundo lugar el precio de los insumos sigue siendo el factor más desfavorable dentro de los costos totales, hay un porcentaje del 80 por ciento de este subconjunto, o sea que se ha mantenido en un 26 por ciento, pero sigue siendo un factor determinante.

Al analizar la situación económica en general el gremio encuentra que en los últimos cinco años el 43 por ciento de encuestados desmejoró su situación económica. Hace 12 meses el 27 por ciento opinó con pesimismo.

“Cuando se observan precios bajos, costos de producción altos, especialmente por insumos costosos, y una percepción de mala situación económica se puede concluir porque el país está como está”, concluyó Mejía.